Escriben: Jorge Ávila y José “Pepe” Rusconi. Ex trabajadores y delegados gremiales de Propulsora, militantes del PST y de Izquierda Socialista en el FIT-U
Pocas semanas antes del golpe militar del 24 de marzo de 1976, asesinaron en La Plata a Carlos Scafide. Fue la noche del 13 de enero de ese terrible año.
«Carlitos» era trabajador de Propulsora Siderúrgica de Ensenada (hoy Siderar), activista de la camada de luchadores que había echado a la burocracia sindical de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) de esa fábrica, aunque nunca fueron reconocidos oficialmente por el sindicato. Carlitos militaba en el Partido Socialista de los Trabajadores (PST), antecesor de Izquierda Socialista. Era un reconocido y muy querido compañero en la fábrica y en el partido, pero también en la comunidad ensenadense.
Cuando lo asesinaron, el PST ya venía de sufrir varios golpes, como la Masacre de Pacheco y la Masacre de La Plata, convirtiéndose en el decimosexto asesinado del partido bajo los gobiernos de Juan Domingo e Isabel Perón.
Aquella noche de enero, bandas fascistas de la Concentración Nacionalista Universitaria (CNU) y de la Triple A, que se identificaron como personal del Ejército, secuestraron de casa de su madre a Carlitos. Secuestraron al “Pampa” Delaturi, también obrero y activista de Propulsora, y a Peláez, un activista del Astillero Rio Santiago.
Al día siguiente aparecieron sus cadáveres dinamitados y acribillados. Una asamblea de Propulsora resolvió parar desde el miércoles de madrugada hasta el sábado por la tarde. En Astilleros resolvieron paros progresivos hasta el viernes. Se solidarizaron con medidas de fuerza, Petroquímica Sudamericana y Metalúrgica OFA. La Coordinadora de Gremios en Lucha llamó a un paro para el siguiente martes, al que se sumó una línea de micros y varios comercios de Ensenada. Se realizó un acto cuando enterraron a los compañeros, al cual asistieron 600 trabajadores de Propulsora (aproximadamente la mitad del personal de la fábrica).
En el acto, José “el Petiso” Páez, histórico dirigente de Fiat del Sitrac Sitram y del “Cordobazo”, habló en nombre de la dirección nacional del PST. Señaló que “la única posibilidad que tenemos los trabajadores de frenar estos ataques es nuestra movilización y nuestra organización para la defensa, en cada fábrica, en cada barrio, en cada lugar de trabajo; denunciando la tolerancia del gobierno y exigiendo la investigación y el castigo del salvaje crimen”.
Desde Izquierda Socialista, a 45 años del asesinato de Carlos Scafide, seguimos exigiendo juicio y castigo a los responsables de su muerte. Carlitos es un ejemplo para las nuevas generaciones de militantes revolucionarios, porque dio su vida por la clase obrera y por el socialismo. Desgraciadamente, su vida fue truncada a los veintinueve años. Pero aun así, su ejemplo y su lucha inconclusa continúan vigentes para aquellos jóvenes y viejos militantes que seguimos luchando por la revolución socialista.
Carlos Scafide, compañeros asesinados y detenidos-desaparecidos del PST, ¡Presentes! ¡Hasta el socialismo, siempre!