Por: Miguel Lamas
Mientras el gobierno de la proclamada República de Catalunya huyó sin oponer la menor resistencia a la intervención del Estado español a sus instituciones, la disolución de su Parlamento y el encarcelamiento de medio gobierno, el pueblo salió masivamente a las calles esta última semana reclamando la libertad de los presos en la movilización más grande de las últimas décadas en Barcelona (algunas fuentes calculan más de un millón).
La huelga general del 10 de noviembre, convocada por sindicatos anarquistas y de izquierda y las organizaciones de base CDR (Comités de Defensa de la República), fue boicoteada por las dos centrales obreras reformistas mayoritarias (UGT y Comisiones Obreras). Sin embargo paralizó en gran medida Catalunya, con centenares de piquetes, decenas de miles de jóvenes estudiantes y trabajadores, que cortaron 70 rutas de acceso y los ferrocarriles sin que la policía pudiera abrir el tránsito, y fue especialmente masiva en trabajadores del Estado y los docentes.
La dirección del Partido Demócrata Europeo Catalán, independentista burgués que encabezaba el gobierno, limita ahora la lucha al justo reclamo de libertad a los presos políticos y de hecho abandonó la pelea por la independencia y la república (aceptó la intervención y las elecciones para el 21 de diciembre para nuevo gobierno autónomo que decretó el gobierno central). Sin embargo, las movilizaciones y huelgas muestran que los trabajadores y los jóvenes mantienen viva la lucha por la república independiente catalana.
Organizaciones de base, sindicales, estudiantiles y el frente de izquierda, CUP, y Lucha Internacionalista (UIT-CI), que es parte del frente, convocan a la solidaridad con esa lucha a los trabajadores y pueblos del Estado español y del mundo. Esta actividad, con formación de comités y actos públicos de solidaridad, se centraliza mediante la página web withcatalonia.org