Por Diego Martínez – (Izquierda Socialista – Argentina) – Julio 2011
Debates en la izquierda argentina
El VI Congreso del PC cubano ha ratificado los cambios en curso y medidas de ajuste tales como despidos, altos impuestos al cuentapropismo y fin de la tradicional cartilla de racionamiento. Estos hechos reavivan los debates existentes en el seno de la Izquierda Latinoamericana y Mundial.
Se hicieron eco de este debate voceros habituales del castrismo, como Atilio Borón, quienes amparados en una supuesta «Actualización anti-estatal del modelo socialista», salieron a defender a capa y espada las inversiones extranjeras, las empresas mixtas y la profundización del mercado capitalista en la isla, que ahora permite la transacción de inmuebles, la venta de automóviles y el libre envío de remesas. Desde la extraña óptica «socialista» de Borón, estas medidas claramente restauracionistas, vendrían a «mejorar» el régimen social cubano, demostrando que en Cuba «el socialismo es irrevocable».
En una vereda aparentemente opuesta se ubica una corriente «cooperativista autogestionaria» representada en la figura del ex funcionario cubano Pedro Campos, quien pugna por una economía articulada en torno a pequeñas formas de propiedad «auto y cogestionadas», que puedan «imponerse en forma libre y pacífica a las ya existentes formas capitalistas privadas y estatales». Tal como se puede apreciar, esta corriente no denuncia con claridad el modelo de Economía Mixta impulsado por la conducción del PCC. En relación a lo estrictamente político, coincidimos con su denuncia a la miseria salarial, al cierre de comedores obreros y a los despidos, a la vez que acompañamos su reclamo de libertades democráticas para el pueblo cubano. No obstante, Campos coincide(a nuestro entender en forma equivocada) con Borón, al señalar la propiedad estatal de los medios de producción que perduró en la isla durante poco más de 3 décadas, como el principal causante de los males que hoy aquejan a la sociedad cubana.
Los debates al interior de la izquierda troskista
Las organizaciones que nos reivindicamos trotskistas no hemos sido ajenas al debate que hace décadas genera la Revolución Cubana y su evolución. Agrupamientos como el SWP yanqui, sostienen desde los setenta un apoyo político total al castrismo. Esta posición en los últimos años fue acompañada (de forma más o menos solapada) por la corriente estructurada dentro del PSol de Brasil, en torno al MES, orientada por Pedro Fuentes y afín al MST argentino.
En el espacio de quienes no nos hemos alineado con el castrismo (ni con el chavismo) han surgido también importantes debates. El objeto de este artículo es desarrollar algunas diferencias con los compañeros del PTS.
Las divergencias se centran en torno la caracterización de clase del Estado y la Economía cubanos, (como así también al método de análisis mediante el que arriban a esas conclusiones), y fundamentalmente en la articulación del sistema de consignas que establecen para Cuba.
Adelantemos que el PTS sostiene que en Cuba aún existe «un estado obrero degenerado». Esta definición fue adoptada por Trotsky en los años 30 ante el proceso de burocratización en la URSS. Desde la posguerra los trotskistas sostuvimos que existieron estados obreros burocráticos en aquellos países donde se había expropiado a la burguesía y reinaban las dictaduras de partido único y totalitario de la burocracia, regímenes caracterizados por los partidos comunistas de todo el mundo como «socialismo real». Aplicando estas categorías al análisis de situación social actual en Cuba, el PTS sostiene que en ese país está planteada una «revolución política» en la superestructura contra la burocracia, para recuperar la democracia obrera y eliminar los privilegios y desigualdades sociales generados por esa burocracia, así como sus medidas de apertura capitalista, para retomar la senda del socialismo. Por nuestra parte, sostenemos que los Castro y el PC vienen desde los 90 restaurando el capitalismo, y se impone desarrollar una nueva revolución socialista que acabe con el régimen castrista, la falta de libertades y la explotación capitalista.
En Cuba se restauró el Capitalismo
Como hemos explicado y documentado largamente en el artículo «Ajuste a la Cubana» (ver Correspondencia Internacional n°29), firmado por nuestra compañera Mercedes Petit, creemos que en Cuba se consumó un proceso de restauración capitalista. Allí nos referimos a dos hechos impactantes: la presencia masiva de empresas multinacionales extranjeras y las crecientes penurias sociales que padece el pueblo cubano. La propia conducción castrista y los economistas oficiales informan que la mayor parte de la población recibe salarios que oscilan entre los 15 y 20 dólares. Si bien la salud y educación siguen siendo gratuitas, se observa en estas áreas un creciente deterioro provocado por sucesivos recortes presupuestarios. Se trata del declive de las principales conquistas sociales obtenidas por la Revolución Cubana, logradas gracias a las expropiaciones a las multinacionales y grandes burgueses cubanos, y el establecimiento de una economía planificada que sentó las bases para la construcción del socialismo en Cuba a inicios de los sesenta.
Desde el punto de vista teórico-metodológico, el criterio que adoptamos para aseverar que en Cuba se restauró el capitalismo, se basa en los lineamientos fundamentales que utilizó Trotsky en su debate con la corriente «antidefensista» en la década del 30 para seguir definiendo a la URSS como un Estado Obrero (aunque degenerado). El fin del monopolio del comercio exterior en Cuba (votado en el IV Congreso del PCC en 1991 y ratificado por la reforma constitucional de 1992) y el desmantelamiento progresivo del plan centralizado fueron dando lugar a la creciente «autonomía» de las empresas y el restablecimiento del mercado capitalista a través de la presencia de capital privado extranjero en los principales rubros de la economía (Turismo, Níquel, Gas, Alimentación, Telecomunicaciones, y Construcción). Multinacionales de origen español, canadiense, francés, chino, venezolano, o israelí se instalaron en la isla estableciendo acuerdos con el estado cubano que derivaron en la conformación de empresas «mixtas». Las reformas constitucionales antes citadas, dieron legalidad a estos pasos, que incluyen el regreso de distintas formas de propiedad privada capitalista. Estos cambios nos dan la pauta de que Cuba pasó a ser una formación- económico social capitalista. Las últimas medidas anunciadas en el VI Congreso del PCC, enunciadas al comienzo de esta nota, creemos no hacen más que reafirmar esta caracterización.
Sobre el bloqueo
Disentimos con los compañeros del PTS cuando argumentan que no se restauró el capitalismo en Cuba debido a que los Estados Unidos mantienen el bloqueo. Según ellos «Es imposible que se haya restaurado el capitalismo en Cuba sobre la base de la penetración del capital europeo y canadiense y que los yanquis se hayan quedado afuera del negocio» (LVO,17/9/2010). Se trata desde nuestro punto de vista, de una visión lineal y abstracta acerca de la relación entre el bloqueo y al apertura capitalista. Un análisis concreto de la forma en que estos factores operan en la realidad cubana nos demuestra que existe una relación más compleja entre ellos. Como siempre, la realidad es más rica que cualquier esquema.
El bloqueo fue desde su origen una medida política motorizada por los enfrentamientos que se dieron a comienzos de los sesenta cuando se desarrolló el avance de la revolución socialista cubana, en el marco de la guerra fría. Gracias a la vecindad geográfica y el peso del exilio cubano, el bloqueo se transformó en una cuestión de política interna estadounidense. El lobby gusano ha sido, desde siempre tenido en cuenta por los republicanos y los demócratas porque posee, desde el punto de vista político-electoral, una importancia vital en el estado de Florida y en el sector más reaccionario de EE.UU. Este hecho demuestra en gran parte porqué la administración demócrata de Obama sostiene el bloqueo siendo que una abrumadora mayoría de países lo rechaza en la ONU desde hace varios años y exige su levantamiento.
Con todo, el bloqueo se ha venido debilitando en forma sostenida desde hace años, al extremo de que los Estados Unidos fueron en 2010 el primer exportador de alimentos en Cuba, habiendo importado este país 370 millones de dólares en alimentos. Día a día se facilitan, los envíos de remesas de dólares a los cubanos y los viajes de ciudadanos estadounidense a la Isla.
Con el objeto de profundizar este curso a fin de aprovechar en forma más prolífica «el negocio» importantes sectores de la burguesía yanqui, de los medios de comunicación y representantes parlamentarios, vienen bregando en forma pública mediante la conformación de comités y comisiones, porque se normalicen las relaciones entre ambos países.
En algunos terrenos esa «normalización» ya se produjo. Existen estrechas y crecientes relaciones entre Cuba y EE.UU. en el terreno de la defensa que se verifican en el control de la migración ilegal hacia las costas de Florida, y el narcotráfico. Este control se ejecuta mediante la realización de reuniones mensuales con los comandantes de la Base de Guantánamo. En la Sección de Intereses en La Habana hay destinado en forma permanente un capitán de corbeta de la Guarda Costera yanqui, para garantizar un funcionamiento fluido de este mecanismo.//véase Raúl Castro, estratega de la defensa revolucionaria de Cuba, por Hal Klepak. Le Monde Diplomatique, Capital Intelectual, 2010. Pág. 180 y siguientes//
La relación entre Cuba y los imperialismos
Nos resulta, por demás esquemática la afirmación del PTS acerca de que «el proceso de restauración está íntimamente ligado al grado en que los distintos imperialismos, reconozcan a la burocracia como interlocutor válido» (LVO,16/10/2010).
Las ansias de las grandes multinacionales y sus gobiernos de abrir un nuevo mercado capitalista y hacerse de las jugosas ganancias que brinda el turismo y la extracción de recursos minerales en Cuba, provocaron que el volumen de inversiones capitalistas en la isla fuera aumentando a un ritmo más acelerado que la «normalización» de las relaciones diplomáticas con los diferentes imperialismos. Con todo, el levantamiento de la inhibición a Cuba para ser parte de la OEA en 2009, las negociaciones entre Raúl y el canciller español Moratinos, con la Iglesia Católica de mediadora, que derivaron en la liberación de decenas de presos políticos, y las declaraciones de Fidel contra Irán, muestran la creciente empatía entre el régimen castrista y el imperialismo europeo. Con Obama, se vienen multiplicado las relaciones y medidas de apertura también con el imperialismo norteamericano.
Los «distintos imperialismos» europeos reconocen desde hace tiempo al castrismo como «interlocutor válido». Cuba tiene relaciones comerciales con una numerosa cantidad de países, entre quienes se encuentran como principales socios comerciales España, Canadá, Francia y Italia. El ya citado Hal Klepak menciona, además las fluidas relaciones entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias y los ejércitos de Gran Bretaña y Francia.
En relación al vínculo con el imperialismo estadounidense ya hemos demostrado que la injerencia económica de la burguesía estadounidense en la isla viene in crescendo. A medida que se afianza la relación comercial entre ambos países, las relaciones diplomáticas entre ambos estados tienden a «normalizarse» en forma acelerada.
Se está recreando la explotación de clase
Tampoco coincidimos con el PTS cuando afirman que la «imposibilidad de recrear una clase explotadora» en Cuba (Cuba en la encrucijada, Declaración FT,28/9/2010) niegue la posibilidad de que se haya involucionado hacia el capitalismo en ese país. El Estado Cubano pasó a convertirse en una enorme agencia de empleo que contrata de forma «tercerizada» a una gran masa de asalariados que trabajan en empresas mixtas. Más allá del color de la bandera de su patrón, estos trabajadores son explotados por capitales españoles, canadienses, chinos o brasileños, que obtienen cuantiosas ganancias a costa de su esfuerzo, mediante la subsunción del trabajo al capital. ¿Qué es esto sino el restablecimiento de la explotación capitalista en Cuba?
Contamos, por otra parte, con serios indicios que nos permiten sostener que se está recreando una clase explotadora en Cuba. Un importante sector social usufructúa con la restauración y se enriquece. En esta recreación ha jugado un papel de primera magnitud la oficialidad dirigida por Raúl, que vienen actuando desde hace décadas como empresarios capitalistas, muchos de ellos capacitándose en el extranjero con cursos de formación en dirección de empresas. Si desde siempre hubo privilegios para la oficialidad, estos se han ampliado a raíz de su protagonismo en la restauración.
Defender las conquistas que aun perduran pese a la restauración
Un hecho empírico que expresaría, según el PTS, que el Estado Cubano se sigue basando en «relaciones sociales no capitalistas» (Cuba en la encrucijada, Declaración de la FT ,28/9/2010) sería el mantenimiento de importantes «conquistas materiales como la salud y la educación gratuitas». Lamentablemente discrepamos con esta afirmación. Si bien la gratuidad de la educación y la salud no han sido aún puestas en cuestión, ha habido importantes retrocesos en estos terrenos. Tal como demuestra el economista Carmelo Mesa Lago en un reciente estudio(ver las «Crecientes disparidades económicas y sociales en Cuba»), el deterioro en el ámbito de la salud se observa en las importantes disminuciones en la tasa de camas hospitalarias y la tasa de médico por habitante, en los significativos aumentos en la tasa de mortalidad materna, el crecimiento de las enfermedades contagiosas, la tasa de SIDA y la reaparición de la Tuberculosis (enfermedad que había sido desterrada tras la Revolución), como así también en la escasez de medicamentos, la falta de insumos y los crecientes problemas de infraestructura hospitalaria.
En el terreno educativo, en los años 90 hubo una contracción del 40% en el presupuesto, que condujo a una escasez de materiales escolares, deterioro de la infraestructura escolar, reducción del transporte, las comidas y disminución de la calidad educativa en general, tendencia que no se revirtió en el país hasta la actualidad.
A la situación de la salud y la educación se le suman los bajísimos salarios (el sueldo promedio es de 15 dólares mensuales), la enorme crisis habitacional que afecta a más de 1 millón de cubanos, y la reaparición de flagelos como la prostitución y la desocupación, para completar un cuadro de creciente pauperización social que da cuenta de la pérdida de importantísimas conquistas sociales obtenidas por las masas tras la revolución del 59, como consecuencia inexorable del retorno al capitalismo y sus flagelos, la polarización social, y la existencia de una minoría privilegiada que se enriquece, y una mayoría empobrecida.
Aunque se observa una mejoría en varios indicadores sociales luego de la pronunciada caída del «periodo especial», entre 1991 y 1994, estos índices no logran reflejar, ni por asomo una situación de relativo bienestar como sí sucedió en los años 60 y 70.
No compartimos, sin embrago la posición de los compañeros de la LIT, quienes sostienen que en Cuba hubo un proceso de recolonización que acabó con casi la totalidad de las conquistas de la revolución. Aún persisten en el régimen social cubano importantes logros como la baja tasa de analfabetismo y de mortalidad infantil, y, aunque deterioradas, la salud y la educación siguen siendo gratuitas. La caracterización errónea de la LIT, lleva a esta organización a no llamar a la defensa de las conquistas sociales que aún perduran en Cuba como consecuencia del proceso revolucionario del 59.
En este punto coincidimos fuertemente con el PTS en su crítica a la LIT y su llamamiento a defender con uñas y dientes las conquistas obtenidas por el pueblo cubano y combatir al criminal bloqueo imperialista que azota al pueblo cubano desde hace más de 50 años, avalado por la gusanería contrarrevolucionaria de Miami.
Revolución Política «en sí», o un programa de transición que llame a movilizar contra los Castro
El centro de nuestras diferencias con el PTS en relación a Cuba está puesto en su política hacia el país. Producto de su caracterización equivocada acerca del carácter de clase del estado cubano, levantan un programa para la isla centrado en una formulación abstracta de «Revolución Política», que aboga en forma general por el poder obrero y el socialismo internacional, pero no se refiere a la situación de superexplotación capitalista y carece de respuestas a las necesidades concretas de los trabajadores y el pueblo cubanos.
Correctamente, parten en sus artículos y declaraciones, de criticar y denunciar el rol de la burocracia castrista, pero no logran articular un sistema de consignas que incite en forma concreta al pueblo cubano a movilizarse contra el gobierno de Raúl, en contra de la restauración y por libertades democráticas. Citamos una de sus habituales formulaciones: «Contra los planes restauracionistas de la burocracia y contra la contrarrevolución imperialista con su combinación de bloqueo y exigencias de «apertura económica y política», la única alternativa es levantar un programa de revolución política para Cuba, que entre otras tareas incluya la conquista de plenas libertades de organización sindical y legalidad para los partidos políticos que defiendan a la revolución, la revisión de todas las medidas económicas en función de los intereses de los trabajadores y el pueblo, la adopción de un plan democráticamente centralizado, la abolición de las prebendas y privilegios de la burocracia y su expulsión del poder político para ser reemplazada por una verdadera democracia obrera revolucionaria, basada en las organizaciones democráticas de lucha que las masas se den. Sólo así, y de la mano de la lucha de clases internacional contra el capitalismo imperialista, se asegurará el futuro de la revolución cubana.» (El balance del VI Congreso, Eduardo Molina. 21/4/ 2011. LVO solo publicado en Internet. Fuente: http://www.ft-ci.org/article.php3?id_article=3813?lang=es)
No encontramos en este artículo ni en publicaciones anteriores del PTS, consignas concretas contra las medidas de ajuste que se vienen aplicando en la isla, que reclamen por aumentos de salarios, luchen contra los despidos y el cese a los recortes presupuestarios a la salud y a la educación, intenten frenar los despidos y peleen por el fin del sistema bimonetario. Tampoco encontramos en sus materiales la enumeración de la enorme lista de centenares de empresas multinacionales que dominan actualmente el turismo, las riquezas naturales y las principales ramas de la economía cubana, y que junto con los funcionarios y nuevos ricos lucran con la superexplotación capitalista de los trabajadores cubanos.
En el terreno democrático, no hemos localizado en sus ediciones, condena alguna al Castrismo ante la muerte del disidente Zapata Tamayo a principios de 2010 y en materia de política exterior no encontramos una denuncia vehemente hacia Fidel por su apoyo al dictador Kadafi en Libia. Centran su crítica hacia la posición de Chávez al respecto, siendo que es Fidel la figura de mayor envergadura e influencia del mal llamado «eje progresista» latinoamericano.
Aunque estamos seguros de que no es su intención, mediante su caracterización errónea y una política abstracta hacia Cuba, el PTS termina levantando un programa que es, a nuestro entender, impotente para enfrentar consecuentemente a la burocracia castrista, comenzando por desenmascarar la confusión que siembran a diario Fidel, Raul y todos sus voceros cuando sostienen de manera falaz que en Cuba no hay capitalismo, sino «socialismo irrevocable».
¿Es Fidel Castro igual a Videla?
No queremos concluir este artículo sin mencionar un error, en el que creemos incurre la LIT, partiendo de una caracterización y una política, que se podría calificar, dentro del campo del trotskismo «ortodoxo», como opuesta a la del PTS. Esta organización sostiene, al igual que nuestra organización internacional (UIT-CI), que ha sido restaurado el capitalismo en Cuba, pero extraen de esta afirmación, una conclusión esquemática y sectaria, que no compartimos: Ponen un signo igual entre los regímenes dictatoriales de Castro y Videla, Pinochet, y «cualquier régimen burgués latinonamericano», Mubarak, Kadafi, o la dictadura china y sostienen que el «centro de su «programa de reivindicaciones para Cuba es la lucha frontal contra la dictadura» //ver declaración del 4/4/2011, y Avanzada Socialista Nº 1, 11/5/11) ///
Tanto el PTS como Izquierda Socialista y la UIT coincidimos en la denuncia de la represión y ausencia de libertades en Cuba. Pero no es un elemento propio del marxismo ignorar las posibles diferencias entre distintos regímenes totalitarios. No solo es necesario tener en cuenta el carácter de clase de cada régimen dictatorial, sino sus especificidades y su relación con el movimiento de masas. En Cuba no ha habido terrorismo de Estado (como si lo hubo en la URSS stalinista y durante la dictadura de Videla en Argentina), y quienes encabezan la represión y la restauración son los mismos dirigentes que acaudillaron el triunfo contra Batista en 1959. Este hecho provoca que la dirección castrista y la figura del propio Fidel, gocen aún de importantes niveles de prestigio entre las masas cubanas y no esté planteada en la coyuntura la consigna ¡Abajo la dictadura de los Castro!
El carácter estratégico de la pelea planteada en Cuba
Nuestro objetivo estratégico para Cuba, se erige, no obstante, en torno a la movilización popular por el derrocamiento del gobierno de Raúl y Fidel. Con este norte, es que nuestra corriente morenista, elaboró política para la isla desde el año 1968, momento en el que Castro se alineó definitivamente con la URSS al apoyar la invasión a Checoslovaquia, aun definiendo durante años a Cuba Socialista como un Estado Obrero Degenerado y llamando a defenderlo como tal de los ataques del imperialismo.
Esto es así porque Fidel Castro y la burocracia privilegiada y totalitaria se convirtieron, mediante su política de freno o traición directa a todo proceso revolucionario existente en Latinoamérica y su estímulo a la penetración del capital privado en la Isla, en los principales agentes restauracionistas en Cuba. Tal como sostuvo nuestro compañero Orlando Chirino en recientes declaraciones a la prensa burguesa venezolana, el castrismo «secuestró la posibilidad de un verdadero Socialismo en Cuba y en Latinoamerica».
Al interior de Cuba, la represión ejercida desde el régimen cercena en primer lugar para los trabajadores y la juventud, el acceso a la información, impide la formación de partidos políticos opositores, ataca violentamente cualquier tipo de protesta, y lo que es aún más importante: obtura el surgimiento de un proceso de movilización generalizado por la defensa o reconquista de las logros sociales obtenidos con la enorme Revolución del 59.
Si bien la pérdida del estado obrero cubano y una gran parte conquistas sociales de la revolución, implican un retroceso objetivo para las masas cubanas y latinoamericanas, no creemos que este hecho haya sido acompañada por un fortalecimiento del imperialismo en la región ni tampoco a nivel mundial. No coincidimos entonces con la afirmación del PTS acerca de que la restauración capitalista en Cuba, necesariamente «abriría las puertas a una política más agresiva del imperialismo en toda America Látina» (Declaración Cuba en la encrucijada, y 28/9/2010).
Por el contrario, creemos que pese a la restauración capitalista en Cuba el, proceso revolucionario que se expande como un reguero de pólvora por el norte de África y ya alcanza a países europeos como España y Grecia, otorga un gran impulso a la movilización popular contra el imperialismo en todo el mundo y afecta particularmente a Latinoamérica, una de las regiones más convulsionadas del planeta, donde el imperialismo viene de sufrir en la última década duras derrotas como el triunfo popular ante la intentona destituyente del gobierno de Chavez en 2002 o la nacionalización parcial de los hidrocarburos, a manos de la movilización popular en Bolivia, y las distintas movilizaciones que recorren nuestro continente.
Estas luchas pueden tonificar la pelea de las masas cubanas contra el gobierno del PC cubano y su política precapitalista. En perspectiva, el derrocamiento del gobierno de Raúl y la burocracia castrista por la vía de la movilización revolucionaria de las masas cubanas, significaría un colosal triunfo para los trabajadores cubanos y latinoamericanos, y fortalecería la pelea contra las direcciones contrarrevolucionarias a nivel mundial, tal como sucedió con las victorias obtenidas por la clase obrera Rusa y de Europa del Este en los procesos revolucionarios pos 89. Estas movilizaciones que tonificaron la lucha contra los aparatos burocráticos que pretenden regimentar a la clase obrera en todo el orbe.
Algunas palabras finales sobre el carácter del debate
Hemos elaborado este artículo con el objeto de precisar la situación social y la caracterización de clase del estado cubano, a fin de desnudar el verdadero carácter del castrismo y dar una batalla contra su influencia política entre la vanguardia latinoamericana. Guiados por ese fin iniciamos un debate con los compañeros del PTS, que tiene como objetivo encontrar la forma de denunciar en forma revolucionaria, el rol del gobierno del PCC en Cuba y los Castro y su falso discurso. Coincidimos con los compañeros en su rechazo al bloqueo y a la injerencia imperialista en todos los terrenos, y en su defensa de las conquistas y todos los intereses vitales del pueblo cubano. Impulsamos esta discusión motivados por la esperanza de que estas coincidencias nos permitan encontrar mayores puntos de acuerdo en relación a la política hacia Cuba en un futuro no demasiado lejano.
Nota:
Aconsejamos acompañar la lectura del texto con el video «Capitalismo en Cuba: ¿futurología o espejismo?«. Esta producción fue elaborada por documentalistas afines al castrismo y es difundido por el blog oficial cubano cudebate.cu. Paradojicamente, allí se grafican varios de los elementos vertidos en nuestro artículo.
ANEXO: Un programa de movilización y para el triunfo de una nueva revolución socialista
A modo de anexo reproducimos nuestra propuesta programática para Cuba, publicada en la revista correspondencia internacional n °29, publicación impulsada por la UIT-CI
«Por eso, ya no alcanza con el rechazo al bloqueo y con la imprescindible solidaridad con el pueblo cubano. Se plantea la pelea por una nueva revolución socialista, para revertir el cambio económico-social hacia el capitalismo impuesto por los Castro, junto a la lucha política, a una revolución contra el régimen dictatorial para imponer libertades políticas para todo el pueblo.
Alentamos la movilización obrera, popular, estudiantil y campesina para exigir un salario digno, terminando con los 10 o 15 dólares del actual sueldo estatal. Por un mínimo de 250 o 300 cucs, aboliendo el sistema perverso de la doble moneda. Basta de tiendas y mercados para ricos y otros para pobres. Basta de salarios especiales y privilegios para la burocracia gobernante. Más inversión en salud y educación. No a las empresas capitalistas, sean mixtas o totalmente privadas. Por la reestatización de las empresas bajo control y administración obreras, en el marco de un plan único centralizado.
Plenos derechos para la movilización y organización independiente de los trabajadores, los campesinos y estudiantes. Derecho a disentir, protestar y hacer huelga. Plena independencia de los sindicatos respecto del Estado y el gobierno. Por la democracia obrera, para hacer sus reclamos y cambiar a los dirigentes y formar nuevos sindicatos.
Plenas libertades para el pueblo cubano, nada para los gusanos de Miami. Basta de presos políticos; contra el régimen de partido único y por la libre formación de partidos políticos. Total libertad para entrar y salir del país a todos los cubanos. Libre uso de Internet, no a la censura a la música, el arte y la información. Libertad para los jóvenes, con derecho a organizar centros estudiantiles y exigir libremente sus reclamos.
Por un plan económico nacional que arranque por recuperar el monopolio del comercio exterior, elimine el sistema bimonetario actual y dé aumento inmediato y sustancial de salarios. Por una nueva planificación económica con democracia obrera, que ataque la diferenciación social, la corrupción de los de arriba y revierta la restauración capitalista. Recuperar las conquista en salud y educación logradas en los primeros años de la revolución. El gobierno de los Castro y el PC no está al servicio del pueblo cubano, hay que reemplazarlo con la movilización, por un gobierno de los trabajadores, para lograr el verdadero socialismo con democracia obrera. Para ello alentamos la construcción de una nueva dirección revolucionaria, un nuevo partido socialista que retome las banderas del Che y de la primera revolución socialista.»