Por Movimiento Socialista de Trabajadores y Trabajadoras, sección de la UIT-CI en República Dominicana
Pese a los ataques de la Policía Nacional, bajo las órdenes de la ministra Faride Raful, y del grupo paramilitar neonazi autodenominado Antigua Orden Dominicana (AOD), el régimen encabezado por el presidente Abinader no pudo impedir que una gran marcha unitaria recorriera las calles de Santo Domingo, conmemorando con espíritu combativo los 60 años de la heroica lucha popular y antiimperialista de Abril de 1965. Las consignas ¡Fuera, fuera, Barrick Gold!, ¡Abajo el fascismo!,¡Palestina libre!, ¡El pueblo unido jamás será vencido!, entre muchas otras, retumbaron a lo largo del recorrido.
Al inicio de la movilización, en la Plazoleta La Trinitaria, agentes de la Policía Nacional atacaron la marcha con gases lacrimógenos para intentar dispersarla e impedir su realización. Un grupo de trabajadores cañeros retirados, que tradicionalmente marchan en la capital exigiendo el pago de sus pensiones desde hace dos décadas, fueron cercados por los represores y separados del resto de la marcha. A pesar de este primer ataque, la marcha continuó su recorrido y llegó al Parque Independencia, que estaba totalmente militarizado.
El 25 de abril, la ministra de Interior y Policía, Faride Raful, había emitido un comunicado anunciando que no había objeción oficial a la realización de la marcha y que no se permitiría la realización de actividades paralelas en los mismos espacios en los que estaba programada. No obstante, el gobierno incumplió su compromiso, pues permitió la aglomeración de una turba de paramilitares neonazis desde tempranas horas de la mañana en el propio Parque Independencia, a quienes permitió posteriormente atacar la manifestación cuando se dispersaba.
Cuando la marcha llegó a su destino final, frente a la estatua de Francisco Caamaño en la entrada del Paseo El Conde, la Policía Nacional facilitó la infiltración de provocadores neonazis a la concentración. Estos provocadores fueron neutralizados por los manifestantes sin que pudieran generar mayores incidentes. En estas circunstancias, no fue posible que se leyera el manifiesto de la marcha ni se realizaran los actos artísticos y culturales previstos.
Cuando se retiraban las personas al concluir la manifestación, y en presencia de miles de efectivos policiales y militares, una turba de neonazis atacó una columna de integrantes de diversas organizaciones sociales y políticas, con piedras, cuchillos e incluso blandiendo armas de fuego. Fueron repelidos, pero posteriormente sitiaron el local de la Escuela Multitemática y la biblioteca comunitaria Miguel Angel Muñiz Arias en Gazcue.
Estos hechos revisten extrema gravedad y pusieron en peligro la vida de numerosas personas, algunas de ellas de avanzada edad, como ex combatientes de la Guerra de Abril y trabajadores cañeros retirados. Queda en evidencia nuevamente lo que venimos denunciando desde hace años: que la AOD funciona como una nueva versión de la Banda colorá, la agrupación terrorista que operó durante la dictadura de Balaguer como fuerza de choque contra el movimiento popular y la disidencia política.
El régimen capitalista dominicano, con sus características antidemocráticas y su subordinación total al imperialismo estadounidense, es heredero de la invasión y la ocupación militar estadounidense de 1965-66, de ahí su hostilidad a la conmemoración de la Revolución de Abril.
En su comunicado de autorización de la marcha, la Ministra Faride Raful había alegado que “los extranjeros no están autorizados a participar de actividades políticas dentro del territorio nacional”. Sin embargo, esta restricción no implica que no puedan asistir a marchas como la del día de hoy. La Constitución, el reglamento de la Ley de Migración y la Ley Electoral se refieren a la restricción de la participación extranjera en actividades de tipo partidista-electoral. Por eso es habitual que personas de diferentes nacionalidades realicen marchas y manifestaciones en el país, e incluso desde hace muchos años los cañeros vienen movilizándose por sus pensiones. El intento del gobierno de prohibir la participación de personas haitianas en movilizaciones, mientras permite la de personas de otras nacionalidades, forma parte del Estado de excepción que se ha impuesto en los hechos, sin aprobación del Congreso, y que amenaza con liquidar las escasas libertades democráticas de las que aún disfrutamos actualmente.
Exigimos respeto a nuestros derechos democráticos, que tan grandes sacrificios nos ha costado conquistar. Quieren cada vez aislar y dividir más al movimiento social. Hoy les demostramos que no lo vamos a permitir, que seguiremos en la calles. La mayoría del pueblo dominicano no es fascista. Este gobierno y los fascistas no podrán prohibir la solidaridad ni la dignidad. El ejemplo del Abril revolucionario sigue vivo, y lo honramos fortaleciendo nuestra organización y movilización. Llamamos a la solidaridad de todas las organizaciones democráticas que en el mundo rechazan el fascismo y el apartheid.