Por Miguel Angel Hernández, dirigente del PSL de Venezuela y de la UIT-CI
10/9/2025. El pasado lunes 8 de septiembre estallaron protestas en Nepal contra la corrupción, a raíz de la prohibición de varias redes sociales por parte del gobierno. Las protestas que comenzaron de forma pacífica, con una gran movilización que se concentró frente al parlamento, se tornaron violentas luego que las fuerzas de seguridad reprimieran brutalmente las manifestaciones, dejando un saldo hasta ahora de 22 muertos y más de 100 heridos, muchos de ellos de bala.
Nepal es un país de 30 millones y medio de habitantes ubicado en Asia del sur, fronterizo con la India y China, de mayoría hinduista y budista. Rodeado por la cordillera del Himalaya, el llamado “techo del mundo”, ya que alberga a varias de las cumbres más altas del mundo, entre ellos el monte Everest.
Este martes, el primer ministro Khadga Prasad Oli renunció a su cargo como consecuencia de las masivas protestas que estallaron en Katmandú, capital del país, y que se extendieron a ciudades como Pokhara e Itahari. La renuncia del primer ministro fue seguida por la renuncia del ministro del Interior, Ramesh Lekhak, quien dimitió durante una reunión del gabinete.
En Nepal hay un gobierno capitalista de conciliación de clases. El país es gobernado por una coalición de partidos burgueses liberales junto al Partido Comunista de Nepal (PCN, Marxista-Leninista Unificado), de tendencia maoísta. El primer ministro renunciante es integrante del PCN.
Nepal estuvo sumergido en una larga y cruenta guerra civil contra la monarquía que se extendió entre 1996 y 2006. Ese año se firmó un acuerdo entre el gobierno provisional de la Alianza de los Siete Partidos, una coalición de partidos burgueses liberales, y el Partido Comunista de Nepal (PCN). En el año 2008 se realizó una Asamblea Constituyente que abolió la monarquía y estableció una república democrática parlamentaria.
Se trata de un gobierno de conciliación de clases del que participa el Partido Comunista junto a partidos patronales, lo cual genera confusión sobre su verdadero carácter capitalista. Es algo similar a lo que ocurre con regímenes como el de Venezuela o Nicaragua, que se autotitulan “socialista” o de “izquierda”, cuando en realidad aplican duros ajustes capitalistas y gobiernan en acuerdo con empresas privadas y transnacionales.
Los principales socios comerciales de Nepal son India, China y Estados Unidos. En el país ha crecido la inversión extranjera en los últimos años en el marco de un acuerdo firmado con el Fondo Monetario Internacional en el año 2022, renovado este año, y que ha generado un gran desempleo, siendo esta una de las razones fundamentales para el malestar social en Nepal y el estallido de las recientes protestas.
Entre las principales transnacionales presentes en Nepal están Unilever, Coca Cola, Dabur, empresa india de bienes de consumo, especialmente de salud, Suzuki, Honda, Hyundai, Verisk Nepal, empresa norteamericana de software, Cotiviti Nepal, otra empresa norteamericana también de software, Fusemachines, estadounidense, especializada en Inteligencia Artificial, entre muchas otras.
Las redes sociales y la ira popular
Como dijéramos antes, la chispa que detonó el estallido popular fue la suspensión el pasado 4 de septiembre de 26 redes sociales, entre ellas You Tube, X, Facebook, Instagram y Whatsapp, con el argumento que no cumplieron con el plazo de registro ante los organismos gubernamentales correspondientes. Y que esta medida se tomaba contra el uso indebido de las plataformas, a través de las cuales, supuestamente, “algunos usuarios difundían odio y rumores, cometían delitos cibernéticos y perturbaban la armonía social”.
La prohibición de las redes sociales fue interpretada por los sectores populares, y en particular por los jóvenes, como un intento de censura y de contener las críticas sobre el nepotismo y la ostentación de los altos jerarcas del régimen y sus hijos.
Miles de manifestantes irrumpieron en la sede del parlamento desafiando el toque de queda declarado por el gobierno, prendiéndole fuego posteriormente e incluso incendiaron una ambulancia y se enfrentaron con la policía.
La ira popular acumulada durante años de promesas incumplidas, frustración por los pésimos salarios, el desempleo y la corrupción rampante, estalló con la suspensión de las redes sociales. Los manifestantes atacaron e incendiaron casas de algunos funcionarios percibidos como corruptos. Rajyalaxmi Chitrakar, esposa del ex primer ministro Jhalanath Khanal, murió tras ser incendiada su residencia. El ministro de Economía fue lanzado desnudo a un río y golpeado por los manifestantes, otros funcionarios también resultaron golpeados en las protestas. Incluso fue incendiada la sede de un medio de comunicación privado, el Kantipur Media Group, el conglomerado mediático más grande de Nepal, que incluye diarios en nepalí e inglés y canales de televisión.
Pobreza, corrupción y desigualdad: el origen de las protestas
El origen de las protestas hay que encontrarlo en la tremenda pobreza que sufre el pueblo trabajador de Nepal, que contrasta con los lujos y ostentación de los líderes políticos y sus familias.
La mayoría de los jóvenes nepalíes se sienten frustrados y sin futuro, abrumados por la desigualdad y el desempleo. La tasa de desempleo juvenil en Nepal fue del 20 % el año pasado, según el Banco Mundial. El ingreso per cápita es de unos mil 300 dólares al año; 7,5 % de la población se encuentra trabajando en el extranjero, y las transferencias de la diáspora sostienen el consumo interno.
Mientras que los líderes de los tres principales partidos, el Congreso Nepalí, el Partido Comunista de Nepal (CPN-UML) y el Partido Comunista de Nepal (Centro Maoísta), han sido vinculados a escándalos que van desde la llamada estafa de refugiados butaneses, casos de usurpación de tierras. contrabando de oro, corrupción en el marco de la reconstrucción tras el terremoto de 2015, y durante la pandemia con la gestión de vacunas contra el Covid 19.
Más recientemente el caso de una red que engañaba a ciudadanos con viajes a España bajo el falso pretexto de asistir a una conferencia de la ONU.
La generación Z sale a las calles
Semanas previas a la prohibición de las redes sociales, grupos de jóvenes desarrollaron una campaña en redes sociales, específicamente a través de vídeos en TikTok, poniendo en evidencia la vida de lujo de los hijos de los políticos, quienes sin pudor hacen ostentación pública de sus mansiones que poseen, de sus lujosos vehículos, de viajes al exterior y estudios en universidades europeas. Todo lo cual contrasta con la pobreza, el desempleo y la falta de oportunidades para millones de jóvenes de los sectores populares.
Las protestas han sido encabezadas por jóvenes que se identifican como la “generación Z”, nacidos entre 1997 y 2012. La campaña impulsada por redes y la convocatoria a las movilizaciones, tenía dos etiquetas que la caracterizaban: «Nepo Baby» y «Nepo Kids». «Nepo» es la abreviatura de nepotismo. Estas etiquetas han ganado gran popularidad y se han viralizado en las redes sociales poniendo al descubierto a través de vídeos y fotos, el estilo de vida lujoso de los altos jerarcas del gobierno, sus familiares e hijos, quienes se han aprovechado de lo cargos de sus padres para enriquecerse.
Desde la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores Cuarta Internacional (UIT-CI), apoyamos incondicionalmente las movilizaciones en Nepal, y somos solidarios con la lucha de los jóvenes y el pueblo trabajador de Nepal.
El estallido social en Nepal, un país del que poco se habla, es una expresión más de la gran crisis que atraviesa el sistema capitalista en su fase de decadencia imperialista. Un sistema absurdo y desigual que somete a los pueblos a la miseria y el hambre, mientras políticos y empresarios disfrutan de toda clase de privilegios, al amparo del control del Estado y los recursos naturales de los países.
La corrupción, la ostentación y la pobreza de millones son el caldo de cultivo para que estallen rebeliones populares, jaqueando a los gobiernos capitalistas.