Por Movimiento Socialista de los Trabajadores
La movilización denominada «Unidad por la Paz y contra el Fascismo», convocada por organizaciones sindicales, estudiantiles, de derechos humanos, populares y de izquierda, ha levantado una serie de reivindicaciones de gran importancia ante la ofensiva antipopular, antiobrera y racista del gobierno dominicano.
Coincidimos en levantar exigencias justas como un aumento salarial general, pensiones dignas, respeto a la libertad sindical, rebaja de los combustibles, derecho a la tierra para los campesinos y derecho a la vivienda en el campo y en las ciudades; acompañamos la denuncia de la corrupción y la impunidad, de la violencia machista; asimismo consideramos de gran importancia reivindicar el derecho a la pensión de los cañeros haitianos que trabajaron durante largas décadas en estas tierras y defender el derecho a la nacionalidad de la gran comunidad de personas descendientes de inmigrantes haitianos a la que el régimen intenta despojar de su nacionalidad implementando políticas racistas.
Igualmente merece toda la solidaridad la defensa de Loma Miranda y el Parque Nacional Jaragua así como los demás reservorios naturales amenazados por la depredación por parte de grandes capitales nacionales y transnacionales.
La situación amerita de grandes movilizaciones de los sectores populares. La Marcha Verde debería utilizar su capacidad de convocatoria para llamar a una jornada nacional de lucha, siguiendo y profundizando el ejemplo del paro del Cibao y el paro universitario y de transporte de la capital el mes pasado.
De manera peligrosa, sectores de la extrema derecha, racistas que se hacen llamar nacionalistas, se envalentonan al tener un gobierno que reproduce sus ideologías, aunque de manera menos abierta. Promueven la construcción de un muro como el de Trump en la frontera con Haití, distrayendo la atención de los verdaderos problemas del país, como el avance de la privatización de la salud o el alto costo de la vida. La campaña por la no suscripción del pacto de la ONU en defensa de los derechos de las personas migrantes fue coronada por la decisión del gobierno dominicano de sumarse a un puñado de gobiernos racistas y retrógrados, encabezados por EEUU e Israel, que se empeñan en desconocer hasta formalmente los derechos humanos de las personas migrantes. El gobierno de Danilo y la falsa oposición del PRM y el PRSC que se opusieron a la firma del tratado con argumentos racistas, le han dado la espalda a más de 1,5 millones de dominicanos que viven en el extranjero y son sometidos a persecuciones y discriminación, sobre todo en EEUU y el Estado español.
La calamitosa situación de los trabajadores se puso en evidencia con la explosión en Polyplas, un desastre provocado por la decisión de los empresarios de colocar sus ganancias por encima de la seguridad e incluso de la vida de los trabajadores. Los capitalistas de manera criminal y con la complicidad del gobierno se niegan incluso a publicar la lista completa de empleados. Exigimos una investigación independiente con la participación de organizaciones sindicales y de derechos humanos para determinar las responsabilidades políticas, administrativas y penales que pueda haber en este terrible caso. Por eso también es urgente fortalecer un movimiento sindical autónomo y democrático, sin ningún compromiso con los empresarios ni con el gobierno para poder frenar y derrotar todos los atropellos y la superexplotación que signan las relaciones laborales actualmente.
Sin ninguna duda repudiamos el bloqueo a Cuba, desde hace más de 40 años. Diferimos en cuanto a la supuesta existencia de un bloqueo contra Venezuela y Nicaragua, países cuyo principal socio comercial es precisamente EEUU. Repudiando cualquier injerencia yanqui en esos países hermanos, no podemos avalar allá las violaciones a los derechos de los trabajadores y el entreguismo ante las transnacionales que practican Maduro y Ortega y que enérgicamente repudiamos aquí cuando el perpetrador es el gobierno del PLD. Sería incoherente. Por eso extendemos, eso sí, nuestra solidaridad a los trabajadores y el pueblo de Venezuela y Nicaragua. Saludamos la lucha del pueblo haitiano contra la corrupción con los fondos de Petrocaribe, cuya lucha es la misma que aquí libramos contra la corrupción y la impunidad. La unidad latinoamericana y caribeña es una necesidad concreta, pues muchos de los recursos necesarios para salarios, salud, educación, vivienda, pensiones y otras urgentes necesidades se pueden obtener si se deja de pagar la fraudulenta e ilegítima deuda externa, y la mejor manera de acometer esa tarea es si todos nuestros países asumen en bloque la decisión de no pagar más.
Santo Domingo, República Dominicana
9 de diciembre de 2018