El 28 de noviembre 200 millones de trabajadores salieron a la huelga en India, convocada por los principales sindicatos, incluyendo a la construcción, banca, manufactura y servicios, y el apoyo de más de 300 organizaciones campesinas. La protesta exige que deroguen cuatro códigos laborales, que privan a los trabajadores de conquistas básicas, como la jornada laboral de ocho horas (¡obligan a trabajar horas extras gratis!). Exigen también un salario mínimo de unos 280 dólares, y jubilación de 133 dólares, 10 kilos de cereales para las familias necesitadas y el fortalecimiento del sistema de distribución pública, además del fin del proceso de recortes en las empresas del sector público.
Reclaman junto a las organizaciones, anular leyes agrícolas que quitan garantías sobre el precio mínimo de apoyo y se desmantelan el Comité de Comercialización de Productos Agrícolas, lo que conduce al dominio de la agricultura por las grandes empresas.