Por: Movimiento al Socialismo (MAS)*
México ante la tragedia
Ante los terribles acontecimientos que hemos vivido en la CDMX y en Morelos, hacemos una denuncia al Gobierno de Enrique Peña Nieto y del Jefe de Gobierno de la CDMX Miguel Ángel Mancera, ante la demora para atender a los damnificados del terremoto de ayer 19 de septiembre. Lamentablemente quienes padecen esta tragedia son los más pobres, el pueblo trabajador, como las obreras textiles a las que el edificio donde trabajaban se les cayó encima, en la colonia Tránsito. O la escuela en Coapa, en donde fallecieron 20 niños y dos maestras, etc. U otras personas en las cuales sus edificios estaban vulnerables sin saberlo y por ello, se derrumbaron. Tanto en Oaxaca y Chiapas, la gente más pobre es la que ha salido más perjudicada. ¡Es lamentable! ¿Por qué no las casas o las oficinas de los empresarios o de los gobernadores?
Ante estos siniestros se evidencia la corrupción, la mezquindad y la ineptitud del gobierno, que en realidad poco les interesa garantizar la seguridad del pueblo. Porque, aunque se diga que un sismo es impredecible, los gobiernos deben tener políticas para el resguardo de la población, políticas preventivas con presupuesto destinado para ello. Porque sabemos que nuestro país es vulnerable ante estos fenómenos naturales. No es casual que se anuncie que 202 escuelas han sido dañadas, esto es consecuencia de la reforma educativa y del recorte presupuestal, pues ahora se impone que el mantenimiento de las escuelas es responsabilidad de los padres y madres de familia, así como, docentes y directivos de escuelas, quienes además deben hacer el trabajo de protección civil sin un verdadero conocimiento de ello.
O que 40 edificios se hayan colapsado, debido al mal uso del gasto público, la poca atención existe del mantenimiento de los edificios o casas o lugares de trabajo. Porque prefieren robarse el dinero antes de proteger la seguridad del pueblo trabajador. Porque impera en nuestro país la corrupción y la impunidad.
Con el temblor del pasado 7 de septiembre, que afectó principalmente a Chiapas y a Oaxaca, aún hay comunidades, las más pobres, a las que no ha llegado ninguna ayuda gubernamental. Peña Nieto, gobernadores y demás funcionarios del gabinete sólo han acudido a los lugares a sacarse la foto. Y no podemos confiar en que el gobierno cubrirá todas las necesidades de los damnificados, pues existen experiencias como la catástrofe ocurrida en Guerrero hace cuatro años, cuando el huracán Manuel dejó más de cien muertos y más de 16 mil viviendas afectadas, y aun cuando se destinaron 45 mil millones de pesos para su reconstrucción, esto sólo enriqueció a funcionarios y a los empresarios de construcción, hasta la fecha se han entregado menos de la mitad de esas viviendas. (Revista Proceso 2133).
Ante las próximas elecciones, el gobierno federal y el de la CDMX pretenden hacernos creer que mucho les interesa apoyar, pero es escandaloso que mientras para el ejercicio fiscal del 2018 el presupuesto para el Fondo Nacional de Desastres Naturales aumentará a 6 mil 600 millones de pesos, para el Instituto Nacional Electoral será de más de 45 mil millones, además del presupuesto destinado a los partidos políticos.
El gobierno no quiere que se perciba que es rebasado por la población, pero lo cierto es que muy tarde llegaron la policía y al ejército. Y eso provocó la molestia de los voluntarios que apoyaban en los puntos colapsados desde ayer y durante la madrugada, pero que fueron desalojados sin ninguna explicación, retrasando las labores de rescate. El gobierno pretende dar un mensaje de que tiene el control. Más no es así.
En realidad entorpecen la ayuda popular, que busca privilegiar el rescate de los sobrevivientes que aún están atrapados entre los escombros. Cuando el gobierno pretende meter maquinaria pesada que daría por muertos a los atrapados.
En muchos lugares dañados, la ayuda no esperó por parte del pueblo, como lo fue hace 32 años; con sus propios recursos, con lo poco que tenían. Miles ya estaban apoyando en los edificios colapsados, miles de jóvenes, en su mayoría salieron a apoyar con lo poco que tenían, no importando el llamado de los medios a que se quedaran en casa. La Jornada explica «pese a los mensajes de los locutores de mejor quédese en casa, las cadenas de jóvenes trepados en los montículos informando de los derrumbes, acarreando escombro a mano limpia, acercando palas, polines para apuntalar muros y techos, camillas.» Incluso a través de los medios electrónicos, se rebasó a los medios de comunicación, la gente nuevamente salió a las calles a apoyar.
Si los gobiernos no garantizan nuestra seguridad ¡deben irse!
¡El pueblo debe gobernar!
¡Mayor presupuesto a las labores de protección civil para el resguardo de los edificios del pueblo trabajador¡
¡Ningún peso a las campañas políticas electorales de los partidos oficiales!
¡Indemnización total a los damnificados y sus familias!
¡Por una reconstrucción al servicio del pueblo!
* Sección mexicana de la UIT-CI