Por Movimiento Socialista de Trabajadoras y Trabajadores, sección de la UIT-CI en República Dominicana
Foto: José De León
28/11/2025. El miércoles, 26 de noviembre, el país presenció un acto profundamente humillante durante la visita del secretario de guerra yanqui, Pete Hegseth. El presidente Luis Abinader anunció la entrega de espacios de la base aérea de San Isidro y del Aeropuerto Internacional de las Américas para su uso militar como parte de la campaña de agresión que impulsa EEUU contra la región caribeña. Abinader involucra de esta manera al Estado dominicano en una campaña militar agresiva y plagada de crímenes de guerra, con decenas de bombardeos marítimos que ya han cobrado más de 80 víctimas en los últimos meses, y que apunta a posibles ataques contra Venezuela y Colombia.
Esto es especialmente grave en vista de antecedentes como las invasiones y ocupaciones militares estadounidenses de República Dominicana en 1916 y 1965, así como las invasiones estadounidenses contra Granada en 1983 y Panamá en 1989. El actual despliegue militar estadounidense es el mayor realizado por EEUU en décadas.
Abinader, en un discurso leído, dijo que se permitirá el aterrizaje de aviones de reabastecimiento de combustible, así como el transporte de equipos militares y «personal técnico». Este último es un eufemismo típicamente utilizado por EEUU para referirse al despliegue de tropas. Según el presidente, la presencia militar estadounidense en el país es de carácter «técnico, limitado y temporal». En realidad es de carácter indefinido, pues no se anunció ningún plazo de tiempo. Igualmente falso es el argumento de que se trata de un refuerzo al Estado dominicano en sus operaciones antidrogas: como es sabido la campaña en el Caribe va mucho más allá de nuestro país y tiene como foco principal a Venezuela. El argumento más ridículo y cínico de todos es que este acuerdo «fortalece la soberanía». Todo lo contrario.
Las operaciones militares de EEUU en el Caribe buscan únicamente para reforzar el dominio imperialista en la región, continuando la nefasta Doctrina Monroe. El principal objetivo de la campaña yanqui es ejercer presión contra el régimen venezolano, y secundariamente contra el presidente colombiano Gustavo Petro, ambos sancionados por acusaciones de vínculos con el narcotráfico, así como crear un nuevo statu quo en el que EEUU puede bombardear a quien quiera en aguas internacionales del Caribe.
Una gran ironía es que todo estos se lleve a cabo a nombre de una supuesta guerra contra las drogas, cuando precisamente los lacayos perremeístas de EEUU han estado involucrados en una serie de narcoescándalos.
El presidente alegó estar actuando bajo el paraguas del Acuerdo de cooperación para las operaciones antinarcóticos suscrito por el decadente Balaguer y EEUU en 1995, y el protocolo de enmienda de 2003. Pero ese acuerdo no autoriza el despliegue por tiempo indefinido de tropas estadounidenses en el país. La Constitución en su artículo 80 establece que es competencia del Senado autorizar la presencia de tropas extranjeras en el territorio nacional. Lamentablemente no hay oposición en el Congreso.
El gobierno y los partidos de derecha se llenan la boca hablando de soberanía cuando se trata de promover los más atroces crímenes contra la clase trabajadora inmigrante haitiana, como negar atención de salud a mujeres embarazadas o separar a familias obreras mediante deportaciones ilegales. En cambio, se muestran sumisos como perros amaestrados cuando se trata de complacer a sus amos gringos. Lo mismo puede decirse de los neofascistas y racistas que dicen ser nacionalistas pero callan ante la entrega de la soberanía a EEUU, pues idolatran a Trump. Dicen ser patriotas pero son neo-anexionistas que anhelan ser colonia de EEUU.
El gobierno de Abinader ha cedido la soberanía en repetidas ocasiones a EEUU. Lo hizo al pactar el acuerdo de cielos abiertos, que otorga a las aerolíneas estadounidenses iguales condiciones que a las aerolíneas locales, y con el acuerdo de prechequeo, que permite a funcionarios estadounidenses realizar chequeos migratorios en territorio dominicano. También cedió soberanía cuando permitió a autoridades estadounidenses confiscar aviones venezolanos en territorio dominicano, sin que mediara un proceso judicial en base a las leyes dominicanas. Más recientemente, en septiembre, se cedió la soberanía al avalar que EEUU bombardeara ilegalmente una embarcación, supuestamente proveniente de Colombia, bajo el pretexto de que contenía drogas. Según versiones de la prensa nacional, el bombardeo estadounidense se realizó en aguas territoriales dominicanas, Abinader posteriormente lo negó, dando a entender que el bombardeo fue en aguas de la zona económica exclusiva dominicana. El gobierno dominicano nunca informó de la ubicación precisa del bombardeo o por qué la embarcación fue bombardeada y no detenida.
Llamamos a todas las organizaciones que se reivindican democráticas a rechazar en las calles la cesión del territorio dominicano a EEUU para su uso militar.
¡Fuera yanquis de la República Dominicana!































