Por Partido Socialismo y Libertad
La extensión en todo el mundo del Coronavirus (Covid 19), convirtiéndose en pandemia lo que comenzó como una epidemia en China, está poniendo al descubierto la profunda crisis del sistema capitalista mundial.
Hay un verdadero caos capitalista global. Las bolsas de todo el mundo se han precipitado; hay una paralización en los hechos de las principales economías del mundo. Se desplomaron los precios del petróleo.
Ya la mayoría de las economías estaban estancadas o caían, la pandemia del coronavirus lo que ha hecho es agravar una situación ya preexistente, en una economía mundial que no terminaba de salir de la crisis que se originó en el año 2008.
Sin duda, el imperialismo y los distintos gobiernos nacionales profundizarán las políticas de ajuste que ya venían implementando, para tratar de recuperar las ganancias y la rentabilidad de las empresas, afectadas por la crisis y el impacto de la pandemia en el conjunto de las economías.
Avanzarán con la superexplotación de la clase trabajadora y de los pueblos del mundo, así como con el saqueo de los recursos naturales, particularmente en América Latina aplicando planes económicos de ajuste y saqueo.
En Venezuela el gobierno de Nicolás Maduro estableció una serie de medidas para enfrentar la situación. Se decretó cuarentena en todo el país, la restricción de actividades comerciales y se suspendieron las clases a todos los niveles. La dirección de todo el operativo se puso a cargo de los militares. Una emergencia de salud se coloca en manos de las Fuerzas Armadas y la policía, cuando debería estar a cargo de los directores de hospitales, médicos, enfermeras y trabajadores de la salud.
En estos primeros días de la declaración de “cuarentena social colectiva”, como el gobierno la ha denominado, se ha puesto en claro que se trata de la implementación de medidas coercitivas llevadas adelante por los cuerpos de seguridad. Acciones que dejan ver con claridad que el gobierno aprovecha la emergencia sanitaria para probar sus dispositivos de control social.
Pero muy poco se hace para darle respuesta a los problemas y carencias estructurales que tiene el sector de salud, así como en general, los servicios públicos del país.
En nuestro país todos padecemos una verdadera tragedia social desde hace ya varios años, que hace realmente cuesta arriba el día a día de las trabajadoras, trabajadores y sectores populares.
La mayoría de los venezolanos y venezolanas estamos realmente preocupados por el arribo al país del coronavirus, porque estamos conscientes que estamos sumergidos en una profunda crisis económica y social, agravada por el paquete de ajuste que aplica el gobierno. ¿quién puede creer que tenemos los recursos para enfrentar esta grave pandemia? Cuando todos sabemos que nuestras vidas son particularmente difíciles, con salarios de hambre, falta de medicinas y alimentos, hiperinflación y desastre de los servicios públicos básicos.
Desde hace años la infraestructura del país está por el suelo. No hay agua potable, esto es particularmente evidente en la capital; fallas continuas de electricidad en toda la geografía nacional, con especial crudeza en el occidente. No hay gas, escasea la gasolina, el transporte público es un desastre.
El sistema de salud se encuentra en condiciones de devastación junto a la precarización laboral y salarial de sus trabajadores. En los centros de salud se carece de los insumos básicos para prestar la atención médica. Hospitales que tienen meses sin agua; no hay medicinas esenciales, ni guantes ni mascarillas, necesarias en una contingencia como la actual. Por su parte el Ministerio de Salud no publica el boletín epidemiológico desde el año 2016, instrumento necesario para los médicos conocer la evolución de las distintas enfermedades en el país.
Por todo esto decimos que el gobierno miente cuando dice que tiene los recursos y las herramientas para solventar la crisis. Miente cuando habla de 46 hospitales centinelas, cuando todos sabemos como están los centros de salud en Venezuela.
Por otra parte, el gobierno de Maduro viene aplicando un plan de ajuste económico severo, implementando medidas como el memorándum 2792 que han implicado la liquidación de los contratos colectivos, salarios de hambre y pésimas condiciones laborales, criminalizando las luchas de los trabajadores que defienden sus derechos.
En este contexto, más que medidas autoritarias ejecutadas por organismos de seguridad, lo que necesitamos es que los trabajadores y trabajadoras no sean quienes paguen las consecuencias del coronavirus y la crisis económica creada por el gobierno, empresarios y transnacionales. ¡Que la crisis la paguen los capitalistas y los funcionarios que se han enriquecido desde el gobierno!
El gobierno ha pagado más de 80 mil millones de dólares en deuda externa desde el 2013, lo que explica el deterioro de todos los servicios públicos y la reducción del presupuesto en salud y educación. En ese sentido proponemos que cesen los millonarios gastos militares, que no se siga gastando plata en costosos ejercicios militares. ¡Impuestos a los capitalistas y transnacionales para dotar a los hospitales de los recursos necesarios para enfrentar la pandemia! ¡Que el petróleo sea 100% estatal sin empresas mixtas ni trasnacionales! ¡Exigimos la confiscación de los bienes de los corruptos e importadores fraudulentos! Rechazamos las sanciones del imperialismo que solo afectan al pueblo ¡Que Trump levante de inmediato las sanciones!
En tal sentido, debemos exigirle al gobierno que en el marco de la emergencia se conforme un sistema nacional integrado de salud gratuito; salarios igual a la canasta básica para médicos, enfermeras y todos los trabajadores de salud; que se dote de agua, jabón, mascarillas y guantes a todos los centros de salud del país, no sólo a los 46 hospitales centinelas. Exigimos que se garantice el empleo, salarios y todos los beneficios contractuales a los trabajadores que deban permanecer en cuarentema. ¡Ningún despido ni suspensión de trabajadores!
Los trabajadores y trabajadoras, más allá de tomar todas las medidas necesarias para evitar la expansión del virus, debemos estar atentos y movilizarnos para exigir que no seamos nosotros los que paguemos las consecuencias de la crisis y la pandemia.