Enrique Fernández Chacón por la Dirección Nacional de Uníos en el FA
En nombre de Uníos agradecemos a toda la militancia del Frente Amplio por la invitación para expresar estas palabras en este congreso que esperamos cumpla con todos sus objetivos. Reconocemos que es un evento de mucha relevancia para vuestra organización y que existen debates en curso, polémicas abiertas, y hasta la convocatoria de dos congresos más.
Nuestro saludo es a la militancia de todos los sectores del Frente Amplio porque bregar por recuperar y construir la unidad es tarea de todos los luchadores y luchadoras. Queremos expresar nuestro respeto a vuestra organización, a su independencia política, así como a la nuestra y, en ese marco, comprendemos que no podemos participar de un congreso que balanceará una política y orientación de la que no hemos sido parte, ni hemos participado de su elaboración, ni compartido organismos de dirección, ni de base. Esa tarea es exclusiva de vuestra militancia y no tenemos derecho a inmiscuirnos de manera directa. Sin embargo, queremos compartir con ustedes nuestra visión de la actual crisis, sus perspectivas y tareas; esperando que lo tomen como un aporte, al fraterno y necesario debate entre luchadores.
El Coronavirus desnudó que estamos viviendo la crisis económica y social más grande de la historia del capitalismo. Millones caen en la pobreza, a la par que la destrucción ambiental y las enfermedades podrían hacer inhabitable nuestro planeta. La burguesía avanza en su plan de imponer nuevas formas de explotación para salvarse como clase, y para eso cuentan con todos los gobiernos que buscan descargar esa crisis sobre las espaldas del pueblo trabajador. La pandemia tarde o temprano se resolverá, a costa de miles de muertos, pero las nuevas formas de explotación que buscan imponer, van a quedarse. No obstante, lo más rico de la actual situación mundial es que existe una enorme y revolucionaria respuesta de las masas ante estos ataques, como lo demostró el pueblo ecuatoriano, y el chileno contra Piñera en 2019; o la rebelión antirracista en los EE.UU. contra el jefe del imperialismo Donald Trump; y hoy, el pueblo colombiano contra el ajuste y la represión de Uribe-Duque.
El encargado de instrumentar toda esta política en el Perú es el gobierno de Vizcarra. Es él el responsable de haber mandado a la calle a 7 millones de trabajadores y transformar al Perú en la capital de la mortalidad Covid-19, por continuar la misma política económica que todos los explotadores y corruptos gobiernos anteriores, los mismos que durante décadas desmantelaron la educación y salud pública, estableciendo salarios y pensiones de hambre mientras el crecimiento económico enriquecía a los grandes capitalistas. Por eso afirmamos que Vizcarra no es nuestro Gobierno, es nuestro principal enemigo. Pero Vizcarra no gobierna solo, cuenta con el apoyo estratégico –más allá de chisporroteos y parciales enfrentamientos con los “capitalista emergentes”- de los partidos del régimen, la justicia, el Tribunal Constitucional, el Acuerdo Nacional y el embrionario Pacto Perú; también las FF. AA. y los grandes grupos económicos como la CONFIEP o la SNI. El plan de reactivación de Vizcarra y sus aliados es criminal: buscan recomponer la actividad económica desde una caída del –12% en el 2020, a un crecimiento del 10% el 2021. ¿Cómo lo harán? Quitándole derechos al pueblo, como ya quedó demostrado: se reactivó gran parte de la economía, sin embargo, los salarios bajaron un 12%, y todos los puestos creados son más informales y precarios que los que se perdieron. ¡Una estafa al servicio de los ricos! La disputa por ese botín es el objeto de las peleas entre patrones, entre buitres, donde el pueblo no tiene lugar.
Contra este intento necesitamos bregar por unir las luchas de los trabajadores, las comunidades originarias, las mujeres y la juventud -hoy fragmentadas y divididas por el rol traidor de las conducciones sindicales– que se vienen desarrollando, y también poner en marcha la coordinación nacional entre ellas para que triunfen. Para derrotar las políticas del Gobierno en todos los frentes, necesitamos de un programa político, de gobierno, para salir de la crisis y pelear por una salida independiente de la clase trabajadora. ¿Qué programa? ¿Cómo conquistarlo? Esta es nuestra terea política central y debe ser el centro de todo debate.
Nos parecería muy auspicioso poder salir en unidad a luchar juntos para imponer un programa económico alternativo –aunque formalmente sea “inconstitucional”- contra la reactivación de Vizcarra y sus aliados, y desplegarlo en las calles y el Congreso (espero ayudar en eso en breve, cuando esté recuperado). Comencemos por retomar las iniciativas para imponer para siempre, no solo ante la crisis Covid, un impuesto a las grandes fortunas de los empresarios; cobrar de manera efectiva todos y cada uno de los S/. 11.000 millones de soles que adeudan al Estado; terminar con los subsidios y exoneraciones que significaron un gasto tributario de ¡S/. 130.000 millones en los últimos 10 años! ¡El equivalente de todo el presupuesto del año 2015! ¡Plata hay! ¡Que esa plata vaya al pueblo para salarios y pensiones, las que deben ser 100% públicas y sin AFP! Hay que luchar para derogar la suspensión perfecta de labores, prohibir los despidos, las suspensiones, repartir las horas de trabajo para terminar con la desocupación, y los crecientes ceses colectivos. Para terminar con el chantaje y el fraude de las “crisis de las grandes empresas” que recibieron el 70% de los fondos de los S/. 60.000 millones de Reactiva Perú hay que imponer la apertura de libros, el control obrero de la producción y estatizar toda empresa que cierre. Hay que terminar de una vez y para siempre con el robo de los bancos, nacionalizar la Banca y el comercio exterior. Con la informalidad no hay futuro: hay que luchar para imponer el nombramiento inmediato, la eliminación del CAS, y la tercerización. Con el Presupuesto 2021 el Gobierno prepara un gran endeudamiento, que debemos rechazar, exigir que se rompa con el FMI y que se deje de pagar la fraudulenta deuda externa con la que buscan someternos. ¡Plata para el 8% del PBI para presupuesto de salud ya! ¡Para el 6% de educación ya, no para el FMI! Nuestra tarea es terminar con las privatizaciones impuestas en la década del 80 y 90; construir una salud y educación 100% pública y gratuita.
Sobre este programa político económico, es necesario rechazar la reforma política trucha de Vizcarra e impulsar una alternativa radical que garantice todas las reivindicaciones democráticas: terminar con los privilegios de la casta política, y que todo funcionario gane un sueldo igual al de un maestro de escuela. Imponer la revocabilidad de mandatos, inmediata por el pueblo (ya no por los congresistas privilegiados). Por la elección directa de jueces y fiscales, así como la anulación del Tribunal Constitucional que no es más que un Senado encubierto. Garantizar la libre organización del pueblo en partido político sin injerencia del Estado ni restricciones, y el voto de las juventudes mayores de 16 años. Defender el derecho a huelga y terminar con la represión, e imponer juicio y castigo a los asesinos de los luchadores y luchadoras. También, desarrollar la lucha por la separación de la Iglesia del Estado prohibiendo su financiamiento con fondos públicos. Por el pleno cumplimiento de los derechos de las mujeres como el aborto legal, seguro y gratuito. El reconocimiento de los derechos a la diversidad sexual y la educación sexual integral. En el campo es necesaria una nueva reforma agraria que garantice la tierra para quien la trabaja, y terminar con la penetración de agro negocio saqueador y contaminante. Al calor de estas luchas, toma importancia la pelea por una Asamblea Constituyente libre y soberana, que refunde al país anulando el capítulo económico, no enchalecada y en manos del Congreso, como hoy sucede con la Convención Constituyente en Chile, donde solo se discute y resuelve lo que quieren los partidos mayoritarios, no el pueblo que dejó la vida en las calles para echar a Piñera.
¿Quiénes y cómo pueden conquistar este programa? Solo el pueblo organizado y en lucha. Ni el gobierno de Vizcarra, ni otro gobierno capitalista, ni el Congreso, ni ninguna institución de este régimen podrido pueden satisfacer las necesidades del pueblo. ¿Puede realizarse este programa dentro de los marcos del capitalismo? Tampoco. Ni bajo el capitalismo neoliberal del modelo de Perú o Chile, ni tampoco con los modelos “progresistas” como el Peronismo de Argentina, ni bajo el falso socialismo del siglo XXI del “Castro Chavismo & Cía.”, que con discursos de izquierda desplegaron la caricatura de la economía mixta para sostener la estructura económica de explotación capitalista con las trasnacionales, salarios de miseria y entregando los recursos minerales, petrolíferos y la amazonia al repudiado plan IIRSA del imperialismo.
La historia ha demostrado que el capitalismo no puede reformarse. Solo podemos destruir al capitalismo con un gobierno de los trabajadores y los pueblos, que, desde el poder político del Estado, termine con la propiedad privada de los medios de producción y desde allí – solo desde allí – poner la estructura económica del país al servicio de las grandes mayorías. Sin un gobierno de los trabajadores y los pueblos que termine con la burguesía como clase dominante, no hay ninguna posibilidad de socialismo, ni democrático, ni libertario, ni radical, ni ecologista, ni de ningún tipo. Esta es la trágica lección de la historia de nuestra clase: El camino al socialismo no puede abreviarse a través de atajos; la pelea para destruir al capitalismo solo puede realizarse como obra de las luchas de los pueblos y con una dirección que esté a la altura de las circunstancias históricas para llevarnos al gobierno y sepultar al capitalismo en el cajón del pasado, abriendo paso a una nueva sociedad sin explotados ni explotadores. ¡O revolución socialista o caricatura de revolución!
En ese camino saludamos al congreso y ratificamos que desde la construcción de Uníos en el FA seguiremos apostando a la unidad de los luchadores y luchadoras para que, más allá de las diferencias y debates existentes, demos pasos firmes y unitarios en ese sentido. Manos a la obra compañeros y compañeras.
Comité central Uníos
Enrique Fernández