Reproducimos artículos de la organización trotskista Lucha Internacionalista, sección de la UIT-CI en el Estado Español, que apoya el proceso abierto hacia la independencia de Catalunia, del estado español y de su monarquía.
17 de octubre de 2015
Reafirmación del independentismo y giro a la izquierda
Lucha Internacionalista (sección de la UIT-CI)
Millones de personas nos hemos movilizado una y otra vez pidiendo ejercer el derecho de autodeterminación mediante un referéndum de carácter vinculante, y por lo tanto, que se contaran votos a favor y en contra de la independencia de Catalunya. No podemos olvidar que si hemos llegado hasta el 27-S ha sido por la negativa reiterada del Estado y también por la incapacidad de algunas fuerzas políticas de ir más allá de una consulta simbólica como el 9N. Somos los defensores del derecho a la autodeterminación quienes preferíamos un referéndum a unas elecciones (y por lo tanto, contar votos en lugar de contar escaños). Y también los que nos hemos negado a caer en «el día de la marmota» que se plantea Catalunya Sí que se Puede cuando habla de acumular fuerzas para forzar el reiteradamente negado referéndum pactado… cómo si no hubieran pasado cinco años de movilizaciones históricas y una amplia mayoría del Parlamento de Cataluña a favor del derecho a decidir.
1.- Se ha impuesto el efecto plebiscitario el 27S y ha ganado el sí.
Todo el mundo, empezando por el régimen y el Gobierno del PP, saca la valoración en clave nacional. El histórico 77,5% de participación es un reflejo de este efecto plebiscitario. Y en esta clave, el plebiscito se ha ganado: 1,9 millones de votos por el Sí (Juntos por el sí y CUP-CC), 1’5 millones por el No (PSC, C’s, PP) y 400.000 votos por el derecho a decidir–referéndum pactado (CSQEP y Unión rechazan que se los pueda contar con el no, y reconocen en su interior corrientes y posiciones por la independencia). Por lo tanto, el resultado en porcentaje de votos es: Sí 48%, No 39%, Abstención 11%.
El giro del Parlamento y el sentido del voto hacia la independencia es incuestionable. De 24 escaños favorables a la independencia en la anterior legislatura (ERC + CUP-AE) y 50 por el derecho a decidir –referéndum pactado- (CiU + ICV-EUiA), se ha pasado a 72 escaños por la independencia (JxS + CUP-CC) y el derecho a decidir se queda en (CSQEP).
Creemos que han sido equivocadas las declaraciones iniciales de la CUP-CC diciendo que no se había ganado en votos y dando por cerrada la posibilidad de una DUI (Declaración Unilateral de Independencia). Esta valoración apresurada y equivocada debilita el proceso de ruptura.
Una mayoría de los votantes está por la ruptura con el estado y para iniciar un proceso constituyente, reafirmando la expresión popular manifestada estos años en las calles de Catalunya y este hecho profundiza la crisis del régimen monárquico.
Con el resultado del 27S nada tiene que frenar la declaración de la ruptura con el marco del Estado, la proclamación de una República catalana y el inicio de un proceso de Asamblea Nacional Constituyente.
2.- Desplazamiento a izquierda del voto del independentismo.
Mas no puede parar el progresivo debilitamiento electoral. Ha hecho lo posible y lo imposible para evitar la cri sis, pero con un aumento de casi 10 puntos de participación no araña nuevos votos. Por eso si antes CiU con ERC tenían 71 diputados, ahora tienen sólo 62 (con Unión fuera del Parlamento) y dependen de otros para formar gobierno. Hoy la posición de la burguesía catalana es más débil para gobernar.
Son muy importantes los 10 escaños de la CUP-CC: hemos más que triplicado los resultados de 2012 con 210.000 votos más. Y todo indica que ha sido fundamentalmente arrastrando amplios sectores jóvenes y abriendo un sector de clase trabajadora del cinturón industrial que es estratégico. De este crecimiento, 126.219 han sido en las comarcas del área metropolitana (más de la mitad), cosa que marca una dinámica que tenemos que profundizar.
Probablemente los otros 90.000 procedan de sectores arrancados a ERC, ICV y nuevos votos jóvenes.
3.- Parlamento polarizado.
Ciudadanos barre al PP. Polarizado porque también han crecido los votos unionistas: pasando de 48 escaños a 52. Esta polarización ha arrastrado a la participación a amplios sectores que votaban en las generales pero no en las catalanas, y ha dividido la clase obrera. Por medio se ha colado el crecimiento de C’s (de 9 a 25 diputados, arañando a derecha e izquierda: los 8 del PP, los 4 del PSC e incluso restos de ICV como por ejemplo en El Prat de Llobregat). El cinturón industrial se ha teñido de naranja: L’Hospitalet, El Prat, Rubí, Ripollet … y dentro de Barcelona, Nou Barris, que era el feudo de Ada Colau. Esta incidencia de C’s en bastiones obreros es el dato más negativo y preocupante del resultado del 27S. C’s tiene que presentarse no como una derecha clásica, sino desde el populismo, su discurso tiene que combinar – además del tema nacional y la denuncia de la corrupción-, un cuestionamiento de la política de recortes, y presentarse «ni de derechas ni de izquierdas». La lucha en la clase obrera catalana cont ra este nuevo neolerrouxisme es esencial.
El nuevo golpe durísimo al PP (después de las andaluzas) debilita el Gobierno Rajoy y sus posibilidades ante las elecciones generales. Suenan voces de alarma como la de Aznar exigiendo cambios urgentes y cuestionan abiertamente a Rajoy, mostrando el nerviosismo y la crisis que atraviesa el partido de gobierno.
Para la burguesía el recambio de C’s por el PP no es sólo un cambio de cromos para no cambiar nada: C’s aparece como un instrumento mucho más débil para imponer las políticas económicas que exige la patronal.
4.- Fracaso de Podemos e ICVEUiA.
CSQEP y con él Podemos e ICV-EUiA, pierden 2 escaños de los 13 que tenía IC-EUiA y se limitan a mantener el voto de 2012. Es un fracaso por los objetivos que se habían fijado: repetir el éxito de Colau en Barcelona. El fracaso se explica por un lado por el efecto plebiscitario y la apuesta de CSQP por una tercera vía imposible (que también ha castigado a Unión): la realidad para los defensores del referéndum acordado es que sin soberanía no será posible ni siquiera contar los partidarios de la independencia. Un segundo elemento lo encontramos en el terreno social: tenía un referente a la izquierda (CUP-CC) más categórico con propuestas económicas anticapitalistas, que contrastaba con el tercer lugar de Coscubiela, 13 años secretario general de CCOO de Catalunya. A diferencia de Barcelona en común con Ada Colau que eclipsaba la presencia de una IC de perfil bajo, en CSQP la presencia descarada de ICV tampoco ha ayudado a ganar un espacio alternativo. CSQP ha perdido claramente la pugna con la CUP-CC por el espacio de una nueva izquierda transformadora.
Con estos elementos del 27-S hay que avanzar decididamente hacia la proclamación de la República Catalana y una Asamblea Nacional Constituyente, para evitar que con nuevos aplazamientos se aproveche el cansancio para hipotecarnos en un nuevo autonomismo.
Se acumula una gran responsabilidad en CUP-CC, no sólo de sectores jóvenes decididamente independentistas, sino también de incipientes sectores obreros que no son independentistas pero entienden que detrás de esta independencia puede haber una nueva y mejor relación entre pueblos y que sienten la necesidad de una política claramente anticapitalista.
Y esta posibilidad hace crecer el nerviosismo de la patronal que constata el debilitamiento de sus referentes políticos y el peso que gana la izquierda, que cuestiona las políticas aplicadas para cargar la crisis sobre los y las trabajadoras.
SOBRE NUESTRA POSICIÓN ANTE LA INVESTIDURA
18 de octubre de 2015 – Editado en Lucha Internacionalista (sección de la UIT-CI)
Josep Lluis del Alcazar
¿Cómo es posible que un partido revolucionario proponga facilitar la investidura de un gobierno con partidos burgueses? Y ciertamente el hecho de votar, ni que sea dos, o incluso una abstención, es efectivamente facilitar su investidura. Tampoco tenemos ninguna duda que el gobierno de JxS sería un gobierno burgués.
Lenin, en «Izquierdismo, enfermedad infantil del comunismo» decía que era obligatorio utilizar «la menor «grieta» entre los enemigos, toda contradicción de intereses entre la burguesía de los diferentes países, entre los diferentes grupos o diferentes categorías burguesas en el interior de cada país; hay que aprovechar igualmente las menores posibilidades de obtener un aliado de masas, aunque sea temporal, vacilando, inestable, poco seguro, condicional.» En otro momento escribe: «Desde 1905 defendieron sistemáticamente la alianza de la clase obrera con los campesinos, contra la burguesía liberal y el zarismo, no negándose nunca, al mismo tiempo, a apoyar a la burguesía contra el zarismo (en los empates electorales, por ejemplo); y prosiguiendo así mismo la lucha ideológica y política más intransigente…» .
¿Alguien puede minimizar la grieta que se abre entre el Estado y el Parlamento de Catalunya que sale de este 27S? Efectivamente los dos son burgueses, pero a nadie escapa el carácter progresivo de la lucha del pueblo catalán, las movilizaciones masivas, que una parte de este pueblo (y no sólo la burguesía) ve reflejada en los 62 escaños de JxS contra la opresión del Estado Monárquico. Nadie puede decir que entre los 1,6 votantes de JxS hay sólo burguesía, hay muchos sectores populares. Tenemos que establecer un diálogo con ellos: «¿Queréis la independencia?, nosotros también. ¿Creéis que JxS os la traerá?, nosotros creemos que no, pero estamos dispuestos a luchar para poner fecha a la proclamación de la República catalana.
Lo que no podéis pedirnos es que renunciamos a la lucha por las condiciones de vida de las clases populares: paro, desahucios, despidos, escuela y sanidad pública, por lo tanto votaremos con ellos la República catalana, pero no pararemos ni un instante para defender a la mayoría obrera y popular de este país… y sin ella esta República catalana tampoco es posible.» Quien no da importancia a unas ir a nuevas elecciones es que no comprende esta grieta que han abierto media docena de masivas manifestaciones populares: un grito por la ruptura que tenemos que hacer más grande. Tampoco se puede quitar importancia a la confrontación entre sectores burgueses. Lo que sí que nunca Lenin puso en juego fue la claridad de la lucha: la independencia política y la confrontación ideológica, por eso decimos que no hay nada a negociar con el nuevo gobierno, no hay pacto de legislatura, ni entrada en el gobierno.
¿Por qué no aprovechamos para conseguir más cosas a cambio del voto por la investidura para los y las trabajadoras? Tenemos definido un plan de choque o de medidas de emergencia. Si partimos de su totalidad y lo ponemos como condición, entonces en realidad es un recurso para no dar los dos votos, pues parece obvio que CDC-ERC no lo aceptarán y vamos a elecciones anticipadas. Este debate es una simple variante del que ya hemos hecho más arriba.
Si lo que hay detrás es la legítima tentación de pensar que si ahora los tenemos al alcance y nos necesitan lo tenemos que aprovechar para arrancar alguno de los puntos en defensa de la clase trabajadora, efectivamente estamos abriendo una negociación, en la cual todo el mundo entenderá que hará falta que las dos partes cedan.
Pero justamente cuando hablamos de plan de emergencia social o de choque se trata de necesidades urgentes y vitales por los trabajadores/as, no se pueden poner en una mesa de negociación para salir con unos mínimos que paren la lucha por el conjunto. No pueden justificar que sigan desahuciando por qué nos den cobertura a los comedores escolares, como no podemos dejar que sigan despidiendo con dinero público (como Panrico) a cambio que aparquen el Consorcio Sanitario de Lleida.
El problema de querer arañar algún punto es cuál es el precio a pagar y cómo se sale de la negociación con un gobierno de JxS. Con un acuerdo firmado con medidas de gobierno concretas y declaraciones generales de intenciones, necesariamente se tendrán que aparcar otros temas (los que nosotros mismos no hemos puesto como imprescindibles en la negociación) y será difícilmente explicable un llamamiento a la movilización contra este gobierno. Y a quien daremos el voto ya no será a JxS para no poner en cuestión la mayoría independentista del 27S, sino a un plan de gobierno –resultado de la negociación- de mínimos, que nos compromete por lo menos en los puntos acordados. Y si hay cosas buenas que se pueden conseguir con la presión de los parlamentarios, ¿no haremos pensar a muchos que habría que seguir presionando al Gobierno desde el Parlamento para ir obteniendo poco a poco cosas para los trabajadores/as?. Y esto es crear falsas ilusiones en un Gobierno CDC-ERC. Desde el primer momento nosotros decimos que lo que necesitamos no es un Gobierno de CDC-ERC, sino un Gobierno de los y las trabajadoras, que es el que puede resolver los problemas de fondo que nos imponen el Estado Monárquico y el capitalismo