En vísperas del sexto mes del gobierno de Bolsonaro/Mourão, el país vive una de las mayores crisis políticas, económicas y sociales de las últimas décadas. En medio de la ola de protestas que recorre el país desde marzo, con el 15M como punto fuerte, y con la huelga general programada para el 14 de junio, Bolsonaro está viviendo un verdadero infierno astral, al ver caer en picada sus índices de popularidad. La expectativa de millones de personas con su gobierno ha durado poco.
La economía se contrajo un 0,2% en el primer trimestre, lo que intensificó la recesión en el país. Ya estamos hablando de un año perdido para la economía. La tasa de desempleo alcanza el 12,4% de la población. Los desempleados más subempleados alcanzaron un porcentaje del 24,6%, llegando a uno de cada cuatro brasileños. Las muertes violentas rompen récords en las regiones norte y noreste, donde negros y jóvenes sufren la mayoría de los asesinatos.
Por otro lado, el gobierno corre contra el tiempo en un intento de aprobar la Reforma Previsional que se encuentra en la Cámara con unas 300 enmiendas. Bolsonaro busca negociar migajas con los estados y municipios a cambio de la aprobación de la infame reforma. El gobierno ha establecido el modelo chileno del sistema de seguridad social como su ideal, que ha llevado a los pensionistas del país a la pobreza.
Mientras tanto, Bolsonaro facilita la vida de los empresarios rurales y agroindustriales al vaciar la función de supervisión del Consejo Nacional del Medio Ambiente (CONAMA), reduciendo la participación de ambientalistas, representantes de los trabajadores rurales, pueblos indígenas y pueblos tradicionales, entre otros. El gobierno pretende flexibilizar el Código Forestal, garantizando la amnistía a los deforestadores y debilitando la protección de nuestros bosques. Esta medida provocará nuevas tragedias, como las de Brumadinho y Mariana, causadas por las acciones depredadoras de las multinacionales y por la ausencia del Estado para garantizar un control serio.
La corrupción es otro fantasma que persigue a la familia Bolsonaro. El senador Flavio Bolsonaro, primogénito del presidente y amigo cercano de los militares, es el blanco de una de las mayores investigaciones de corrupción del Ministerio Público, acusado de lavado de dinero y organización criminal.
En un acto de desesperación, Bolsonaro viaja a Argentina para apoyar a Macri, un presidente odiado por el pueblo argentino cuya pobreza afecta al 32 por ciento de la población. Todo esto después de una poderosa huelga general que paralizó al país vecino. En Argentina, Bolsonaro tampoco escapó a las protestas y a un amplio sentimiento de repudio en el país vecino, cuyo rechazo a los regímenes autoritarios, dictatoriales y militares es prácticamente un consenso.
Por un plan de luchas para derrotar el ajuste económico y el proyecto autoritario de Bolsonaro/Mourão.
Sin subestimar al gobierno de Bolsonaro, que sigue siendo feroz en su intento de aplicar sus planes ultraneoliberales contra la clase obrera, con intentos de pactos entre las potencias y con actos de extrema derecha, hay condiciones para derrotar la Reforma Previsional. Haremos la segunda huelga general en dos años, programada para el 14 de junio, contra la Reforma Previsional. Los jóvenes y los profesionales de la educación han sido los protagonistas de un verdadero tsunami en las calles. Más que nunca, es necesario estar atentos y fuertes, construyendo la huelga general en junio de abajo hacia arriba, exigiendo que la dirección de los principales centros sindicales, como la CUT, la Força Sindical y la CTB, construyan la huelga desde abajo, y que marquen una nueva asamblea de la clase obrera, para que construyan un plan de lucha, y que organicen un nuevo calendario de movilizaciones y de huelgas, hasta que se derrote a la Reforma Previsional, así como a la reforma de la Asistencia Social y el plan de ajuste de Bolsón y Murão. Del mismo modo, los líderes de la oposición como Haddad, Manuel D’Ávila y Ciro Gomes deben ponerse al servicio de la construcción de la huelga general, tarea que debe extenderse a los gobernadores del PT y del PCdoB, quienes deben romper el pacto con el gobierno de Bolsonaro y ponerse al servicio de la lucha contra este gobierno de extrema derecha.
Además, es necesario defender un plan económico alternativo, capaz de romper los lazos con los banqueros y la deuda pública, para que haya recursos para generar empleos e inversiones en salud pública y educación.
07/6/2019
Editorial del Diario Combate Socialista N° 99 – CST Seccion Brasilera de la UIT-CI