Por Martin Fu
El gobierno de Israel inició el lunes pasado la demolición de decenas de viviendas palestinas, la mayoría en construcción, en Wadis Humus y Sur Baher, en Jerusalem Este.
Setecientos policías y doscientos soldados fue la fuerza que utilizó para desalojar a 17 palestinos, facultando a los terroristas de la FDI (Fuerza de Seguridad de Israel) a dinamitar y usar topadoras en la demolición. El Estado genocida lanzó esta nueva ofensiva contra el pueblo palestino argumentando la cercanía de las viviendas con el “cordón de seguridad” construido y decretado unilateralmente por el usurpador israelí en 2004, con el cual se terminó anexando algunas zonas de Cisjordania bajo control de los sionistas. Las demoliciones tienen como fin aumentar las áreas de ocupación y control israelí donde viven cerca de 300.000 palestinos, aislando a las comunidades originarias de la zona y despojándolos de sus viviendas y medios de vida. Según Amnistía Internacional, Israel ha demolido 50.000 viviendas o instalaciones palestinas desde 1967.
“Las demoliciones de Sur Baher representan un crimen de guerra, una limpieza étnica que debe ser investigada por la fiscalía de la Corte Penal Internacional”, denunció la veterana dirigente palestina de la OLP en Ramalá, Hanan Ashrawui. Repudiamos esta nueva acción criminal del estado racista de Israel como otro intento de doblegar al heroico pueblo palestino. Llamamos a redoblar el apoyo a la resistencia del pueblo palestino. No habrá paz en la región hasta expulsar al invasor sionista y lograr un Estado único palestino, laico, no racista y con amplios derechos democráticos para todos sus habitantes.