Por Patrick König, corresponsal
Tras la convocatoria de huelgas de advertencia y concentraciones en varias ciudades de Alemania, sindicato y patronal se sentaron a negociar el lunes 11 de noviembre. Después de 18 horas de negociación firmaron un acuerdo en la seccional Costa, que abarca a la zona norte de Alemania. Ese acuerdo fue tomado como referente para hacerlo extensivo al resto del país.
Lo que nos toca ahora a los trabajadores y trabajadoras del metal es analizar y sacar nuestras conclusiones, para ver qué se ganó o perdió, cómo estamos y cómo vamos a seguir nuestra lucha. Para eso vayamos por partes.
¿Qué han firmado?
Lo primero que tenemos que ver es, qué pedíamos, y qué se ha conseguido. La IGMetall (sindicato de las y los trabajadores metalúrgicos) comenzó exigiendo un 7% de aumento salarial y una duración del convenio de 1 año, y para los/as aprendices una subida de 170 euros (en Alemania los/as aprendices cobran un salario, que está regulado por el convenio del sector, mientras que dura su formación). Finalmente han firmado una subida total de 5,1% (2% a partir de abril 2025 y un 3,1% a partir de abril 2026) y 140 euros para los/as aprendices.
Si bien no podemos decir que es un desastre absoluto, sí es claramente un acuerdo que está muy por debajo de lo que se esperaba en las plantillas. Sobre todo, si a esto le sumamos la pérdida salarial que tuvimos en el Convenio de 2023/2024, los aumentos de productividad, la inexistencia de medidas que hagan menos vulnerables a los trabajadores/as con contrato temporal o que rechace los despidos que ya se han realizado y los que tenemos en puerta.
Por otro lado, se firma una duración de convenio de 2 años, cuando se exigía un año. Esto que parece una cuestión menor, no lo es si se tienen en cuenta los altos índices de inflación y la inestabilidad reinante que se va a mantener y probablemente profundizar en los años venideros. Con esta firma quedamos atados a dos años de “paz social” y si, por ejemplo, el año que viene la inflación es superior al 2%, cosa muy probable, no podremos tomar ninguna medida para defendernos y volveremos a tener otra pérdida de poder adquisitivo. Por tanto, si nos fijamos exclusivamente en los números, podemos decir que no es en absoluto un gran triunfo, más bien lo contrario. Hasta acá, las cantidades concretas en dinero, el “vil metal”.
Necesitamos también un balance político
Después de una lucha, ya sea sindical o política, es necesario hacer un balance no sólo económico, sino también político. La dirigencia sindical nos “vende” o nos quiere hacer creer, utilizando para ello cifras muy relativas, que han firmado un gran acuerdo. Ese es su balance. Con eso dan por terminada su labor hasta dentro de 2 años cuando se venza este convenio, y vuelven de nuevo a sus cómodos despachos, alejados de aumentos de productividad, de presiones para que no nos demos de baja por enfermedad o por problemas familiares, y de las amenazas de despido.
Nosotros por el contrario enfrentamos otra realidad, y por eso debemos tener muy claro qué se ha conseguido realmente, lo que podríamos llamar un balance numérico o cuantitativo. Pero sobre todo lo que tenemos que hacer, y más importante incluso que el balance cuantitativo, es un balance cualitativo. Es decir, tenemos que analizar cómo quedamos después de esta lucha para así poder enfrentar con claridad los nuevos retos que tenemos por delante. Tenemos que sacar conclusiones de lo actuado para poder avanzar en nuestro grado de organización y conciencia de clase.
Algunas preguntas que deberíamos formularnos
–¿Podríamos haber conseguido un acuerdo mejor? Nosotros pensamos claramente que sí. Pero para eso deberíamos habernos implicado más desde el comienzo de las negociaciones, haciendo asambleas con mandato, recogida de firmas, exigiendo que no se firmase ningún acuerdo sin previa consulta a los/as trabajadores, participando de forma más masiva en las manifestaciones, etc.
–¿Se podrían haber dejado las negociaciones de esta semana sin acuerdo y seguir presionando con una nueva huelga de 24 horas?
Pensamos también que sí. La que tenía prisa en firmar lo antes posible era la patronal. Los patrones no quieren inestabilidad, ni quieren que las plantillas vayamos tomando ritmo en la movilización, ni quieren que pongamos en cuestión quién es el que manda. Cuando nosotros y nosotras hacemos huelga perdemos unas horas o un día de salario, pero la patronal pierde millones. Por eso pensamos que no se tendría que haber firmado ya, y por el contrario haber profundizado las medidas de presión.
–¿Qué hubiera pasado si la IGMetall hubiera puesto su fondo de huelga para respaldar la lucha?
La IGMetall, según sus propias cifras de balance que publica anualmente, cuenta con más de 1.000 millones de euros para fondos de huelga. Un dinero más que suficiente para poder respaldar y potenciar una lucha contundente hasta conseguir lo que exigimos.
– ¿Entonces por qué la IGMetall firma de prisa y sin consultar a los/las trabajadores/as?
La IGMetall firma de prisa porque al igual que la patronal no quiere que la huelga se salga de sus “cauces” y porque su objetivo es ser un mediador para garantizar la “paz social”. No quieren que haya una verdadera lucha de clases. Si tomamos la lucha en nuestras manos, no sólo ponemos en cuestión el dominio de los patrones, sino también sus privilegios como burocracia sindical.
Por otro lado, sabemos muy bien que la DGB (Confederación Alemana de Sindicatos) es el brazo sindical del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) y del gran capital alemán, y por tanto, responde a sus órdenes. La ruptura de la coalición de gobierno (integrada por el SPD, los verdes y liberales) los días pasados ha sido un factor más de inestabilidad política que se suma a la actual situación de crisis económica del país. Por eso la IGMetall, fiel a su amo, firmó en cuanto pudo un acuerdo a la baja para tirarle un salvavidas al gobierno y a la patronal y poder encaminar todo al terreno del debate electoral. Por la crisis política las elecciones generales se adelantan para febrero de 2025.
Recuperar los sindicatos para los/as trabajadores/as
Ante la desilusión, muchos compañeros y compañeras probablemente se plantearán desafiliarse del sindicato, y los que aún no están afiliados verán una razón más para seguir sin hacerlo. Esta situación pone en discusión el rol de los sindicatos. Estas agachadas de los sindicatos, las treguas que le dan a la patronal y al gobierno cuando se les puede golpear, etc… provocan que muchos/as se pregunten si sirven para algo las organizaciones sindicales.
Nosotros pensamos claramente que los sindicatos no sólo sirven y son necesarios, sino que son una de las principales herramientas que tenemos los/las trabajadores/as para proteger los derechos conquistados, para defendernos de los recortes, para enfrentar a los gobiernos que los aplican e incluso para defendernos de dictaduras. Esto se ha demostrado permanentemente a lo largo de décadas de lucha y en todos los países del mundo. El problema es cuando confundimos cúpula sindical con el sindicato en sí mismo como órgano de organización y representación obrera. No son los sindicatos, sino los dirigentes sindicales, los que se han vendido. Por eso una de las tareas que tenemos es quitar a esos dirigentes vendidos y poner a nuevos dirigentes que utilicen los sindicatos para lo que realmente fueron construidos. Lo primero que debemos hacer es afiliarnos si no lo estamos y organizarnos por la base para imponer dirigentes luchadores en los puestos de mando. Debemos pelear por tener el control de los sindicatos, para que no pase lo contrario, y sean un puñado de burócratas los que controlan a la mayoría.
El convenio se firmó pero la lucha continúa…
Si bien podemos decir claramente que no hemos obtenido un triunfo, también podemos afirmar que ha quedado más que claro que no estamos conformes con lo que está sucediendo, que hay disposición para luchar y que no estamos derrotados/as ni mucho menos. Hemos tenido un primer round en el que los contendientes, patronal y trabajadores/as, nos hemos estado “midiendo”.
Nuestros principales problemas no se han resuelto (aumento de productividad, despidos, cierres de fábrica, aumento porcentual de los trabajadores/as temporales, etc.). Por eso no podemos quedarnos de brazos cruzados a esperar a ver qué pasa dentro de 2 años. Tenemos que hacerle llegar al sindicato y a sus representantes en las fábricas nuestra disconformidad con el acuerdo firmado. Tenemos que exigirles a los/las delegados/as y Comisiones Internas que hagan asambleas decisorias para poder discutir medidas ante estos problemas. Cuando haya elecciones para delegados/as tenemos que presentar compañeros/as honestos/as que estén dispuestos a luchar, en las elecciones a los Comité de Empresa tenemos que presentar candidaturas alternativas antiburocráticas y anti-patronales, etc.
Además de involucrarnos para resolver los problemas concretos en los lugares de trabajo, tendremos que hacerlo también ante los problemas políticos del país. Ya están anunciadas las elecciones generales para el 23 de febrero de 2025, y no podemos ser meros espectadores/as, sino todo lo contrario. Tenemos que participar, ante la falta de una alternativa electoral que defienda nuestros intereses, para que en las próximas elecciones tengamos una alternativa clara a la que votar.
Construyamos juntos/as organizaciones sindicales y políticas de clase y combativas
En este artículo hemos analizado cómo se dio la negociación del convenio metalúrgico en Alemania.
Este es un convenio, una lucha y un país concreto. Probablemente vos que estás leyendo esta nota, tengas otro convenio, seas estudiante o desocupado, e incluso vivas a miles de kilómetros de Alemania. Pero si vemos quiénes fueron los actores (gobierno, patronal, cúpulas sindicales, trabajadores/as, etc.), los problemas (ninguna democracia para decidir, firma de un acuerdo sin consultar y en disconformidad con la mayoría, problemas importantes sin resolver como los despidos, la flexibilidad laboral, la pérdida del poder adquisitivo, la inestabilidad absoluta para los contratados/as, etc, etc, etc.), estamos ante los mismos problemas con los que vos te enfrentas cada día. Esto se debe a que el capitalismo es un sistema mundial y por eso los/as trabajadores/as soportamos las mismas dificultades. Y así como debemos hacer balances, debatir o compartir experiencias de lucha a nivel de fábrica, sector, local o nacional, debemos hacer esto mismo también a nivel internacional.
Por eso, aunque vivas en Argentina, Canadá, Alemania, Sudáfrica o Japón, o seas estudiante, trabajador/a o desocupado/a, si estás de acuerdo con lo que has leído, te proponemos que te pongas en contacto con nosotros/as para que entre todos/as nos organicemos para pelear contra los recortes y para crear juntos/as organizaciones sindicales y políticas que sirvan a los intereses de los trabajadores/as y el pueblo.