Reproducimos a continuación -casi en su totalidad- una nota firmada por M. Esther del Alcázar, dirigente de Lucha Internacionalista (LI) del Estado español, sobre esta gran acción de los trabajadores europeos y las perspectivas.
La huelga general de los países del sur europeo, con movilizaciones en el resto de la Unión Europea, fue un éxito. La masiva respuesta en Portugal y el Estado español, la de los paros de 3 y 4 horas en Italia y Grecia, y multitudinarias movilizaciones en 23 países, fueron el saldo de la primera acción a escala europea del movimiento obrero durante esta crisis. Pero evaluada la respuesta, urge saber qué más hacer para conseguir frenar los planes de ajuste de la UE.
La vanguardia: la huelga general griega del 6 y 7
A pesar de que los y las griegas también estaban convocadas el 14, su respuesta fue menor porque la huelga general había sido de 48 horas los días 6 y 7 para frenar la aprobación del III Memorándum en el Parlamento.
La huelga fue total, incluyendo los comercios, y las manifestaciones, una vez más, masivas y con enfrentamientos. El resultado de la votación parlamentaria reflejó esa presión, rompiéndose la disciplina partidaria y superándose el mínimo necesario por solo dos votos. Las expulsiones inmediatas de un diputado de Nueva Democracia y seis del PASOK muestran el grado de erosión de las instituciones griegas que, a golpe de huelga y movilización, son cada vez más débiles para mantener los planes de la Troika. Y si ellos los paran, todos los y las trabajadoras europeas están más cerca de hacerlo en cada país. Por eso, y a pesar del éxito indudable de la huelga convocada para el 14, tuvo esa gran debilidad: que no estuvo al servicio y en coincidencia con esa lucha heroica hoy, de los y las trabajadoras griegas.
Crónica de una gran jornada
Como en Portugal, en el Estado español la huelga fue masiva. Y como en el vecino país -y también en las anteriores-, estuvo sustentada en el paro total de las grandes empresas de las fábricas y el transporte, con seguimiento irregular en otros sectores. Sin embargo, esta vez, el paro en los servicios como educación, sanidad o administraciones públicas fue superior a las anteriores, especialmente en el primero. El aplazamiento de la huelga general convocada por CGT para el 31 de octubre al 14N para converger en la fecha -aunque con distinta convocatoria- fue también un elemento que ayudó a la masividad.
La expresión en la calle de esa fuerza fueron las masivas manifestaciones. La mayor fue la de Madrid, seguida de Barcelona y demás capitales, pero incluso las manifestaciones centrales de la mañana donde convergen los piquetes en las localidades fueron también muy masivas […]
Catalunya, junto Asturias y Galiza, fue donde mayores fueron los índices de paro.
Y el cierre masivo del pequeño comercio, especialmente en el cinturón industrial pero también en la capital, agregaron sectores de pequeña burguesía a la protesta.
Mención aparte merece la situación en Euskadi. Hasta hoy ha estado a la cabeza de las movilizaciones en el estado, tanto a nivel político como sindical. La existencia de una mayoría sindical nacionalista ha permitido la convocatoria de más huelgas generales y muchas luchas que han servido de ejemplo. Sin embargo, el papel jugado en ésta ha sido terrible, desgajando a la clase obrera vasca de la lucha unitaria europea. Cierto es que ha habido desobediencia en algunos sectores de trabajadores y trabajadoras, pero también lo es que su posición ha permitido escuchar en la calle «antes esquirol que español» para justificar su negativa a parar […] en las filas de la clase, esta es una fisura que debemos cerrar si queremos frenar las políticas que nos golpean de conjunto.
La represión se llevó por delante unos 140 detenidos, en su mayoría puestos en libertad como mucho al día siguiente, y provocó más de 40 heridos […] Las provocaciones policiales y las cargas gratuitas al final de la masiva movilización de CGT y otras fuerzas alternativas en Barcelona o en Neptuno, en Madrid, fueron la punta de un iceberg que no ha dejado de ser la única respuesta del sistema durante toda esta crisis.
Pero, ni la represión ni las sistemáticas intervenciones del gobierno diciendo que no tenía incidencia, ni los llamados de la patronal a no hacerla para dar una «buena imagen» a los mercados pudieron frenar la masividad de la respuesta. Su fuerza fue tal que esa misma noche el vicepresidente de la Comisión europea y responsable de Asuntos Económicos, Olli Rehn, trataba de mandar un mensaje de calma, declarando que «no pedirá más recortes ni avanzará en el procedimiento sancionador contra España» ni para este año ni para el que viene, obviamente dando por sentado que se aplican los previstos por los Presupuestos Generales del Estado.
Y ahora, ¿qué?
Está claro que la lucha debe seguir puesto que es una cuestión de supervivencia ante la brutalidad y continuidad del ataque conjunto de los gobiernos de la UE.
Sin embargo, aquello que han sido debilidades deben ser superadas para lograr parar esos ataques. De un lado, ya hemos señalado la importancia de ponerlas con el norte de fortalecer la lucha griega que es el punto más avanzado; del otro, ésta, como las huelgas anteriores, ha carecido de organismos de base reales que coordinaran la huelga y constituyeran los embriones del debate de la continuidad. Pero en este caso, a ello hay que añadir la globalidad de esta huelga general: es imprescindible que se repita garantizando que se extienda a todos los países. Por ello, junto a los organismos de base, hay que coordinar por arriba, desde organizaciones políticas y sindicales de izquierdas que vean la imperiosa necesidad de su extensión a todos los países de la UE.
Por último, dar continuidad y radicalizar la lucha no necesariamente pasa por aumentar las horas de paro, que también puede ser, sino que esencialmente pasa por construir propuestas y objetivos en positivo, como el dejar de pagar la deuda para parar los recortes o nacionalizar la banca para evitar desahucios y dar alojamiento a las familias, así como para impulsar planes contra el paro… Porque ahora, como mínimo, un par de cosas están claras: ¡Es necesaria una huelga general europea! ¡Y dejar de pagar la deuda!