El gobierno de Hasan Diab, que asumió casi a fines de enero en medio de masivas protestas que voltearon al ex ministro Saad Hariri, anunció que no iba a desembolsar el pago de 1.200 millones de dólares en eurobonos que vencieron el 9 de marzo de 2020.
En medio de una nueva crisis mundial de la economía capitalista y la crisis política y económica en Líbano, el nuevo primer ministro anunció que no podía pagar los vencimientos de deuda. Con escasas reservas en el país, con próximos vencimientos a pagar en abril y junio, y con una deuda externa que asciende a más de 90.000 millones de dólares, el gobierno declara el default.
Mientras que la deuda externa representa el 170% del PBI del país, la desigualdad crece. Solo el 10% de los adultos acumula el 55% de los ingresos nacionales poniendo a Líbano en unos de los países con mayor desigualdad en el mundo. Según el Banco Mundial, con el aceleramiento de la devaluación y la crisis económica, más de la mitad de los libaneses estarán por debajo de la línea de la pobreza.
Si bien desde 1997, la libra libanesa está a cambio fijo respecto del dólar, la devaluación refuerza su economía fuertemente dolarizada. Al punto de que, la circulación del dólar, creció más que la moneda libanesa. Los bancos decidieron aplicar un cepo a las transacciones en dolares, no se puede retirar ni transferir más de 300 dólares cada 15 días.
Desde las masivas movilizaciones en octubre de 2019, el pueblo trabajador, la juventud y los sectores populares, se han puesto en pie de lucha no solo contra la corrupción y el régimen, sino también contra la miseria y desocupación que crece día a día. Encontraron en el gobierno y los bancos, la responsabilidad de tanta miseria y hoy exigen en las calles que no se pague la deuda externa.