Por: Izquierda Socialista
El anuncio del acuerdo con el FMI por parte de Macri vuelve a la postal de una Argentina sometida a mayores ajustes antiobreros y pagos de la deuda. Si cuando «se mueve el dólar», como en estos días, los trabajadores saben que pierden, esto le echa más leña al fuego. El peronismo se apresta a votar una ley que limita el tarifazo reacomodándose en vistas a las elecciones de 2019. La CGT sigue dejando pasar el plan de hambre y quienes organizaron la marcha del 21F hacen movilizaciones testimoniales. Pero la bronca y el mayor ajuste pueden obligar a que tomen alguna medida de acción. La izquierda reclama paro general y plan de lucha y postula medidas de fondo para que la crisis la paguen los capitalistas, no los trabajadores.
El acuerdo con el FMI va a significar un nuevo salto en el ajuste, el saqueo y la entrega del país a manos del imperialismo y banqueros internacionales. El gobierno pediría un préstamo millonario que terminarán pagando los trabajadores. En la conferencia de prensa de este martes, el ministro Dujovne no adelantó los términos del pacto que se está cocinando a espaldas del pueblo. Pero cubriéndose ante las críticas que ya se veían (una encuesta da que el 75% está en contra de volver al Fondo) dijo que el FMI había cambiado, que no sería el mismo de otras décadas que imponía ajustes salvajes, sino que ahora hay un FMI bueno que acompaña el «gradualismo» y nos prestará plata para «blindarnos» de futuras contingencias sin ningún perjuicio. Una mentira total.
El FMI y el Banco Mundial son organismos de crédito del capitalismo internacional que están imponiendo ajustes en todo el mundo. Son los que «aconsejan» el aumento de la edad jubilatoria, los despidos y la reducción del gasto social con recortes en salud, educación y la obra pública, privatizaciones y, por supuesto, más endeudamiento. Nos prestan para que se aplique un ajuste permanente para que a su vez se pueda seguir pagando esa deuda leonina en beneficio de los banqueros. Un círculo vicioso infernal. Por eso el pacto con el FMI va a significar que el ajuste actual vía tarifazos, techos salariales, reforma laboral y robo a los jubilados se acrecentará.
Macri avala la fuga de capitales
El gobierno pide plata al FMI mientras acaba de destinar 8.000 millones de dólares para financiar la bicicleta financiera de sus especuladores amigos y deja que se vayan miles de millones por la fuga de capitales. Un contrasentido que solo se explica porque Macri es uno de ellos al mando del gobierno.
Si el dólar llegó a 23 pesos es porque Macri gobierna para beneficiar a los especuladores (además de las multinacionales, bancos y grandes empresarios). A tal punto que el JP Morgan, un banco de inversión yanqui amigo de los CEOs de Cambiemos, compró 1.000 millones de dólares en el último minuto de las operaciones bursátiles del pasado «jueves negro» provocando la disparada del dólar. Para estos usureros gobierna Cambiemos
La disparada del dólar que generó este pico de la crisis es la consecuencia lógica del famoso «volver al mundo» para que vengan capitales extranjeros que supuestamente nos iban a salvar. Pero los que vinieron fueron los llamados capitales golondrinas (especulativos) para hacer grandes negocios. Capitales que a la primera de cambio se van y dejan el tendal que luego paga el pueblo trabajador. Eso es lo que predomina en el mundo y Macri copia para la Argentina. Por eso dijo en Davos y el G-20 que la Argentina brinda una buena oportunidad para «que los inversores hagan sus negocios».
Volver al mundo también significó pagar de contado 10.000 millones de dólares a los fondos buitres y endeudarse sideralmente en 150.000 millones de dólares más. Pasando a ser la deuda externa una bomba explosiva cuyas esquirlas ya impactan sobre el pueblo trabajador. Por pagar la deuda se va todos los días dinero de escuelas, hospitales, salarios, rutas y caminos. El mayor déficit, precisamente, lo provocan los pagos de sus intereses que subieron 60% en los primeros tres meses del año.
El verso de que había que pasar el mal trago del ajuste para que lluevan los capitales se derrumba por los cuatro costados. Fue el caballito de batalla de Macri para encubrir sus ataques antiobreros y gobernar para los ricos y el imperialismo. Los premios que les dio a los empresarios y oligarcas (baja de las retenciones al agro, las mineras y el impuesto a las ganancias a las patronales) no vuelven en inversión o trabajo, sino que van directo al bolsillo de esas grandes patronales.
«El único camino posible» que pregonan a coro Macri, Vidal y sus ministros es más ataque al pueblo trabajador. El pacto con el FMI volverá a redoblar las mismas recetas que ya se aplicaron en perjuicio de los trabajadores, ya sea con la hiperinflación de Alfonsín de los años 80, la «estabilidad» y el 1 a 1 de Menem-Cavallo en los 90; el «blindaje» de De la Rúa-Chacho Alvarez o la «inflación controlada» del kirchnerismo.
El gobierno en su peor momento y el rol del peronismo
«Estamos ante un Macri muy débil», reconoció Morales Solá (La Nación, 6/5). El periodista del diario patronal se lamenta porque querría a un Macri más fuerte para que profundice el ajuste sin tantos problemas. Pero el presidente y su gabinete vienen mal desde diciembre, donde hubo una rebelión obrera y popular con miles en las calles enfrentando el robo jubilatorio y la feroz represión. Fue la expresión de un ¡basta! que ahora se acrecienta. Miles rompieron con Macri al que habían votado «con la nariz tapada» para que no gane el peronismo kirchnerista.
La ruptura política de sectores populares con el gobierno no tiene vuelta atrás y ha pegado un salto en estos meses. La bronca popular crece, igual que la caída de la popularidad de Macri. Suenan alarmas en la Rosada porque esto también afecta a Vidal, la figura de recambio. El 55% desaprueba al presidente y el 60% cree que este año la economía está peor. En los timbreos los políticos de PRO son cuestionados. También se repudia a los gobernadores, como Gutiérrez, del MPN de Neuquén, perseguido por los docentes en lucha que le exigen respuestas.
Lejos de lo que pregonan las usinas electorales de PRO, las últimas medidas del gobierno le dan aire al peronismo en sus distintas variantes, que aprovecha para despotricar contra el tarifazo, la reforma laboral y ahora el acuerdo con el FMI. Al peronismo, que venía votándole las leyes a Macri, no le ha quedado otra que tomar distancia para no quedar pegado a las consecuencias de la crisis. Un peronismo dividido que le cuesta remontar la derrota electoral en dura pelea por unificarse y ser opción de recambio para 2019. Eso explica por qué Massa, Pichetto, Bossio, Urtubey y muchos gobernadores, que venían apostando a no hacer olas, han tenido que presentar un proyecto de ley para corregir algunas aristas del tarifazo, retrotrayéndolo a noviembre de 2017, provocando que el gobierno tenga que pagar el costo político del veto ya anunciado. El veto, de darse, será un nuevo hecho político repudiado por las masas que intentará capitalizar la oposición patronal. La jugada del peronismo es posicionarse con un discurso anti Macri con medidas que ante el ajuste oficial parecen «progresivas», cuando lo único que plantean es una reducción parcial del tarifazo acordando incluso que no se descuente el IVA para evitar menos fondos para las provincias desde la Nación. Son reacomodos ante la crisis. No porque el peronismo tenga una salida de fondo, no lo hizo cuando fueron gobierno, menos ahora. Incluso el kirchnerismo habla contra el ajuste pero lo aplica donde gobierna. Santa Cruz es un desquicio total, impunidad para las petroleras y nada de salario para docentes y estatales.
Paro general, plan de lucha y medidas de emergencia
El peor momento del gobierno debe ser aprovechado por los trabajadores para salir a pelear. El primer trimestre de este año fue el de mayor conflictividad desde 2009 (Van der Kooy, Clarín, 29/4). La bronca contra el gobierno y la inercia de la CGT abren más espacio para enfrentar el nuevo ajuste y la mayor entrega al FMI. Lo muestran los aceiteros que rompieron el techo salarial y la rebelión de los docentes neuquinos con ATEN Capital a la cabeza. Demostrando que cuando hay conducciones combativas que quiere ganar, se avanza. Los maestros neuquinos con democracia sindical y asambleas masivas llevan más de 30 días de huelga. Hace semanas se dio la rebelión de los choferes de la 620 en La Matanza repudiando el asesinato del chofer Alcaraz, en un distrito donde la pobreza y marginalidad social se profundizan por culpa de Vidal y la intendenta Magario del Frente para la Victoria. Luchan también los terciarios contra el cierre de los profesorados. Paran este jueves 10 los estatales, docentes bonaerenses convocados por los Suteba Multicolor, la Cicop, juidiciales y la CTA autónoma.ÂÂ
Si las luchas no triunfan es por el rol traidor de la CGT. El triunvirato ha dicho que va a negociar la reforma laboral en el Congreso. Decidieron hacer un confederal en junio y la elección de las nuevas autoridades de la CGT el 22 de agosto. Pero la realidad los ha obligado a tener que hacer aunque sea una marcha mediática contratando a un grupo de teatro al ENRE para denunciar lo «desproporcionado» del tarifazo. Sacaron un documento crítico a las medidas del gobierno pero dejando claro que no irían al paro porque no serían ellos, es decir, los burócratas sindicales, quienes «enciendan la mecha», según uno de sus voceros (Página12, 6/5). Los Daer, Schmidt y compañía también buscarán reacomodarse pensando en el atril que le revolearon trabajadores indignados en aquella marcha fatídica cuando se negaron a ponerle fecha al paro. Lamentablemente Camioneros, las CTA Yasky y Micheli y la Corriente Federal, luego de la gran marcha del 21F, no le dieron continuidad más que con una marcha de las velas. Ahora ese sector nucleado como «Multisectorial 21F» amenaza con un paro si Macri veta la ley del peronismo contra el tarifazo.
La necesidad de tener dirigentes honestos y combativos que no claudiquen se vio cuando el Pollo Sobrero fue recibido con gran entusiasmo cuando se solidarizó con los choferes de La Matanza ante delegados de la UTA que huían como ratas. El sindicalismo combativo crece ante la claudicación de los dirigentes traidores. Con esa autoridad sigue reclamando un paro nacional y un plan de lucha para unificar al movimiento obrero en una medida nacional.
Los trabajadores tienen que sobrepasar a la burocracia y salir a pelear con paros, marchas, confluyendo con otros sectores sociales en los cacerolazos, ruidazos y otras medidas de protesta. Esta lucha debe ir unida a la pelea por medidas de fondo para que la crisis la paguen quienes la provocaron, no los trabajadores, como propone el Frente de Izquierda (ver contratapa). Partiendo de aumento de salarios y jubilaciones, siguiendo por la reestatización de las privatizadas, el no pago de la deuda externa y la nacionalización de la banca y el comercio exterior. Esta semana el FIT acordó impulsar una campaña nacional contra el ajuste de Macri y los gobernadores. Medidas que llama a imponer con lucha y movilización. Igual que para lograr el derecho al aborto legal, seguro y gratuito que levanta la campaña nacional por ese derecho fundamental para las mujeres.
Los luchadores, el sindicalismo combativo y la izquierda se tienen que preparar para los próximos desafíos apoyándose en una enorme vanguardia obrera, juvenil y de la mujer que se está fogueando. Para que en los próximos choques sociales contra el ajuste, ante una gran huelga, pueblada o movilizaciones masivas se fortalezca una alternativa política que pelee por una alternativa obrera y popular. A eso apostamos desde Izquierda Socialista y el Frente de Izquierda.