por Miguel Sorans, desde la capital de Túnez – (3-5-2012)
Muchas la consideran la movilización más importante desde las de la revolución del 2011. Más de 30 mil trabajadores, jóvenes y organizaciones políticas marcharon por la avenida Bourguiba, emblema de la revolución. El punto de cita fue la plaza Mohamed Alí (Caussis Clay) y se recorría la avenida, hasta el otro extremo en la plaza del Reloj, que se caracteriza por su inmenso reloj.
La Bourguiba, que tiene un largo y arbolado boulevard en el medio, estaba colmada de gente y de diversas columnas de la UGTT, sindicatos y partidos políticos entre ellos la del PCOT (Partido Comunista Obrero Tunecino) de origen maoísta. Fue una marcha muy colorida con miles de banderas tunecinas y con carteles que reclamaban por trabajo y dignidad, junto a otros contra la dictadura siria y hasta en apoyo a los palestinos.
Una bandera de Lucha Internacionalista y la UIT-CI, con la consigna «La revolución continúa en Túnez y Siria», era recibida con aplausos al paso de las columnas.
Las consignas y estribillos eran duros contra el nuevo gobierno surgido de las elecciones de hace unos meses «Trabajo y Dignidad Nacional»; «Por una segunda revolución»; «No hay dignidad sin trabajo». Una columna de desocupados de la región de Gafsa, centro de extracción del fosfato, reclamaba a viva voz por trabajo: «No queremos el dinero de EEUU y Qatar», «Y el fosfato donde está??»
No fue casual ni la masiva presencia de trabajadores ni su combatividad. Desde la caída de la dictadura no ha habido solución a los problemas de fondo de los trabajadores. En especial a la desocupación de un millón de jóvenes que fue uno de los detonantes de la revolución que terminó con Ben Alí.
El nuevo gobierno encabezado por el movimiento islámico Nahda, no ha solucionado ni encarado ese tema ni otros de fondo. En las zonas del interior donde empezó la revolución como Gafsa (donde están las combativas Redeyet y Regueb) de la cuenca minera del fosfato ( Túnez es el tercer productor mundial) nada ha cambiado. En los últimos meses hubo huelgas, cortes de calles, una huelga de hambre de desocupados, en la sede la UGTT de Redeyet. Los días 7 y 9 de abril, en la capital tunecina, se reprimió una marcha que reclamaba contra la desocupación y contra la impunidad de los militares y policías asesinos.
Todo ese malestar y estado de lucha, fueron canalizados en la marcha del 1º de mayo, que a su vez preanuncia nuevos conflictos y choques sociales en reclamo de las promesas incumplidas por el nuevo gobierno, que sigue defendiendo los intereses de los empresarios y las multinacionales.