¿Un nuevo internacionalismo de los trabajadores?
Escribe Miguel Lamas
El lunes 11 de mayo se realizó el lanzamiento oficial de la Internacional Progresista (IP), un movimiento político a escala mundial que afirma luchar “por la democracia y la igualdad” y reúne a importantes organizaciones políticas y sociales e intelectuales. El más conocido mundialmente entre los participantes de la nueva IP es Bernie Sanders, ex candidato “socialista” en la interna del Partido Demócrata yanqui… aunque en abril pasado se retiró y apoya al imperialista Biden.
Según diferentes publicaciones se afirma que la IP “nace con la vocación de fomentar la unión, coordinación y movilización de activistas, asociaciones, sindicatos, movimientos sociales y partidos en defensa de la democracia, la solidaridad, la igualdad y la sostenibilidad”.
Según el filósofo Srecko Horvat, “el objetivo es crear un sujeto político planetario, una visión política común para prevenir el deterioro de la crisis climática y otras amenazas existenciales para la humanidad y el planeta”.
Los líderes de esta nueva organización política internacional coinciden en señalar que la crisis sanitaria y económica derivada de la pandemia del Covid-19 ha revelado la necesidad de que todos los actores progresistas remen juntos para defender la asistencia médica universal, la protección de los derechos laborales y la cooperación internacional.
Quienes son
La Internacional Progresista, liderada por Yanis Varoufakis (ex ministro de Finanzas de Syriza, el gobierno de centroizquierda griego, Varoufakis posteriormente rompió con Syriza) y Sanders cuenta además con el respaldo de un consejo formado por más de 40 asesores, entre los que destacan dirigentes políticos, escritores y activistas como el estadounidense Noam Chomsky; la periodista e investigadora canadiense Naomi Klein; la primera ministra islandesa, Katrín Jakobsdóttir; la ministra argentina de Mujeres, Género y Diversidad, Elizabeth Gómez Alcorta; el exmandatario ecuatoriano Rafael Correa Delgado; el brasileño Fernando Haddad, candidato del Partido de los Trabajadores (PT) a la presidencia en las elecciones de 2018 que ganó el ultraderechista Jair Bolsonaro; el exministro brasileño de Exteriores, Celso Amorim; el exvicepresidente boliviano Álvaro García Linera; el filósofo croata Srecko Horvat; y la joven activista alemana Carola Rackete, capitana de barco y símbolo del rescate de migrantes en el Mediterráneo.
La necesaria unidad de acción internacional
En primer lugar, el llamado a formar la IP sintoniza con un sentimiento que se extiende entre los trabajadores y oprimidos del mundo de la necesidad de unirnos para defender vida y derechos.
Hoy basta ver las noticias para comprobar como en todo el mundo los trabajadores, las mujeres, los jóvenes estudiantes de la clase trabajadora, las razas oprimidas, tienen dramas sociales similares en todas partes, mientras las transnacionales se llevan billones de dólares de “ayuda” de los gobiernos y los banqueros siguen cobrando deudas estatales fraudulentas contraídas para ayudar a los multimillonarios o a los propios bancos.
El llamamiento de la UIT-CI
Desde la Unidad Internacional de los Trabajadores (Cuarta Internacional), hicimos el “Llamamiento por un plan global de emergencia obrero y popular. ¡Que la crisis del coronavirus la paguen los capitalistas!”. Desde la UIT-CI apoyamos todas estas expresiones de lucha en cada país y llamamos a darle continuidad y unidad en un amplio movimiento internacional para que la crisis del coronavirus la paguen los capitalistas y no los trabajadores y los pueblos. Proponemos luchar por un Plan de Emergencia obrero y popular en cada país e internacionalmente. En todo el mundo se necesita plata para salud, salario, trabajo y comida. La pandemia del coronavirus no ha terminado. Y también tenemos la pandemia social que quiere imponer el imperialismo, las multinacionales y sus gobiernos. Por todo ello se hace necesario luchar por imponer: No al pago de las deudas externas. Por un Frente de países deudores, como el que impulsan diversos países africanos, para no pagar, y altos impuestos progresivos sobre las multinacionales, los bancos y los terratenientes del mundo. Para dedicar, en cada país, esos fondos para combatir el Covid19, prohibir los despidos o las rebajas salariales, dar un seguro o salario de cuarentena al desocupado (parado) y dar comida a millones de necesitados.
Desde ya que cualquier iniciativa internacional para luchar por estos puntos, emprendida por la IP o cualquiera de los sectores que la integran, sería un canal positivo de acción común.
¿Pero, que hicieron y están haciendo estos dirigentes?
Sin embargo, no podemos dejar de ver que los dirigentes que forman esta internacional, en algunos casos gobernaron países, como Rafael Correa, ex presidente de Ecuador, o Álvaro García Linera, ex vicepresidente boliviano, o Fernando Haddad del PT brasileño. Ellos ya no son gobernantes. Pero, cuando lo fueron, antes de la Pandemia, gobernaron con las transnacionales petroleras y mineras, y con los banqueros. García Linera con su denominado “capitalismo andino” apoyó el agronegocio cruceño que llevó al desastre ambiental de la destrucción de bosques en la Chiquitanía. Sus políticas a favor del gran capital llevaron tanto a Ecuador como a Bolivia, y al Brasil gobernado por el PT, a profundas crisis antes de la actual pandemia.
En Brasil, ante la catástrofe de la pandemia, el PT apuesta todo a las elecciones presidenciales de 2022 convocando un “frente amplio” y se niega a movilizar, mostrando a la CUT (Central Unitaria de Trabajadores dirigida por el PT) en un rol traidor como jamás se vio, dejando correr las medidas profundamente antiobreras de Bolsonaro-Guedes (su Ministro de Economía) y el verdadero genocidio que el demencial presidente brasilero promueve al ignorar la pandemia.
Y en el caso de Bernie Sanders fue el candidato más popular del Partido Demócrata, concentraba el apoyo de millones de trabajadores, trabajadoras y jóvenes que lo veían como una opción “socialista” y a favor del pueblo porque defendía la idea de salud pública universal gratuita y educación pública gratuita. Y precisamente cuando comenzó la pandemia, en la que hizo crisis total la salud pública en Estados Unidos, Sanders retiró su candidatura y dio el apoyo a Joe Biden, por imposición del aparato burgués imperialista demócrata.
Pero, además, al apoyar a Joe Biden, el grupo de Sanders, no sólo abandonó su candidatura, sino que renunció a dar una opción “socialista” o progresista a los trabajadores y a juventud norteamericana. El Partido Demócrata es uno de los dos grandes partidos imperialistas que dominan el sistema político yanqui. Y recientemente votaron en el Congreso, un “paquete de estímulo” de 2,1 billones de dólares, el grueso de esto a las grandes empresas multinacionales y bancos. Y esto fue votado por los demócratas congresistas, casi unánimemente (231 de 232 diputados), es decir votaron incluso los partidarios de Sanders.
La IP y la necesidad de una internacional socialista revolucionaria
La IP busca ubicarse políticamente en la crisis, como la opción de centroizquierda con ciertas demandas progresistas. Pero los hechos muestran que, aún antes de la pandemia, la crisis capitalista deja poco lugar para que los grandes capitalistas acepten dar alguna concesión a los trabajadores. Y, en los hechos, los dirigentes de la actual IP se acomodaron acordando con el gran capital y sosteniendo el régimen de democracia para ricos.
El actual agravamiento extremo de la crisis hace que todos los economistas, incluyendo el FMI, “pronostiquen” decenas de millones de despidos (¡sólo en Estados Unidos superan los 40 millones de despidos!) y destrucción de todos los derechos laborales. Tampoco estarán dispuestos los gobiernos burgueses a poner dinero en salud o educación. Y como lo muestran todos los planes de rescate financiero, la prioridad será salvar las ganancias de las grandes multinacionales
¡Lamentablemente, Sanders, como queda dicho, es cómplice de esto! Por eso el “internacionalismo” de la IP difícilmente pase de alguna declaración común.
Por supuesto los “pronósticos” de desastre económico, que son en realidad planes del capitalismo para recuperar sus ganancias a costa de los trabajadores, no van a impedir que los trabajadores luchen por sus derechos y contra el hambre. Para eso hace falta, sí, la solidaridad y unidad de las luchas de los trabajadores a escala internacional, porque es una lucha durísima, aun para conseguir defender los derechos más elementales.
Y sólo construyendo una organización mundial con la perspectiva revolucionaria de la III y IV Internacional de conquistar gobiernos de los trabajadores y el verdadero socialismo, terminando con el dominio mundial del imperialismo y sus multinacionales que nos lleva a la catástrofe, puede llevarla al triunfo.