Escribe Adolfo Santos, para El Socialista (Argentina, 19.05.2021)
El Estado sionista de Israel continúa efectuando un brutal e indiscriminado bombardeo sobre la población de la Franja de Gaza. Más de doscientos muertos, muchos de ellos niños, miles de heridos y otros tantos desalojados de sus hogares es el resultado de una política de exterminio ejecutada por el ejército de ocupación en los territorios palestinos.
La política de provocación por parte de grupos israelíes ortodoxos ultraderechistas, para después justificar los ataques contra poblaciones civiles, no se detiene. A finales de abril, y en plena celebración del Ramadán, festividad religiosa de los musulmanes celebrada por la mayoría de los palestinos, estos provocadores marcharon para conmemorar la ocupación y anexión del territorio de Jerusalén al grito de “¡muerte a los árabes!”. En vez de prohibir esta manifestación racista, la policía reprimió a los palestinos que protestaban contra esa marcha.
Lo mismo ocurrió el lunes 10 de mayo cuando centenares de palestinos resultaron heridos al ser impedidos por las fuerzas policiales de practicar sus oraciones en la mezquita Al Aqsa, tercer lugar sagrado del Islam ocupado por el ejército con el pretexto de “cuidado sanitario”. Pero la esencia de esta represión y de los criminales bombardeos no radica en problemas religiosos, sino en la necesidad del Estado sionista de reafirmar la ocupación de los territorios usurpados. Por eso también alientan la expansión de colonias judías en territorios palestinos.
Los ataques criminales no logran disimular la crisis
Los ataques ordenados por Netanyahu, para supuestamente responder a los cohetes lanzados por Hamas, no son más que una excusa. Es una postura terrorista para reafirmar su política de ocupación y la pretensión de seguir anexando los escasos territorios que aún quedan en manos de los palestinos. Es lo que defiende junto a la dirigencia política ultraderechista, la creación de un gran Israel que vaya del Mediterráneo hasta el Jordán negando la existencia de la nacionalidad palestina.
Pero la política de Netanyahu tiene otros objetivos, unificar sectores en su entorno para tratar de superar una profunda crisis. Después de cuatro elecciones consecutivas, la división política es tal que le impide formar gobierno y podría verse obligado a deponer el cargo en favor del segundo más votado. Si esto sucede quedaría expuesto a ser condenado por las innumerables acusaciones de corrupción y terminar en la cárcel. Con los bombardeos, también pretende reformular el tablero político para ganar una sobrevida.
En medio de las bombas surge una huelga general
Nuevos hechos alimentan la crisis. El más significativo es que el martes 18 se dio una huelga general convocada por trabajadores palestinos descendientes de las familias que se quedaron dentro de las fronteras de Israel después de la ocupación, en 1948. Antiguos militantes obreros y activistas palestinos de Jerusalén tuvieron la iniciativa que se extendió a trabajadores y trabajadoras de las llamadas ciudades mixtas de Israel, así como a Gaza y Cisjordania. Según los informes, además de exitosa, la huelga general contó con importantes manifestaciones en Jaffa, un distrito de Tel Aviv. Esta medida se produce en el marco de un día de acción en apoyo a Palestina y se llama a los pueblos del mundo a mostrar su respaldo a esta heroica lucha contra el ocupante sionista.
Lo otro es que se han multiplicado los enfrentamientos entre israelíes y palestinos con ciudadanía israelí, en lo que se conoce como las ciudades mixtas. Estos hechos comenzaron luego de que la población árabe israelí saliera a repudiar la represión a los palestinos que querían llegar a la explanada de las mezquitas. Son cada vez más frecuentes los choques en Lod, Acre, Bat Jam, Ramle, Jaffa, Jisr al-Zarqa o Umm al-Fahm. Desde mediados de abril, los palestinos con ciudadanía israelí se vienen enfrentando a la policía y a los colonos ultraderechistas que pretenden robarle sus casas y sus tierras. No es un problema menor este conflicto interno cuando más del 20% de la población es de origen árabe palestino.
¡Redoblar el apoyo a la lucha del pueblo palestino!
El Estado sionista de Israel y su régimen de apartheid solo se sostiene por el apoyo económico y militar de los Estados Unidos. Esto puede ser insuficiente frente al creciente repudio internacional a estos bombardeos criminales que llegaron a derribar el edificio de la agencia norteamericana de noticias AP, que albergaba a la prensa internacional. Se han producido importantes marchas de repudio en Londres, París, Madrid, Alemania y otros países. Como ocurrió con la guerra de Vietnam, será decisivo que esa movilización se instale en el corazón del imperialismo yanqui, eso puede ser determinante para derrotar al monstruo sionista.
Desde Izquierda Socialista en el FIT-Unidad y la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores-Cuarta Internacional (UIT-CI) comprometemos nuestro apoyo y llamamos a la solidaridad internacional con la lucha del pueblo palestino. El gobierno de Alberto Fernández tiene que romper relaciones diplomáticas y comerciales con Israel. Exigimos el cese de los bombardeos. Basta de represión y ataques racistas del Estado sionista. Repudiamos esta nueva agresión y apoyamos la lucha por una salida verdaderamente justa, que es el establecimiento de un Estado único, laico, no racista y democrático en todo el territorio histórico de Palestina.