Mercedes Petit, dirigente de Izquierda Socialista/UIT-CI, Argentina. 5/11/2019
Siempre se dan debates en la izquierda sobre la utilización de esta consigna. En Chile el reclamo de una asamblea constituyente es muy sentido por las masas, y está presente en todas las movilizaciones. Esto es lógico, ya que sigue vigente la constitución de 1980 impuesta por la dictadura de Pinochet. Nunca fue derogada, ni por los gobiernos de la derecha ni por los de la “Concertación”, de la Democracia Cristiana y el Partido Socialista, que en el último gobierno sumó al Partido Comunista.
Por eso, el MST, sección de la UIT-CI en Chile, la levanta entre sus consignas más importantes para impulsar la movilización. La propone ligada a otras demandas que están motorizando la movilización, donde la primordial es ¡Fuera Piñera! unida a la necesidad de luchar por un gobierno de la clase trabajadora y los sectores populares, para impulsar los cambios de fondo (ver declaración en El Socialista nº 442, www.izquierdasocialista.org).
También sectores burgueses y partidos de izquierda como el PC y el Frente Amplio (FA) toman el reclamo de la Constituyente. Pero ni el PC ni el FA levantan la consigna de las masas ¡Fuera Piñera! Solo están proponiendo un juicio político parlamentario al presidente. Incluso algunos sectores del gobierno hablan de “nueva constitución” o de una posible reforma. El presidente del senado Jaime Quintana, político patronal opositor, dijo: “Estamos en un momento constituyente” (La Tercera, 26/10/19). Hasta no se puede descartar que, para intentar descomprimir, acepten una reforma constitucional parcial o hasta una elección de diputados constituyentes. Esto muestra que una reivindicación democrática justa como constituyente también puede ser una trampa para el movimiento de masas. Los partidos del régimen la pueden usar con el objetivo de paralizar o desviar la movilización revolucionaria que quiere terminar con Piñeira.
Por eso, en medio de una rebelión popular como la que existe en Chile, es totalmente equivocado proponer como consigna principal o “estratégica” una asamblea constituyente. La central es la lucha por un gobierno de trabajadores.
Lamentablemente, una vez más, sectores del trotskismo, como es el caso del PTR/PTS caen en ese error. Con la firma de Juan Valenzuela (PTR), en La Izquierda Diario (LID, la publicación en la web del PTS y sus grupos), propone lo siguiente:
“[…] al mismo tiempo que desarrollamos la coordinación y la autoorganización, para que la clase obrera se haga sujeto de su propio destino, planteamos la consigna de asamblea constituyente libre y soberana.” Y su planteo final es contundente: “está planteado botar al gobierno de Pinera y sustituirlo por una constituyente que asuma funciones legislativas y provisionalmente ejecutivas”.
Y aunque Valenzuela menciona en su texto el “gobierno de los trabajadores”, lo dejan de lado para sintetizar su “estrategia” en “autoorganización y constituyente”.
Su explicación es poco novedosa: “Sin embargo, entendemos que aún la mayoría de los trabajadores no piensa que podrá surgir un nuevo estado a partir de su autoorganización, un gobierno de trabajadores.” Entonces, como la mayoría no cree en el gobierno de los trabajadores, el PTR/PTS propone la “estrategia” de autoorganización y asamblea constituyente. Esto es una capitulación oportunista a las ilusiones en la democracia burguesa que tienen esa mayoría de trabajadores.
El método que utiliza el PTR/PTS, para elaborar el programa y las consignas, es opuesto al que nos enseñara Trotsky. El decía que un partido revolucionario, en “primer término” debe “dar una imagen clara y honesta de la situación objetiva, de las tareas históricas que de ella se desprenden, independientemente de si los obreros están hoy maduros para ello o no. Nuestras tareas no dependen de la conciencia de los trabajadores. La tarea consiste en desarrollar su conciencia.” *
Por eso, la consigna estratégica en Chile, como en todo proceso revolucionario agudo, no es elecciones a asamblea constituyente sino luchar por Fuera Piñera y por un gobierno de los trabajadores y el pueblo.
Impulsando, como lo hace el MST, las demandas sociales (salario, jubilación, salud, educación, etc.) y las elecciones a una Asamblea Constituyente Libre y Soberana y desarrollando las asambleas barriales, estudiantiles y sindicales para construir una alternativa de poder obrero y popular.
*“El atraso político de los obreros norteamericanos” (19 de mayo de 1938), editado en El Programa de Transición, Ediciones Crux.