Por UNIR, Unidad de Izquierda Revolucionaria de Colombia.
POR LA VIDA, POR LA PROTECCION DE LA NATURALEZA Y LA BIODIVERSIDAD
Construyamos en la lucha contra el modelo Capitalista Imperialista, una Agenda Ambiental y Biodiversa, obrera, Popular, Campesina, de las Mujeres y de las Comunidades Indígenas y Negritudes
En su discurso de instalación de la COP16, con justificadas razones, el presidente Gustavo Petro de Colombia señaló tres grandes verdades, inmensas como el Amazonas e incontrovertibles como el cambio climático, que no podemos dejar pasar desapercibidas. El Presidente Petro fue enfático en manifestar que, no todos los humanos somos los responsables de la actual debacle ambiental; que sólo una pequeña élite, menor del 1% del total de la población son los mayores agresores al medio ambiente; y concluyó que es iluso creer que 190 gobiernos de países comprometidos con esa pequeña minoría que domina el mundo estén interesados y en capacidad de resolver esta amenazante situación.
Desde la organización Unidad de Izquierda Revolucionaria -UNIR-, queremos aportar cinco elementos adicionales, que por diversas razones o motivos políticos el presidente Petro no argumentó en el discurso de apertura de la COP16.
Al Presidente le faltó colocarles nombre y apellido a los responsables de esta tragedia. Estamos en un mundo dividido en dos grandes clases sociales, de un lado los poseedores de los medios de producción, y de otro, los desposeídos que solo contamos con nuestra fuerza de trabajo. Poseedores y no poseedores, explotadores y explotados, opresores y oprimidos, así está dividido el mundo. Este modelo económico, político y social, tiene nombre y apellido se llama: Capitalismo Imperialista en decadencia. No se trata de algunos individuos sicópatas que agreden al medio ambiente. Se trata de una clase social, que apoyada en la propiedad privada de los medios de producción, en la explotación de la fuerza laboral, y en su afán por obtener fabulosas ganancias, se sienten sin impedimento ni remordimiento alguno para esclavizar hasta la muerte a los seres humanos que no tenemos nada, pero también para esclavizar a la naturaleza, convertirla en rehén de sus caprichos y codicia, poniendo en grave peligro la vida de todas las especies presentes en el planeta. Esa clase social mundial de poseedores gobierna la totalidad de las naciones, y desde los países más poderosos invaden a las más atrasadas y oprimidas, desarrollan el armamentismo, juegan a la guerra, saquean los recursos naturales de los países más débiles, contaminan el medio ambiente llevando a límites intolerables el efecto invernadero produciendo con ello peligrosos e irreversibles cambios climáticos, pero también provocan genocidios inimaginables como el que hoy sufre el glorioso pueblo palestino avasallado por la bestia destructora del aparato estatal artificial israelí impuesto a sangre y fuego por las grandes potencias imperialistas en el medio oriente, que en menos de un año a asesinado a más de 45 mil niñas, niños, jóvenes y personas de la tercera edad, y, generando con sus explosivos 23 millones de toneladas de escombros de viviendas, hospitales, centro educativos y armas sin explotar, que hará que pasen muchos años antes que la Franja de Gaza vuelva a ser un lugar seguro.
Para no ser ilusos como él mismo lo dijo, se le escapó concluir que la Conferencia de las Partes (COP), está incapacitada e impedida política, económica y éticamente para tomar decisiones encaminadas a lograr los objetivos de lucha contra el cambio climático. Ciento noventa gobiernos que representan los intereses de los explotadores capitalistas e imperialistas desarrollan estos showrooms con el ánimo de engañar a los pueblos del mundo, de ofrecer supuestas alternativas, compromisos y protocolos que luego están incapacitados en aplicar, salvo el de promover el turismo ideológico ambiental capitalista y contribuir a pasar de contrabando algunas ideas de mercantilización del medio ambiente, como la ofrecida por el gobierno colombiano que propone canjear deuda externa a cambio del compromiso del país de proteger la naturaleza. Esto quiere decir que el pueblo colombiano y muchos países más, terminaremos siendo guardabosques o jardineros del imperialismo, contribuyendo a mercantilizar el medio ambiente y cambiándolo por unas míseras monedas.
No destacó como se debía, que la COP no contempla como uno de sus más importantes objetivos la protección de la vida de ambientalistas y la supervivencia de las agrupaciones de conservacionistas, investigadores y defensores de la biodiversidad, toda vez que las grandes multinacionales y los gobiernos de las potencias económicas los han declarado objetivo militar. Para citar el caso colombiano, en 2023, se registró el asesinato de 79 defensores ambientales, según informes de Global Witness. Esto posicionó al país como el más peligroso del mundo para estos activistas. Las principales víctimas fueron personas que defendían derechos sobre el acceso al agua, y luchaban contra actividades como la minería ilegal, la ganadería extensiva, los monocultivos o la poderosa agroindustria. La mayoría de los asesinatos ocurrieron en zonas como el Cauca, afectando especialmente a comunidades indígenas, afrodescendientes y campesina. Para defender a la naturaleza, el medio ambiente, la biodiversidad y luchar contra la agresión que el modelo capitalista imperialista ejecuta, nos necesitamos vivos, al igual que nuestras organizaciones.
Quizás, para no extender el discurso o para no dar mayores explicaciones para algunas de sus propuestas, el Presidente Petro obvió hablar de la frágil situación ambiental en Colombia. Por ejemplo, no hizo el suficiente énfasis del entorno en donde se desarrolla la COP16, por cuanto no denunció que el departamento del Valle del Cauca está dominado por el monocultivo de la caña que condena a la sed y al desplazamiento forzado a las comunidades campesinas y afrodescendientes que siembran frutas, hortalizas o plátano, ni tampoco señaló que la alcaldía de Cali, anfitriona del evento, está gobernada por un representante de este nocivo sector agroindustrial. No mencionó la grave situación que se presenta en la capital de la república, amenazada de racionamiento de agua debido a la fuerte sequía , pero le concede a la multinacional Femsa Coca-Cola la autorización para extraer 3,23 litros por segundo (280 mil litros diarios, 102 millones al año) de siete nacimientos, según la concesión de aguas que le otorgó la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR). No habló que la minería a gran escala a cielo abierta convirtió en desiertos importantes regiones de la Costa Atlántica y ha colocado en situación de colapso el Páramo de Santurbán el cual suministra agua a 2 millones de personas y provocaría cientos de enfermedades irreversibles e incurables que afectarán a los seres vivos por tres o cuatro generaciones más. O el caso del Parque Nacional Natural Farallones de Cali en donde 1000 hectáreas de páramo, fueron afectadas por la minería ilegal. Recuperar esta área podría tardar al menos 20 años para devolver la cobertura vegetal y más de 50 años para tener la integridad del ecosistema. Pero lo que más hizo ruido, fue su silencio sobre el proyecto de Subestación de Guardacostas en la isla Gorgona que incluye una torre, radar militar, muelle de 182 metros de largo, remodelación de edificaciones para la administración, alojamiento a personal militar, cocina, comedor y un tanque de almacenamiento de 5.000 galones de combustible, el cual está auspiciado por la Oficina Internacional de Asistencia Antinarcóticos de los Estados Unidos. Este proyecto, afecta los derechos territoriales y de autodeterminación de Pueblos étnicos ancestrales y lo que es peor, cuestiona el programa gubernamental “Colombia potencia mundial de la vida” .
Finalmente, coincidimos y nos colocamos del lado del llamamiento del Presidente Petro sobre la imperiosa necesidad de detener la acumulación del capital, de hacer una revolución mundial de la humanidad y salir de manera inmediata de la época neoliberal. La tarea más importante que los desposeídos, oprimidos, explotados debemos desarrollar es organizarnos para protagonizar la más profunda rebelión nacional y mundial en contra del sistema capitalista imperialista para impedir que nos conduzca a la barbarie y la destrucción de la naturaleza y la biodiversidad. En esa tarea estamos empeñados quienes integramos la Unidad de Izquierda Revolucionaria en Colombia y la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores – Cuarta Internacional (UIT-CI).
Para protagonizar ese alzamiento, llamemos a los pueblos del mundo a defender las siguientes banderas de lucha: movilicémonos para exigir la declaratoria de la emergencia climática en todos los países, rechacemos la contaminación del agua, el aire, las tierras y el mar. No a la destrucción de las selvas y la depredación de los bosques. No al desplazamiento forzado de poblaciones. No a la megaminería a cielo abierto. Defensa de la Amazonia. Basta de deforestación indiscriminada, de incendios provocados, de saqueo y destrucción de la fauna y flora. No al agronegocio capitalista. No a la deforestación irracional. No a Bayer -Monsanto y a sus agrotóxicos. Reforma agraria para tener una producción agropecuaria sin destrucción ambiental y al servicio de las necesidades alimentarias de los pueblos. Luchar por priorizar el transporte público-estatal, de cargas y personas, menos contaminante como el ferrocarril, con los fondos que ahora se llevan las empresas privadas del transporte cobrando subsidios estatales, las multinacionales, el FMI y los pagos de la deuda externa. No a la industria armamentista. Por el desarme mundial imperialista. No al genocidio del pueblo palestino. Apoyemos el movimiento contra las centrales nucleares. Por un Plan de transición energético ecológico desarrollo basado en fondos provenientes del no pago de las deudas externas y de grandes impuestos a los grandes grupos empresarios y bancos. No a cualquier proyecto minero o productivo rechazado por sus pueblos. Apoyo a todos los reclamos y las movilizaciones en defensa del ambiente y la vida de los pueblos originarios de Colombia, Perú, Chile, Venezuela, Bolivia, Argentina, Australia y otras partes del mundo. Por la unidad de la lucha ambientalista, obrera y popular. Basta del sistema capitalista-imperialista. Contra la destrucción ambiental capitalista. Socialismo o catástrofe. Por gobiernos de los Trabajadores y el Socialismo para expropiar a los capitalistas y planificar la economía democráticamente en base a las necesidades de la clase trabajadora, los pueblos y que combata el cambio climático y la destrucción ambiental.
Cali, Colombia, Octubre de 2024