Señalábamos en el documento mundial del último congreso mundial de la internacional (junio 2014) que: «La continuidad de la crisis capitalista aguda y la política del imperialismo y sus gobiernos de ajustes y recortes sociales, de ataque al nivel de vida de las masas, no hace más que incentivar las protestas y las movilizaciones sindicales y populares. La realidad muestra que consignas mínimas (una quita de árboles de un parque de Estambul o el aumento de tarifas del transporte en Brasil) desatan o inician movilizaciones revolucionarias de masas que ponen al orden del día el método del Programa de Transición y una dinámica a poner nuevas consignas que llegan a cuestionar a las fuerzas represivas, y a ir rápidamente contra los gobiernos de turno.»
Tres años después, con avances y retrocesos en la lucha de clases, esta definición sigue siendo actual en la realidad mundial. La crisis capitalista y el intento que la crisis la paguen los trabajadores y los pueblos, llevan a que el movimiento de masas respondan con todo tipo de acciones a esos ataques. Esa movilización abarca no solo a los trabajadores sino que se amplia, de acuerdo a la realidad de cada país, a otras franjas como la juventud estudiantil o trabajadora desocupada, a las mujeres por sus derechos; a los campesinos, a los pueblos originarios o a las nacionalidades oprimidas. Millones en el mundo enfrentan, de diversas formas y con distintas consignas (contra los recortes, por el salario, la desocupación, las tarifas, la corrupción, el femicidio, la autodeterminación nacional, las libertades, defensa del medio ambiente) los embates del imperialismo y sus gobiernos.
Y en esas diferentes luchas surge una inmensa vanguardia luchadora obrera, popular, femenina, juvenil o campesina. Esto abre nuevas oportunidades políticas a los revolucionarios y, en especial a nuestra internacional, para dar la pelea por la dirección de los procesos y para avanzar en la construcción de nuestros partidos.
Sabemos que la no superación de la crisis de dirección revolucionaria hace que casi todos los triunfos parciales que logra la movilización revolucionaria de las masas llevan a que esos triunfos retrocedan o se conviertan en derrota. Esto ha venido sucediendo en las revoluciones del Norte de Africa y Medio Oriente que derribaron desde el 2011 a antiguas dictaduras; el retroceso en Turquía luego de Plaza Gezi o en el caso de Grecia con la traición de Syriza en el poder. Pero nuevos procesos muestran que el movimiento de masas sigue ofreciendo pelea a los planes del imperialismo pese a la existencia de las direcciones traidoras que siguen actuando. En muchos casos esas direcciones son desbordadas por sus bases. En ese marco surgen nuevos fenómenos políticos y sindicales y nuevos organismos de lucha.
Ejemplos de esas nuevas rebeliones lo muestran , entre otras, la movilización de miles de jóvenes desempleados de Túnez que en enero del 2016 protagonizaron acciones sin contar con a el apoyo de la vieja izquierda reformista tunecina; la gran movilización en Francia contra la ley de flexibilización hegemonizada por centenares de miles de jóvenes obreros y estudiantes; la rebelión del Gasolinazo en México, la movilización popular en Rumania que puso contra las cuerdas al gobierno; las huelgas salvajes que desbordan a la burocracia sindical en Brasil; la marcha y huelga de mujeres en Varsovia que impacta internacionalmente y hace que en Buenos Aires (octubre 2016) se convoque a otra huelga de mujeres por un caso de femicidio y que la jornada del 8 de marzo de 2017 se transforme, por primera vez, en una convocatoria internacional de huelga de mujeres o la llamativa resistencia triunfante de las reservas Sioux a la instalación de oleoductos en Dakota del sur, en EE.UU.
Como venimos, señalando la tendencia que predomina en el mundo es el proceso de repudio de las bases a las viejas direcciones políticas y sindicales, lo que definimos con una expresión de revolución política. Eso se expresa muchas veces electoralmente como el Brexit o los No en Colombia o Italia o los votos castigo. Surgen nuevos fenómenos políticos como el caso del voto a Bernie Sanders. El FIT en Argentina es parte de esos nuevos fenómenos, en el plano electoral y en un frente excepcional de trotskistas. Otros entran en crisis como los casos de Syriza o Podemos, en Europa. También se expresa en el proceso asambleario sindical y de surgimiento de nuevos dirigentes por abajo contra los viejos aparatos sindicales.
Nuestros partidos y grupos deben intervenir en este proceso en forma ofensiva, para aprovechar cada una de las oportunidades que se dan en los países y regiones donde actuamos.
6.1. Las luchas de las mujeres. Un salto cualitativo
Las movilizaciones de las mujeres por sus derechos es parte del proceso mundial de enfrentamiento al imperialismo y sus gobiernos. En los últimos dos años esas luchas han pegado un salto cualitativo en su nivel de radicalización y masificación. Desde las grandes movilizaciones por el Ni Una Menos y Vivas nos queremos de Argentina, México, Perú, Brasil, el Estado Español; hasta el paro de mujeres de Polonia y las movilizaciones en Italia por el derecho al aborto, el paro contra la discriminación salarial de las mujeres trabajadores en Francia; la lucha de las mujeres indias contra las violaciones colectivas o la movilización de mujeres en Estambul contra la impunidad a los violadores, fueron algunas de las expresiones durante el 2016.
Estas movilizaciones enfrentan la terrible situación que viven las mujeres en todo el mundo. Y también resaltan que la violencia hacia las mujeres es un proceso mundial, consecuencia del sistema patriarcal que oprime a las mujeres al definirlas como inferiores socialmente; y del sistema capitalista-imperialista que se aprovecha de esa condición para sobreexplotar a las mujeres trabajadoras. Los femicidios, los golpes, las violaciones y demás formas de violencias que viven las mujeres de todos los países, son parte de una política de disciplinamiento constante para todas las mujeres que busca garantizar la dominación del capitalismo patriarcal.
Las actitudes misóginas de Trump le han metido leña al fuego al repudio mundial y han incentivado la movilización de centenares de miles de mujeres en los EE.UU y en ciudades de todo el mundo durante enero de 2017. Se calcula en medio millón las personas que acudieron a la Marcha de las Mujeres Sobre Washington. Hubo marchas paralelas en decenas de ciudades y pueblos (más de 670 en EE.UU. y en 70 ciudades en otros países). Muchas de las cuales fueron igualmente más grandes de lo esperado ,150 mil en Chicago, 125 mil en Boston, junto con otras enormes en Nueva York (con bandas de marcha, y que fue tan grande que tardó tres horas en avanzar seis cuadras en un momento), Denver, Seattle, Juneau (Alaska), Lexington, Kentucky, Detroit, Atlanta y en Nueva Orleans.
En este marco de auge de la movilización de las mujeres es que la jornada del 8 de marzo, el día internacional de las mujeres trabajadores, se ha convertido, en el 2017, en una convocatoria a un paro mundial de las mujeres en el mundo. Esto es nuevo y empieza a sumar la experiencia de paro de mujeres surgida en Varsovia, Polonia y luego esa convocatoria empezó repetirse como en Buenos Aires, Argentina (octubre de 2016).
Por todo ello, es muy importante que nuestras secciones, grupos y militantes de la UIT-CI, intervengan en estas acciones y prioricen esta actividad, de acuerdo a sus posibilidades y realidades. Ya se han venido dando avances en ese sentido en la internacional e incluso coordinados acciones y campañas. En algunas secciones hay comisiones o reuniones y materiales especiales.