Por Miguel Lamas, dirigente de la UIT-CI
12/7/2023. El asesinato del joven Nahel M de 17 años, por un disparo de la policía el 27 de junio, provocó grandes protestas en toda Francia que ya llevan dos semanas. Estas protestas muestran el descontento contra la violencia policial racista y contra los jóvenes, que no fue un caso aislado, así como el descontento general del pueblo trabajador ante un Estado capitalista que destruye sus derechos y reprime las protestas.
El estallido de indignación que ya lleva dos semanas, se originó por este asesinato policial del joven Nahel, ocurrido en Nanterre en las afueras de París, que trabajaba de repartidor, por no haber acatado una orden policial de detener su automóvil en un control de tráfico. Los días subsiguientes hubo grandes marchas, la primera convocada por la madre de Nahel, ella misma con una pancarta que decía «La policía mata».
La madre de Nahel, y su padre ausente, son de origen argelino, aunque Nahel nació en Francia. Y esto es una característica de millones de trabajadores y trabajadoras de los barrios más pobres, ser nacidos o hijos de argelinos o africanos de otras ex colonias francesas que migraron a Francia para sobrevivir, después que sus países fueron saqueado por el imperialismo francés, y ahora son mano de obra barata y precarizada. Y la policía ejerce normalmente la violencia racista contra ellos. Siempre los considera “sospechosos”. En el caso de Nahel su único delito fue desobedecer lo orden policial, probablemente porque sabía que generalmente los detienen sin causa. Casos así de asesinatos policiales hubo centenares en últimos años.
Los violentos enfrentamientos entre los que denunciaban a la policía y la represión policial, protagonizados por muy jóvenes, muchos de ellos adolescentes, dejaron en la primera semana, según el ministerio del Interior, 3.200 detenidos, más de 700 agentes heridos, 250 comisarías y policías atacados, unos 5.000 vehículos incendiados, 10.000 contenedores de basura quemados y casi 1.000 edificios dañados. Miles de jóvenes fueron detenidos y centenares procesados e incluso ya hay decenas de condenados.
La crisis francesa
Recordemos que Francia ha sido uno de los puntos más sobresalientes de la lucha de clases mundial y europea, con sus gigantescas movilizaciones y huelga contra la reforma jubilatoria del presidente Macron. Lucha que duró varios meses a comienzos de año y tuvo la característica de ser centralmente de la clase trabajadora, pero con activa participación de otros sectores sociales, en particular la juventud estudiantil. Y también hubo represión y graves enfrentamientos con la policía.
Aunque en las actuales movilizaciones los protagonistas son muy jóvenes de los sectores más pobres, tienen relación con las anteriores ya que expresan el profundo descontento y rebeldía del pueblo trabajador fuertemente afectado por la crisis económica capitalista. Los jóvenes hijos e hijas de la clase trabajadora, ven a sus abuelos perjudicados en las jubilaciones, a sus padres muchas veces con trabajos precarios, y ellos mismos se sienten condenados a la marginalidad social, a no tener trabajos estables y a ser reprimidos por la policía incluso sin causa. Además los que sí tienen trabajo enfrentan el aumento del costo de la vida, sin aumentos salariales.
La burocracia sindical, que desgastó y frenó las movilizaciones de principios de año contra la reforma jubilatoria, impidiendo un objetivo para derrotar la reforma o echar al gobierno de Macron, ahora no dice casi nada.
La represión
El gobierno de Macron, con apoyo de sectores de ultraderecha y el poder judicial, están utilizando duras medidas represivas. En tiempo récord centenares de jóvenes fueron condenados de 4 a 18 meses de cárcel sin pruebas de delitos, por tener el rostro cubierto, o por haber estado cerca de zonas de saqueos. Muchos de los acusados llegan al tribunal con heridas y moretones visibles, después de haber sido golpeados por la policía.
Por su parte, dos sindicatos de policía, entre ellos el mayoritario Alliance, controlados por la ultraderecha, llamaron en un comunicado al «combate» contra las «hordas salvajes» que protagonizan los disturbios. También hubo manifestaciones de grupos neofascistas, bajo la mirada cómplice policial, que atacaron a los jóvenes manifestantes al grito de “Francia para los franceses”, expresando el desprecio a inmigrantes y sus hijos, incluso desconociendo la nacionalidad francesa de esos jóvenes.
Esta violencia policial contra el pueblo pobre y racista no es nueva. Se dio contra el movimiento de los “chalecos amarillos” en el 2018. En junio del 2022 hubo grandes movilizaciones juveniles contra la violencia policial y el racismo del Estado.
Por una alternativa de lucha del pueblo trabajador
La rebelión de los jóvenes más pobres es muy profunda y plantea nuevamente, como se planteó hace pocos meses con la gran lucha por las jubilaciones, la crisis del régimen y el sistema capitalista y la necesidad de echar a Macron y discutir la perspectiva de un gobierno del pueblo trabajador desde sus organizaciones de base.
En ese camino hoy es fundamental unificar la lucha de los trabajadores, trabajadoras y jóvenes, exigir a las centrales obreras y a la Intersindical (que agrupa a las centrales Obreras) salir nuevamente a enfrentar al gobierno de Macron, cada vez más a la derecha, con un programa unificado, que incluya la exigencia de justicia para Nahel, liberación y amnistía para los presos por las protestas, servicios públicos para los barrios populares y los reclamos de la clase trabajadora, contra la ley de jubilaciones de Macron, por aumentos salariales acordes a la inflación.
En un reciente comunicado la Red por la Huelga General (formada desde sectores de base de varias centrales sindicales durante las luchas de comienzos de año) expresó: “La Red por la Huelga General rechaza la lógica de que los sindicatos solo deben preocuparse por las jubilaciones y los salarios, y no por lo que les ocurre a los jóvenes y a los trabajadores en los barrios donde vivimos. Para exigir justicia y verdad para Nahel y todos los heridos, mutilados y asesinados por la policía, en los barrios y en las manifestaciones, debemos utilizar toda nuestra fuerza y nuestros medios de acción más fuertes, en particular la huelga”.