Por: El Socialista
Los miles de trabajadores de muy diversos gremios que se hicieron presentes en el acto de la CGT el 22 de agosto constituyeron una contundente demostración de la bronca contra el gobierno de Macri y el ajuste que viene instrumentando.
Pese a la débil y dividida convocatoria de los dirigentes de la CGT, vinieron en respuesta a los despidos y suspensiones, a la precarización, a la inflación que sigue devorando los salarios y jubilaciones, a la miseria que se sigue viviendo en los barrios populares.
Fue una respuesta clara a la afirmación de Macri, pocos días antes, de que el acto del 22 de agosto no tenía sentido porque se producía después de un triunfo del gobierno en las PASO donde el pueblo habría expresado su apoyo al gobierno y que no había reclamos que justificaran la convocatoria
La concurrencia masiva al acto fue también una respuesta clara a las afirmaciones del ministro de Trabajo, Triaca, en el sentido de poner el acento en las divisiones de los dirigentes de la CGT y de que la convocatoria tenía un «tufillo a política» de apoyo a Cristina y su candidatura, para «desinflar» la convocatoria.
Los trabajadores que llenaron Plaza de Mayo y las avenidas que desembocan en ella derrotaron esa campaña del gobierno, precisamente por los muchos reclamos que tienen y su creciente bronca contra el gobierno de Macri.
Esta disposición a expresar su bronca y sus reclamos se hace aún más notoria y significativa teniendo en cuenta las visibles debilidades de la convocatoria de la CGT a la que se sumaron las CTA. Porque los sectores de la dirección de la CGT que impulsaron el acto –el moyanismo con Camioneros a la cabeza, la Corriente Federal encabezada por Sergio Palazzo, el líder bancario, y los llamados «independientes» donde se inscriben UPCN y la construcción, entre otros– lo hicieron después de muchas idas y venidas, con muy poca fuerza en su difusión, sin llamado a paro y convocando al día siguiente de un feriado largo.
Mientras que los gremios más grandes nucleados en los «gordos», como el Smata y Luz y Fuerza, esta vez también acompañados por la UOM, boicotearon abiertamente la marcha (en la página 3 analizamos con más detalle estos aspectos del acto).
Y no podemos olvidar que venimos de más de cinco meses sin ninguna convocatoria a la lucha de las conducciones gremiales, en lo que es un evidente pacto tácito de la burocracia con el gobierno y los partidos y dirigentes patronales (Cristina, Massa y Randazzo), de no «hacer olas» en el período electoral. Con ello permitieron que a lo largo de todo el año pasaran los convenios a la baja, los cierres y despidos masivos en AGR-Clarín, PepsiCo, Cresta Roja y tantos más; los aumentos de la productividad sobre la base de la flexibilización y tantos otros ataques del gobierno y las patronales. Es decir, a pesar de sus diferencias, todos los sectores burocráticos dejaron pasar en mayor o menor medida la ofensiva de las patronales y las medidas de ajuste del gobierno
En este marco, mientras los «gordos» mantuvieron a rajatabla el pacto de no hacer olas boicoteando el acto, los que convocaron a Plaza de Mayo lo hicieron evidentemente buscando reubicarse ante la creciente bronca de sus bases y los trabajadores en general. Y parte de ese mismo intento de reubicarse fue el anuncio por parte del único orador del acto, Juan Carlos Schmid, de la convocatoria a un comité central confederal para el 25 de septiembre donde se debatirá, según dijo, un plan de lucha y el posible llamado a un paro general. Se sigue con los ya famosos paros «sin fecha» a la vista.
Junto al sindicalismo combativo y la izquierda fuimos el 22 de agosto a Plaza de Mayo precisamente con el reclamo de terminar con la tregua de la burocracia y que se convoque a paro y plan de lucha ya como el único camino para frenar a Macri y su ajuste. El anuncio de Schmid de la convocatoria al confederal recién para dentro de un mes vuelve a patear la pelota hacia adelante sin dar la respuesta inmediata que necesitamos los trabajadores para derrotar la ofensiva del gobierno y las patronales.
Por otra parte, está claro que no podemos siquiera confiar en que la conducción de la CGT cumpla con este compromiso de votar un plan de lucha dentro de un mes.
Somos los trabajadores en nuestras empresas, reparticiones, escuelas, hospitales, los que tenemos que tomar en nuestras manos la exigencia a las conducciones de la CGT y las CTA de que rompan la tregua con el gobierno y concreten el plan de lucha efectivo con el paro nacional activo para avanzar hacia el logro de un salario igual a la canasta, el 82% móvil para los jubilados, la prohibición de despidos y suspensiones, contra toda reforma laboral y por todos los demás reclamos. Las nuevas direcciones del sindicalismo combativo y todos los luchadores obreros debemos ponernos a la cabeza del reclamo de asambleas, plenarios y congresos de delegados para imponer la exigencia de paro y plan de lucha. Ese es el camino para enfrentar y comenzar a derrotar el ajuste de Macri.