24/04/2012
Los 35.000 médicos y trabajadores de salud pública ya llevan 20 días de huelga, con 4.000 en huelgas de hambre, contra el aumento de su jornada de trabajo de 6 a 8 horas sin aumentarles el salario y negándose el gobierno a incluirlos en la ley de trabajo. Los estudiantes de medicina y enfermería apoyan a los huelguistas. Los maestros iniciaron huelgas por el aumento salarial, desbordando a la burocracia nacional que había firmado un acuerdo con el gobierno. La COB (Central Obrera Boliviana) está realizando una huelga general de 48 horas (martes y miércoles) por salario, con grandes movilizaciones callejeras. Bolivia y Haití rigen los sueldos más bajos de Latinoamérica (salario mínimo 115 dólares).
La huelga general de la COB fue con importantes movilizaciones de trabajadores y estudiantes en las principales ciudades. En La Paz los combativos estudiantes de medicina de la UPEA (Universidad Pública de El Alto) chocaron con la policía que intentaba desalojarlos de la Plaza del Estudiante porque está frente al ministerio de Salud, repudiado por estudiantes y trabajadores de salud. También los mineros se enfrentaron a la policía que negó su ingreso a la Plaza Murillo (plaza principal frente al Palacio Quemado, casa de gobierno).
Más de la mitad de la población es pobre y la mitad de los trabajadores asalariados son «en negro». El gobierno «del cambio» no ha cambiado esta realidad social de Bolivia. Un país condenado desde la colonización española al extractivismo, a la exportación de minerales y otras riquezas naturales extraídas con mano de obra barata, sostenida por un campesinado pobrísimo productor de alimentos. Ahora también con agroindustrias produciendo soya para la exportación. El propio Estado contrata a trabajadores como «consultores», por sueldos míseros y negándoles los derechos laborales ya que la ley de trabajo no les corresponde.
Y el 25 de abril comenzó la novena marcha indígena en defensa del Tipnis (parque nacional y territorio indígena) por el cual el gobierno pretende construir una carretera en beneficio de transnacionales (un 30% del Tipnis está concesionado a petroleras Petrobras, Total y Repsol). Los marchistas llegarán caminando a fin de mayo a La Paz. El año pasado, el gobierno ordenó reprimir por la policía con apaleamiento, gasificación y secuestro de los marchistas, a la Octava marcha. Pero la firmeza indígena y el apoyo popular lograron liberar a los indígenas y que la marcha entrara triunfalmente en La Paz, recibida masivamente por el pueblo. Ahí se logró una ley que prohíbe una carretera por el Tipnis. Pero el gobierno ahora quiere anular la ley.
El gobierno con una política cada vez más neoliberal y antipopular trata de contestar a las luchas con ataques de matones masistas a los huelguistas, declarando ilegales las huelgas, con despidos de huelguistas y una permanente campaña acusando a los trabajadores de no querer trabajar y a los indígenas de «derechistas» o de «proimperialistas».
El vicepresidente Alvaro García Linera llegó a decir en estos días que «los fabriles y gremiales (vendedores callejeros) trabajan de 10 a 14 horas diarias» y «los países se hacen ricos trabajando». Haciendo así una apología de los patrones que no cumplen las leyes laborales y superexplotan a los obreros en las fábricas, aprovechando la desocupación e informalidad laboral. De paso niega la historia y el presente del colonialismo e imperialismo, en Bolivia, adonde 8 millones de indígenas murieron en las entrañas del cerro Rico de Potosí extrayendo plata para que se hiciera rica Europa capitalista.
Intenta de esa forma también apoyarse en sectores campesinos y de desocupados contra las huelgas, diciendo a los huelguistas que «si no quieren trabajar que se vayan a sus casas, que habrá otros para reemplazarlos». Además está utilizando a médicos cubanos y bolivianos graduados en Cuba, para intentar romper la huelga médica (sin mayor éxito hasta ahora).
Una muestra cabal del profundo giro a la derecha proimperialista del gobierno de Evo Morales se vió recientemente ante la expropiación de Repsol en Argentina. La declaración de Evo fue de solidaridad con Repsol. Dijo que «En Bolivia no tenemos ningún problema con Repsol, al contrario, le tenemos mucha confianza a esa empresa que cumple con las leyes bolivianas». Cabe destacar que Repsol hace en Bolivia lo mismo que hizo en Argentina, «secar» los pozos ya descubiertos por la antigua empresa estatal para maximizar su ganancia invirtiendo poco y nada. Y además junto a Petrobrás, resolvieron no producir gasolina, que Bolivia (que antiguamente en tiempos de la empresa estatal se autoabastecía) tenga que importar gasolina por 800 millones de dólares. El gobierno acaba de anunciar un «premio» de 30 dólares por barril a las transnacionales si producen petróleo crudo.
Desde La Protesta, organización de la UIT-CI, se propone la unidad de las luchas y que la COB encabece esa unidad junto a las organizaciones indígenas, para imponer los reclamos obreros, populares e indígenas.