Por Mercedes Petit
Luego de 50 años*, los presidentes de Cuba y Estados Unidos participaron de una reunión de la OEA. Además, tuvieron un encuentro reservado, cuya foto recorre el mundo.
La rueda de intervenciones de los presidentes incluyó algunas de tono altisonante y denuncias al imperialismo yanqui, y al propio Obama, como fueron las de Cristina Kirchner, Evo Morales de Bolivia y Nicolás Maduro de Venezuela. Podemos ubicarlas en el conocido doble discurso característico de estos gobiernos, que en el día a día pactan con las multinacionales y atacan las condiciones de vida de sus pueblos.
Obama, por su parte, se presentó con piel de cordero. Llamó a “no quedar presos del pasado”, a “mirar al futuro”, y “no dejarse atrapar por ideologías”. Toda su actitud estuvo al servicio de favorecer el ambiente “amigable” que necesitaban las multinacionales para seguir haciendo sus negocios en la región, y en particular para avanzar hacia Cuba.
Por su parte, Raúl Castro tuvo como preocupación central impulsar el interés de esas multinacionales para que inviertan cada vez más en la isla. Por eso jugó un papel fundamental para lavarle la cara a Obama y permitirle jugar de cordero. Luego de recorrer la historia de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba dijo, según la versión taquigráfica del Consejo de Estado: “Le pido disculpas porque el presidente Obama no tiene ninguna responsabilidad con nada de esto. ¿Cuántos presidentes hemos tenido? Diez antes que él, todos tienen deuda con nosotros, menos el Presidente Obama. […] es justo que le pida disculpas […] según mi opinión, el Presidente Obama es un hombre honesto.”
Obama es el presidente de la principal potencia imperialista. Es personalmente responsable de sostener la invasión a Afganistán, de mantener la prisión de Guantánamo y la usurpación de ese territorio cubano, de bombardear poblaciones en Siria en acuerdo con el dictador Al Assad y de apoyar a los genocidas del Estado de Israel. Obama defiende día a día los intereses cotidianos de la burguesía imperialista más poderosa del mundo.
Raúl Castro hizo estos increíbles elogios al máximo jefe del imperialismo porque hace años que la conducción cubana abandonó la lucha por el socialismo. Por eso el ministro cubano de inversiones extranjeras, Malmierca, se dedicó a elogiar en la cumbre el “papel activo y fundamental” que deben protagonizar las multinacionales y a divulgar la nueva ley de inversiones extranjeras y las ventajas de la “zona especial” del Mariel. Por eso el mismísimo Raúl se reunió privadamente con el presidente de la Cámara de Comercio de Estados Unidos. El verdadero centro del interés cubano fue el Foro Empresarial que se hizo en el Hotel Riu. Hubo más de un millar de empresarios. Entre los panelistas estuvieron los representantes de Pepsi, Cargill, Barrick Gold, Odebrecht, Coca Cola, Scotiabank, Citigroup, General Electric, Boeing, Walmart, Chevron, Telcel y Telmex (de Carlos Slim), Mark Zuckberger de Facebook y Marriott Internacional. Según Granma, en el Foro hubo 18 empresarios cubanos, encabezados por Malmierca, de empresas mixtas como Habanos SA, Havana Club International SA, el grupo hotelero Gran Caribe, la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba -Etecsa-, Alimport y el Banco de Comercio Internacional.
La triste realidad es que la impactante presencia de Raúl Castro en Panamá estuvo al servicio de consolidar la restauración capitalista, siguiendo los pasos de China y Vietnam.
http://www.izquierdasocialista.org.ar/components/com_jce/editor/tiny_mce/plugins/anchor/img/anchor.gif) 2px 50% no-repeat;»>* Sobre el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Cuba y EE.UU. en diciembre 2014, véase “Nada bueno se puede esperar”, en Correspondencia Internacional Nº 36, marzo 2015.