Por Miguel Lamas, dirigente de la UIT-CI
12/7/2022. Sri Lanka es hoy el punto más agudo de la crisis capitalista mundial. El 9 de julio una gigantesca manifestación, con centenares de miles de personas que llegaron desde todo el país, tomó la casa presidencial, otros miles incendiaron la casa del primer ministro. Ambos habían escapado y están escondidos en alguna base militar. Pocas horas después el presidente Gotabaya Rajapaksa y su primer ministro anunciaban su renuncia para esta semana.
La enorme multitud llegó a la capital, Colombo, convocada por los sindicatos. Muchos y muchas vinieron en marchas a pie varios días, porque casi no hay transportes ni combustibles en la isla.
La gran rebelión popular ya lleva más de 3 meses, con huelgas generales y manifestaciones masivas, se inició el 31 de marzo, convocada por los sindicatos de trabajadores, organizaciones campesinas y estudiantiles, ante el desastre económico que vive el pueblo trabajador.
La crisis capitalista internacional encareció los alimentos y el combustible, la deuda externa con China, Europa y Estados Unidos se hizo impagable, y los capitalistas se llevan sus dólares fuera del país, el Estado quedó sin divisas (un camino conocido en Argentina…). Y en últimos meses no tiene ni para comprar combustibles ni otros productos de importación. Dejaron de funcionar transportes públicos, no se vende nafta, se corta la electricidad y el gas, no hay medicamentos básicos. Muchos trabajadores fueron despedidos o suspendidos sin salario.
Sri Lanka es una isla, del tamaño de la provincia de Formosa, ubicada al sur de la India, con 22 millones de habitantes. Además de sus tradicionales exportaciones agrarias de te, coco, aceite de coco y arroz, se convirtió en últimos 20 años, como otros países asiáticos, en un gran exportador de textiles, con empresas asociadas a las multinacionales, con mano de obra baratísima. Hoy le llaman “la fábrica mundial de corpiños”. Antes de la actual crisis e inflación aguda (similar a la argentina) y devaluación de la rupia (moneda local), las obreras y obreros textiles (350.000) ganaban 62 dólares mensuales, ahora aún menos.
Según la Constitución esta semana el Parlamento debería nombrar a un nuevo presidente interino.
Dirigentes anunciaron que no se irán de la casa de gobierno hasta que Rajapaksa salga del poder. Otros afirmaron que no sólo exigen que se vayan actuales gobernantes, sino que es necesario un cambio total del sistema político y otro plan económico que proteja al pueblo. Desde la UIT-CI saludamos esta gran rebelión popular. Consideramos que sólo un gobierno de los sindicatos de trabajadores y organizaciones campesinas y populares, que han encabezado la rebelión, podrá tomar las medidas económicas de fondo que salven al pueblo de este desastre capitalista.