Por Prensa UIT-CI
3/10/2022. A continuación reproducimos comunicado de la agrupación de la izquierda crítica cubana “Comunistas”, en el cual fijan posición sobre las protestas que se vienen desarrollando en ese país, desde el pasado jueves 29 de septiembre.
Las protestas que comenzaron en Cuba el 29 de septiembre parecen el principio del fin. Los resultados del referéndum sobre el Código de Familia realizado el domingo 25 de septiembre evidenciaron el pobre apoyo política con que cuenta el gobierno cubano. De los 8 millones 447 467 votantes, solo 3 millones 950 288 apoyaron la propuesta oficial. Si se aprobó el Código de Familia fue porque 2 millones 195 681 personas no acudieron a votar, recibiendo el NO 1 millón 959 097 dieron el voto negativo. Ese referéndum no puede entenderse en los términos cerrados de los derechos de la comunidad LGTBIQ. La participación en las elecciones nunca había caído por debajo del 86% y el apoyo al gobierno nunca había caído por debajo del 90%.
Esta vez, la propuesta del gobierno no recibió ni la mitad de los votos en las urnas. Al término de las jornadas electorales, el gobierno cubano percibió una participación tan escasa que decidió ingenuamente ampliar el horario de votaciones bajo la excusa de las fuertes lluvias. En la mayoría de las provincias elegidas para extender el proceso electoral no había llovido en todo el día. Por diferentes motivos más de 4 millones de cubanas y cubanos han dejado de ser incondicionales del gobierno. A esto se le debe agregar que muchos opositores o personas críticas con el gobierno dieron el voto SÍ porque desean la consagración de los derechos de la comunidad LGBTQ+ y ni de lejos porque apoyen al gobierno cubano.
Las protestas populares solo han hecho evidenciar el resultado de las urnas: el gobierno cuenta con escaso apoyo. Mientras las cifras del referendo eran anunciadas el 26 de septiembre, el ciclón Ian destrozaba la provincia occidental de Pinar del Río. Al día siguiente, el obsoleto sistema energético nacional colapsó dejando a toda Cuba por completo a oscuras.
Más de 30 horas sin corriente eléctrica fueron el detonante para protestas que han tenido la peculiaridad del corte de rutas y centradas principalmente en La Habana. Los cortes de electricidad provocados por los fallos en las termoeléctricas habían llegado a su punto cumbre. Si las termoeléctricas colapsan no es solo culpa del bloqueo yanki sino también por la desatención del gobierno cubano que destinó la mayor parte del presupuesto al turismo.
Si inicialmente en julio y agosto pasado tuvieron lugar protestas aisladas en pequeñas localidades de Cuba como Los Palacios, tras la represión en el municipio de Nuevitas las manifestaciones parecían haberse detenido. Sin embargo, lo que continuó fueron los largos apagones en las provincias del interior cubano. La soberbia del gobierno cubano hizo que ni siquiera tuviera el oportunismo político de limitar los cortes de electricidad la semana antes del referendo.
Tras el largo apagón que atravesó el 27 y 28 de septiembre, las protestas se iniciaron el día 29. Estas, si inicialmente no tuvieron la masividad del 11 de julio, se han concentrado en la capital cubana de manera constante y con la peculiaridad del corte de rutas.
El mismo 29 de septiembre volvió a tener lugar un acontecimiento similar al de San Antonio de los Baños el 11 de julio de 2021: cuando el presidente cubano intentó hablar con la población de Batabanó parte de los residentes lo recibieron con abucheos. El 11 de julio Díaz-Canel había intentado controlar las manifestaciones con su presencia. Ahora, en la localidad de Batabanó había intentado dar infértiles explicaciones. El mandatario decidió retirarse antes de sufrir la vergüenza de ser recibido con botellas plásticas lanzadas contra él como sucedió el 11 de julio en San Antonio de los Baños.
Lo impresionante es que las protestas hayan tomado fuerza en La Habana, provincia que no había sido tan maltratada como el resto del país donde se vivían cortes diarios de electricidad. El descontento acumulado provocó que 30 horas sin electricidad fueran la chispa para las protestas.
Desde el 29 de septiembre los focos de protestas van en ascenso y las acciones aumentan su envergadura. Los cortes de rutas son protagonizados principalmente por mujeres que se atreven a dar la cara haciendo cordones humanos.
Cuando el 29 de septiembre en las intercepciones de las calles Calzada de Bejucal y Martí, Arroyo Naranjo, un camión de la policía intentó romper el corte de ruta, decenas de personas se unieron a quienes insistieron y mantuvieron el corte de rutas.
La noche del 30 de septiembre las manifestaciones alcanzaron la céntrica avenida de 31, en el municipio Playa. La noche del 1 de octubre grupos de manifestantes interrumpieron el tráfico en la también céntrica avenida Línea, El Vedado. En ninguno de estos lugares hubo protestas el 11 de julio.
Las protestas se detienen y regresan. Cientos de manifestantes protestan en un municipio habanero y cuando parece terminar comienza otra manifestación en otro punto de la capital. Los dirigentes, sin respaldo popular, cuando intentan hablar con los manifestantes son recibidos a gritos. Las explicaciones que dan los burócratas son las mismas que los afectados por los apagones llevan oyendo durante meses, en una crisis económica que ya supera un año y solo se agrava. Los afectados del ciclón Ian no han dejado que los representantes del Partido Comunista hablen.
La desconexión del gobierno con las necesidades de la clase trabajadora es tan grande que mientras en El Vedado estallaban nuevas protestas, en la cuenta oficial de Twitter de la presidencia era anunciado que el gobierno financiará “el 50% de los precios de los materiales de construcción, tanques [de agua] y colchones que se vendan a la población damnificada por el huracán [Ian]”. La crisis económica, la necesidad, la inflación, el desabastecimiento de comida hace que la mayoría de los damnificados no podrán pagar siquiera el 50% de los materiales.
Nadie sabe qué puede suceder. Quizá las protestas terminen por sí solas, pero el hecho mismo de no ser reprimidas -más allá de la constante demostración de fuerzas y los prolongados cortes de internet en las noches del 29 y 30 de septiembre- ha provocado que se extiendan y sostengan cada vez más en La Habana. Si el gobierno intenta reprimirlas habrá lanzado un fósforo en un mar de petróleo.
La clase trabajadora ha demostrado cada vez más que es ella quien decide cuándo empezar las protestas. Aunque en Cuba la clase trabajadora se encuentra sin organizaciones revolucionarias que encabecen las protestas, su mismo espíritu de clase hacen que salgan a las calles. Nada de esto debiera asombrar a los burócratas, pero sus rostros en las burdas explicaciones a la prensa o a los manifestantes habla de que no saben cómo manejar la situación y de cuán asombrados están de que el pueblo no los adore como héroes de culto.
Ya en la noche del 1 de octubre, los manifestantes habían llegado al punto de impedir el paso de un tren. Durante el mismo día habían sido bloqueadas parte de las importantes avenidas Calzada del Cerro y Boyeros, al mismo tiempo habían cerrado importantes vías de acceso a la capital cubana. La noche del 30 de septiembre, los manifestantes habían bloqueado el tránsito en la Avenida Línea. Entre la noche del 1 de octubre y la mañana del 2 se registraron protestas en varias zonas periféricas de la capital, incluso con llantas quemadas. Desde el día 29 había cierres de carreteras en distintos puntos de La Habana.
Con excepción del 11 de julio, el gobierno cubano nunca había sido desafiado con tanta fuerza ni experimentado bloqueos de carreteras; mucho menos tan constantemente: ya van tres jornadas de crecientes protestas. Las protestas han llegado a la capital y allí crecen.
Al momento de escribir este comunicado, cientos de jóvenes soldados están siendo traídos para reprimir a los manifestantes.
Si el gobierno cubano sigue dando explicaciones ineptas; si continúan sin solucionarse problemas elementales; si reprimen las protestas; si no hacen ningún cambio convincente, la burocracia cubana puede caer. Ya hoy pareciera imposible de controlar los continuos cortes de ruta que cobran fuerza y cierran cada vez más vías muy importantes en La Habana. Ya pareciera imposible de detener y saber en qué barrio hoy estallará una nueva protesta.
Sin organización revolucionaria no hay revolución y pudiera suceder entonces que de una manera u otra la burocracia cubana termine controlando las protestas o que caiga el gobierno y solo se regrese al viejo capitalismo donde se impondrá una dictadura neoliberal y anticomunista.
Los cortes de ruta deben seguir, las protestas deben continuar; pero durante y después de ellas, sus protagonistas, o sea los sectores humildes de la clase trabajadora cubana debieran organizarse para tener una propuesta sólida que sea la contrapartida no solo al gobierno, sino también a la derecha que intenta capitalizar el descontento.
Solo la clase trabajadora puede salvar a la clase trabajadora. Solo en la construcción del socialismo está el camino hacia la libertad y solo en el Comunismo desaparecerán todo tipo de represión: ni Estado y por tanto sin clases sociales. Si en estos momentos de crisis la clase trabajadora cubana olvida esto, se impondrá la propuesta capitalista; ya sea de mano de la burocracia ya sea de mano de la oposición derechista.
Nadie sabe qué puede pasar en Cuba esta semana.
¡Viva la clase trabajadora cubana!
¡Abajo todo tipo de capitalismo!
¡Hacia el Comunismo!
En algún lugar de la Cuba rebelde
Temprano en la mañana del domingo 2 de octubre de 2022
Comunistas