Presentación
Hace 60 años, el 14 de mayo de 1948, el movimiento sionista institucionalizó en el territorio palestino el Estado de Israel. Se consumaba un operativo de expulsión de casi un millón de habitantes nativos, la mayor parte sencillos campesinos. Los cientos de miles que quedaban se transformaban en “ciudadanos de segunda”, en parias en su propia tierra. En el mundo, todavía era muy fresco el recuerdo de la masacre sufrida por millones de judíos en manos de Hitler y los nazis. La propaganda del sionismo, con la complicidad de prácticamente todos los gobiernos imperialistas y de la URSS sojuzgada por Stalin, permitió la instalación de un mito: “una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra”. Las voces de condena fueron casi inaudibles.
Los palestinos nunca bajaron los brazos, nunca dejaron la resistencia. Y en la década del sesenta comenzaron a hacerse oír. Surgió la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), liderada por el legendario Yasser Arafat (1929-2004). La Guerra de los Seis Días, en 1967, cuando Israel arrancó nuevos territorios a los vecinos Egipto, Jordania y Siria, confirmó el carácter agresivo y expansionista del sionismo. Los palestinos no se acobardaron. En 1969, mientras se los denunciaba como “terroristas” en una feroz campaña mundial, hicieron su llamado al mundo: “Por una Palestina laica, democrática y no racista”.
En diciembre de 1973, el PST (Partido Socialista de los Trabajadores) publicó este trabajo que hoy reeditamos: Palestina: historia de una colonización, en su Revista de América Nº 12. Era parte de su campaña por el apoyo a la lucha de ese pueblo oprimido. Fue una investigación muy documentada, que, con los elementos disponibles entonces, demostraba exhaustivamente el carácter invasor y proimperialista del sionismo y su engendro, ese “país” enclave instalado a sangre y fuego en Palestina.
Los gobiernos y los distintos sectores de las burguesías árabes oscilaban entre sus capitulaciones al imperialismo, y al propio Israel, y sus medidas esporádicas de rechazo, como la guerra de 1973. El oprimido pueblo palestino padecía todo tipo de sufrimientos, dentro de las fronteras del invasor y en los distintos países árabes que le daban refugio. No existían ni una conducción ni aliados consecuentes que permitieran una sólida respuesta, y eso daba respiro a Israel.
En 1978, el gobierno egipcio dio un paso decisivo hacia la traición, cuando en negociaciones con EE.UU. e Israel, en Camp David, firmó con el presidente James Carter el reconocimiento a la existencia de Israel, a través de la utopía prosionista y proimperialista de los “dos estados”. Antes de culminar el siglo XX, en 1993, lo siguió en ese camino Yasser Arafat, el líder de la OLP. Vano intento de darle al invasor un reconocimiento imposible. El pueblo oprimido nunca dejó de luchar…
En el siglo XXI, la movilización permanente y los sufrimientos de la población de Gaza y Cisjordania han ido ocupando cada vez más el centro de la escena. En Medio Oriente y todo el mundo es cada vez mayor la crisis, el debilitamiento y el desprestigio de Israel. La causa palestina gana creciente apoyo.
Existe actualmente un movimiento que impulsa el boicot económico, la desinversión y las sanciones contra Israel. La guerra que hizo contra el Líbano en 2006, cuando bombardeó Beirut hasta su casi destrucción, fue una tremenda derrota y un nuevo golpe a su falsa legitimidad. Y las imágenes cotidianas de los ciudadanos de Gaza y Cisjordania, bombardeados, reprimidos, sin comida, sin agua ni luz, son la demostración más evidente de que en Palestina hay un invasor genocida. Ese es “el problema” del Oriente Medio. Por eso no hay paz en esa región desde hace 60 años (y en realidad bastante más).
Estos hechos hacen que las voces que denuncian al sionismo y a Israel son cada vez más numerosas y fuertes. Veamos dos ejemplos. Desde el 2004 se viene difundiendo, luego de décadas de ser prácticamente ignorado, el fuerte movimiento contra Israel y el sionismo por parte de sectores religiosos judíos, que lo denuncian como totalmente opuesto a su tradición (véase Yakov Rabkin, Contra el Estado de Israel: historia de la oposición judía el sionismo, Planeta, 2008). En un ángulo opuesto, podemos mencionar el último libro de ese histórico amigo de Israel, el ex presidente Jimmy Carter. En 2006 publicó Palestine: Peace not Apartheid (Palestina: Paz, no Apartheid), donde dice: “La situación de Palestina ahora, la confiscación de sus tierras, la imposibilidad de sus gentes para protestar por lo que ocurre, la construcción del ‘muro’ dentro de su territorio, y la total separación de israelíes de los palestinos son, en muchas formas, condiciones bastante peores que el apartheid en Sudáfrica”.
Es en este contexto que empieza a recuperarse y viene tomando cada vez más fuerza la idea de que para “solucionar” el problema del Oriente Medio hay que lograr “un estado palestino laico y democrático”. Para actualizar la investigación de 1973 y dar información sobre muchos de estos elementos que mencionamos, publicamos otros textos, y al final una cronología sobre el surgimiento del sionismo y la lucha palestina, desde 1897 a 2008.
Buenos Aires, junio 2008