Compartimos nota de ANDRÉS MOURENZA, para El Pais.
Las congresistas protestan durante una comparecencia del ministro del Interior después de que la policía reprimiera una marcha feminista
Cuando el colectivo chileno Lastesis ideó la letra y la coreografía de la canción Un violador en tu camino, probablemente nunca imaginó que daría la vuelta al mundo hasta convertirse en un himno contra el patriarcado, y mucho menos que terminaría siendo cantada a la cara de un ministro de Interior en el hemiciclo del Parlamento de Turquía. Sucedió en la noche del pasado sábado, cuando varias diputadas de la oposición entonaron la canción mientras golpeaban las mesas de sus escaños, en protesta por la represión violenta contra varias mujeres que interpretaban la coreografía una semana antes en Estambul, que acabó con varias de ellas detenidas.
“No se lo tomó muy bien, la verdad. Se lo tomó personalmente y como una ofensa al Estado”, admite Aysu Bankoglu, del Partido Republicano del Pueblo (CHP) y una de las diputadas de esta formación socialdemócrata —la principal de la oposición turca— que cantó la canción en el Parlamento. La comparecencia del titular de Interior, el derechista Suleyman Soylu, se había alargado y ya casi era medianoche cuando tocó el turno de preguntas de la oposición. Entonces, la diputada encargada del cuestionario, Sera Kadigil, tomó el micrófono y dijo: “Hay una coreografía que empezó en Chile y se ha extendido por todo el mundo para llamar la atención sobre la violencia contra las mujeres. Gracias a usted, Turquía es el único país del mundo donde esta protesta ha sido atacada, así que tenemos un par de cosas que decirle, señor ministro”.
De esta forma, Turquía se convirtió también en el primer país del mundo donde Un violador en tu camino se canta en el Parlamento. Mientras los diputados del CHP enarbolaban retratos de mujeres asesinadas este año en Turquía (ya van 305 en 2019), ellas entonaron la canción de Lastesis. Entre las paredes de la sede de la soberanía nacional resonó la letra, traducida del original en español con pequeñas variaciones. Por ejemplo, a “la culpa no era mía, ni donde estaba ni como vestía” añadieron “ni lo que bebía”, pues el consumo de alcohol ha sido utilizado por algunos fiscales, jueces y políticos islamistas como justificación de casos de violación, incluido uno en el que la víctima fue una ciudadana española.
“Nuestra intención era llevar al Parlamento la voz de aquellas a las que, mediante el gas lacrimógeno y los palos, se les ha impedido cantarla en la calle, reprimiéndolas por orden del ministro de Interior”, explica a EL PAÍS la diputada Bankoglu. Desde hace tres años, prácticamente toda manifestación pública que no cuente con el visto bueno del Gobierno es duramente reprimida, incluidas las marchas por el 8 de marzo y por el Día de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer (25 de noviembre).
Pero la disolución a palos de la protesta de medio millar de mujeres que se habían reunido en el paseo marítimo de Kadiköy (Estambul) el pasado día 8 al ritmo de la canción de Lastesis ha conseguido el efecto contrario: Un violador en tu camino se ha convertido en un himno también en Turquía y se ha bailado en otras grandes ciudades, como Ankara y Esmirna, mientras las organizaciones feministas ensayan cada semana nuevas performances en diversos lugares. De hecho, este domingo, cerca de 200 mujeres se congregaron de nuevo en Estambul, muchas de ellas ataviadas con guantes de color violeta, y ejecutaron la coreografía ante un fuerte contingente policial, que, a diferencia del domingo anterior, no dispersó la manifestación.
Seis activistas fueron detenidas en la protesta del pasado día 8, acusadas de infringir la ley de manifestaciones y de ofensas al presidente y las instituciones del Estado por los versos “el violador eres tú. La Policía. Los jueces. El Estado. El presidente”. Ahora están en libertad con medidas cautelares y deben firmar cada semana en comisaría. “Es una vergüenza, nos han impuesto medidas que a veces ni siquiera se imponen a los acusados de violencia contra las mujeres”, se queja Fidan Ataselim, una de las arrestadas. “Pero las mujeres estamos ganando confianza en nosotros mismas. ¡Que nos detengan si quieren! No vamos a parar”.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), casi un 40% de las mujeres en Turquía sufren o han sufrido violencia a manos de sus parejas, frente a un 25% en Europa. En los últimos meses, varios casos han conmocionado a la opinión pública, como el de Ceren Özdemir, asesinada por un desconocido cuando regresaba a su casa. O el de Emine Bulut, cuyo asesinato a manos de su exmarido quedó grabado y las palabras de su hija —“Mamá, no te mueras, por favor”— dieron la vuelta al mundo. O el de Sule Çet, violada por un colega y luego arrojada desde el piso 20 de una torre de oficinas y cuya muerte fue, en un principio, atribuida a un suicidio.
De hecho, la presión de las organizaciones feministas ha hecho que el Gobierno instituya una comisión para investigar varias muertes sospechosas de mujeres cuyos casos habían sido cerrados en falso. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha prometido que hará todo lo que esté en su mano para poner fin a estos crímenes, pero la oposición critica que desde la llegada al poder de su partido islamista en 2002 los crímenes machistas se han multiplicado.
Bankoglu sostiene que precisamente la canción chilena ha prendido con tanta fuerza en Turquía porque refleja bien la “mentalidad patriarcal” que impregna las instituciones del Estado. “El Gobierno trata a la mujer no como un individuo, sino como una parte indisoluble de la familia, y eso contribuye a la discriminación y la violencia”, afirma. Otro ejemplo son los variados motivos por los que los jueces aplican reducciones en las penas de los condenados por violencia contra las mujeres: “Por ejemplo, el acusado se pone corbata durante el proceso y el juez estima que ha tenido un buen comportamiento durante el juicio y le reduce la sentencia de cárcel”.
El problema no son tanto las leyes, dice la diputada, —precisamente la Convención de Estambul de lucha contra la violencia contra las mujeres fue firmada en 2011 bajo el auspicio del actual Gobierno turco—, sino su aplicación o falta de ella. “Hay pocas medidas de protección para las víctimas, falta concienciación en los tribunales y entre los dirigentes. Porque la mayor responsabilidad recae en los dirigentes del Estado que son los que deben hacer más por erradicar la violencia machista”, explica: “También por eso hicimos esta protesta en el Parlamento, porque los responsables del Estado son los que están en posición de acabar con esta violencia”.