Por Partido Socialismo y Libertad (PSL)
El martes 19 de marzo, en la ciudad de Roma, el denominado enviado especial para Venezuela de los EEUU, Elliot Abrams, y el Vicecanciller de Rusia, Sergei Ryabkov, se reunieron según sus propias palabras para efectuar consultas diplomáticas sobre la situación política y económica venezolana.
Posteriormente, el sábado 23 de marzo, llegaron a la rampa presidencial del Aeropuerto Simón Bolívar ubicado en la localidad de Maiquetía dos aviones de la Fuerza Aérea de la Federación de Rusia. Los aviones rusos apostados en territorio nacional son un Antonov An-124 que es utilizado para el transporte de equipamiento militar y un Ilyushin Il-62 que traslada pasajeros. Según la versión de la portavoz de la Cancillería de Rusia, María Zajárova, el centenar de militares rusos que arribaron a nuestro país son asesores que tienen como tarea realizar un conjunto de encuentros para seguir desarrollando los acuerdos de cooperación técnico-militar entre los gobiernos de Vladimir Putin y Nicolás Maduro. Según el gobierno ruso esta presencia militar es de duración indefinida. Esto es inaceptable y lo rechazamos.
La participación del Vicecanciller ruso en una reunión con el criminal de guerra Abrams, que representa al gobierno imperialista de los EEUU, es una muestra del grado de injerencia de ambos gobiernos en la política interna de Venezuela. Desde el Partido Socialismo y Libertad (PSL) ratificamos que no son los gobiernos de EEUU y Rusia los que deben decidir el futuro de Venezuela, es el pueblo trabajador venezolano quien con su movilización y organización independiente tiene que sacar al país de la espantosa crisis en la que fue sumido por el saqueo económico del capital transnacional, la burguesía local y el gobierno.
El gobierno antipopular de Nicolás Maduro permite que una potencia capitalista como Rusia, que tiene sus propios objetivos políticos y económicos, simule una supuesta condición de representante del Estado venezolano en esas negociaciones espurias que se efectúan de espaldas al pueblo trabajador y que son un intento descarado de decidir sobre el futuro del gobierno, las empresas estatales y bienes comunes del país. A su vez, esa reunión entre EEUU y Rusia es un intento de negociación de zonas territoriales de influencia en el mundo. En ese sentido, desde el PSL repudiamos que quieran convertir a Venezuela en una ficha de cambio en el tablero diplomático de las grandes potencias imperialistas y capitalistas.
La llegada a territorio nacional de un centenar de militares rusos evidencia una escalada injerencista en Venezuela, y es evidente que su aterrizaje en un aeropuerto civil fue con el objeto de que se divulgara rápidamente esa información, como un gesto de respaldo político. Desde el gobierno de Hugo Chávez, el Estado venezolano ha adquirido miles de millones de dólares en equipamiento militar ruso: aviones de combate Sukhoi, fusiles Kalashnikov, un sistema de defensa antiaérea sostenido en misiles tierra-aire MANPADS Igla-S, el antimisil S-300VM y el 4K91 S-125-2M de tipo Pechora 2M; tanques T-72 y T-90; helicópteros Mi-17 y Mi-35, entre otros. De ese modo, se ha hecho un inmenso gasto militar que incluso implicó un enorme endeudamiento externo del Estado venezolano, que después ha tenido que pagar el pueblo trabajador a través de la disminución de la capacidad de compra de su salario.
La excusa para esas compras de armamento y para la actual presencia de efectivos militares rusos es su carácter disuasorio ante la posibilidad de una intervención armada de los EEUU en el país. Los socialistas revolucionarios del PSL repudiamos todas las expresiones de injerencia yanqui, desde las sanciones petroleras hasta el apoyo a la conformación de un gobierno títere encabezado por Guaidó y los llamados a un golpe militar. Pero al mismo tiempo denunciamos que el gobierno cívico-militar de Maduro no defiende la soberanía ni la independencia nacional. Desde el PSL hemos denunciando que los jerarcas civiles y militares chavistas ya han demostrado que privilegian el apoyo del capital transnacional y de potencias capitalistas para conservar su control del Estado petrolero con la aplicación del brutal ajuste económico y el aumento de las restricciones a las libertades democráticas, con medidas como el pago de más de 80 mil millones de dólares en deuda externa a partir de la contracción de las importaciones y la oferta de mercancías generando altos niveles de inflación y escasez de alimentos y medicinas, la entrega de territorios donde habitan pueblos indígenas con el llamado Arco Minero Orinoco, la renegociación de manera regresiva del paquete accionario de las empresas mixtas entre Pdvsa y transnacionales petroleras, la firma y ejecución de convenios operativos petroleros con transnacionales y empresas privadas locales, entre otras. La defensa de la soberanía y el repudio a la injerencia yanqui y rusa debemos organizarla los trabajadores y los sectores populares, con total independencia respecto de Maduro y Guaidó.
La alianza de la Federación de Rusia con el gobierno antipopular de Maduro no es gratuita ni simplemente una expresión de las afinidades políticas con el reaccionario Putin, que en su país recorta los derechos de las mujeres, persigue a la población homosexual, aumenta la edad jubilatoria, reprime y oprime a nacionalidades como el pueblo checheno, cierra emisoras de radio y canales de televisión independientes, y en Siria es aliado de la dictadura de Bashar Al-Sad, masacrando a cientos de miles de civiles en una campaña de tierra arrasada. En Venezuela, el Estado y la burguesía rusa participan del saqueo. Además de los negocios militares, han establecido una empresa mixta entre Pdvsa y Rosneft para extraer petróleo en dos bloques de la Faja del Orinoco, participado en enormes negocios con la construcción de edificios y casas para la Gran Misión Vivienda, exportado trigo y medicinas al mercado venezolano, y ahora plantean su ingreso en los proyectos de megaminería del Arco Minero del Orinoco.
Desde el PSL rechazamos la injerencia política y la presencia militar de Rusia en Venezuela, y exigimos el retiro inmediato del personal castrense ruso del territorio nacional. Además, creemos que es indispensable repudiar la deuda externa con Rusia, que es producto de enormes compras militares que no han beneficiado al pueblo trabajador venezolano, y que solo se han convertido en oportunidades de negocios para los jerarcas militares chavistas. Por último, como parte de nuestra política de una industria petrolera totalmente estatal y bajo gestión de los técnicos y obreros petroleros, desde el PSL planteamos la derogación de los acuerdos petroleros con Rosneft y otras empresas rusas.
¡Ni Trump ni Putin, el futuro de Venezuela lo debe decidir el pueblo trabajador venezolano!
¡Ni marines ni soldados rusos, no a la intervención militar extranjera en Venezuela!
¡Basta de la entrega de los bienes y recursos del país para ganar apoyo geopolítico!