Por Lucha Internacionalista, sección del Estado español de la UIT-CI
Entrevista publicada en el Suplemento de Lucha Internacionalista 180
Yuri Samoilov, dirigente local de Kriviy Rih del Sindicato Independiente de Mineros de Ucrania, responde a las preguntas de Lucha Internacionalista en una videollamada realizada el 1 de junio.
“Luchamos en el frente contra la invasión y a la vez contra las reformas antiobreras de Zelensky”
LI.- ¿Cuál es la situación en Kryvyi Rih?
YS.- Krivi Rih está muy cerca del frente. Es una ciudad geográficamente muy alargada: de sur a norte tiene 120 km. Los obreros que viven en el sur están a sólo 40 km de los combates y cada día escuchan los bombadeos. Cada día hay alarmas antiaéreas, pero hemos llegado a acostumbrarnos después de tres meses de guerra. Aunque desde la destrucción de una gran fábrica hace unos días ha vuelto el miedo. Casi todas las fábricas continúan trabajando, aunque no sea al 100%. En la ciudad hay unos 100.000 refugiados, la mayoría de Maríupol. Siguen llegando tantos como los que deciden marcharse. Desde el punto de vista político la situación es interesante, porque la administración civil de la ciudad está gobernada por el partido antes pro-ruso, la Plataforma Opositora por la Vida (el partido de Yanukovich), que se enfrenta totalmente a la invasión. Desde el punto de vista humanitario, hay comida, hay material médico, pero faltan algunas cosas. La situación no es crítica, la gente tiene techo, pero cada vez hay más refugiados pidiendo ayuda en la calle.
LI.- ¿Qué está haciendo el sindicato minero? ¿Qué está haciendo el sindicato minero
YS.- Un millar de miembros del sindicato han sido movilizados en el ejército o la Defensa Territorial y el sindicato tomó la decisión de apoyarles. Ahora no hay diferencia entre el ejército regular y la Defensa Territorial, todos están en el frente: mi nieto está en una de estas unidades: el ejército ruso les está bombardeando con misiles GRAD. Apoyarles es la primera tarea. La segunda es luchar contra todas las reformas antiobreras que el gobierno trata de imponer en plena guerra. Estamos tratando de frenar estos ataques del capital junto a Movimiento Social y otras organizaciones de la izquierda y sindicales. La dificultad ahora es que todos los dirigentes sindicales han sido movilizados: en mi caso no, porque tengo 66 años. Ahora las mujeres han tomado el relevo en la dirección del sindicato, y están impulsando la ayuda humanitaria: en las fábricas Metinwest y Arcelor Metal, que son muy grandes, se han organizado centros de acogida de refugiados y nosotros llevamos allí la comida. También colaboramos con la gente que vive cerca de la Kherson, que está bajo ocupación rusa: los activistas locales de allí vienen a Kryvyi Rih y les ayudamos con lo que podemos: comida, generadores… En nuestra red sindical hay también sindicatos del sector sanitario y a través de los cuales apoyamos a los hospitales.
LI.-¿Cuál es la situación de este millar de compañeros que están en el frente?
YS.- La primera dificultad es que no tuvieron suficiente formación antes de ser enviados al frente. Han tenido que aprender muy rápido, faltan instructores. Los portavoces del ejército aseguran que están equipados, pero nosotros, desde la base, sabemos que faltan muchas cosas: ropa, botas… También cuando hay situaciones conflictivas con los mandos, nuestros compañeros tratan de protestar. Reciben el apoyo jurídico por parte de algunos abogados voluntarios: ahora necesitamos profesionalizar esta ayuda, porque hay mucho trabajo.
LI.- ¿Cómo ve al gobierno de Zelensky?
YS.- Zelensky nació en Krivyi Rih y le conozco personalmente, también a su padre y a su madre. Como todos los presidentes, si se enfrenta a los obreros tendrá problemas. Ya ocurrió en 2020, cuando organizamos una huelga minera: estuvimos encerrados bajo tierra en la mina 46 días y el gobierno se enfrentó a los mineros y la fiscalía abrió varios casos penales. Por eso ganó las elecciones municipales el partido opositor. Justamente estos días el Tribunal Supremo nos ha dado la razón en aquella huelga.
LI.- Ahora enfrentan ahora una ola de despidos
YS.- Sí. porque en marzo la Rada [parlamento] ucraniana adoptó una ley antiobrera, que establece que todos los refugiados que se han marchado por la guerra tienen suspendidas sus relaciones laborales. Y la ley no explica cómo se puede recuperar el puesto de trabajo. Y los oligarcas y las multinacionales ahora han decretado que todos los refugiados tienen que reincorporarse al trabajo el 1 de junio. Mucha gente ha vuelto, otros no han podido y han perdido sus puestos y otros han regresado, pero no les han permitido reincorporarse.
LI.- ¿Cuál es su mensaje para los sindicatos en el resto de Europa?
YS.- Cuando empezó la guerra, el mundo descubrió Ucrania. Los nombres de nuestras ciudades aparecen en las noticias, también el de Kryvyi Rih. Hay un interés por nosotros, pero con esto no es suficiente. Necesitamos solidaridad, y solidaridad concreta, no con toda Ucrania, sino con los obreros. Y no con los obreros en abstracto. Somos el único sindicato realmente de izquierdas y creo que la gente de izquierdas tenemos que apoyarnos los nos a los otros. Necesitamos un apoyo directo de nuestros compañeros en Europa. Si alguien tiene dudas, tiene preguntas, nos puede contactar directamente. Tenemos que ampliar estas relaciones. Al conocer más sindicalistas en Europa hemos descubierto que falta conocimiento sobre Ucrania. Por eso la imagen de la sociedad ucraniana puede ser muy distinta a la realidad. Por desgracia hay gente que cree que todo lo que dicen en las televisiones europeas es mentira y lo que dicen las fuerzas pro-rusas, por defecto, es verdad. Y no es así, la sociedad ucraniana es mucho más compleja. Yo soy étnicamente búlgaro, de un pequeño pueblo. En mi pueblo ya han muerto varios búlgaros por la libertad de Ucrania. Y también por la libertad de Ucrania ahora se sacrifican no sólo los nacionalistas: los búlgaros, los rumanos, los judíos, y los rusos, que son también ciudadanos de este país. Es una lucha que tiene un carácter popular.