Por Miguel Ángel Hernández, dirigente de la UIT-CI y el PSL de Venezuela
El pasado 9 de julio se produjo un estallido social en Sudáfrica. Saqueos de numerosos comercios e incendios han sido violentamente reprimidos por la policía que ha contado con el apoyo de más de 2.500 efectivos del ejército. Ahora el gobierno del presidente Cyril Ramaphosa, del partido Congreso Nacional Africano (CNA), fundado por Nelson Mandela, ha autorizado el despliegue de otros 25 mil soldados.
Según datos del propio gobierno, ya habría un total de 212 muertos y por lo menos 2.524 personas detenidas. La mayor parte de las víctimas de la represión policial se han producido en las provincias de Gauteng y KwaZulu-Nata, dos de las más pobres del país, y en la capital Johannesburgo.
Protestas y corrupción
Las protestas estallaron cuando el expresidente Jacob Zuma, que gobernó el país entre 2009 y 2018, y también del Congreso Nacional Africano, fuera detenido para pagar una condena de 15 meses de cárcel, por negarse a declarar en la causa que se le sigue por numerosos casos de corrupción. Zuma antes de ser presidente ya había acumulado 783 acusaciones de corrupción y violación.
El CNA, desde su ascenso al poder, ha estado sumido en numerosos escándalos de corrupción. El pasado mes de mayo, su secretario general, Elías Magashule, fue suspendido de su cargo, y junto a otros 15 dirigentes del partido y funcionarios gubernamentales deberá enfrentar cargos por corrupción, acusados de apropiarse de unos 12 millones de dólares que habían sido destinados a limpiar el amianto en viviendas sociales en el año 2014.
Sudáfrica: el país más desigual del mundo
Las protestas iniciadas por los seguidores de Zuma, fueron el detonante para que miles de manifestantes se volcaran a las calles de la capital sudafricana y otras poblaciones del país, ante el incremento de la pobreza. El país africano de 60 millones de habitantes, tiene a la mitad de su población viviendo en la pobreza.
Sudáfrica es el país más desigual del mundo, según datos del Banco Mundial. Los hogares más ricos son casi 10 veces más ricos que los hogares pobres.
Entre 2011 y 2015, la proporción de población negra y de raza mixta o mestiza en situación de pobreza se incrementó, según datos oficiales. Para el 2015 la pobreza alcanzaba al 62,4% de la población negra, mientras que entre los blancos sólo llegaba al 1%. (Datos de la Stats SA, oficina oficial de estadísticas de Sudáfrica, en: https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-48187011).
Más allá de los indiscutibles avances democráticos, la eliminación del apartheid a mediados de la década del 90 no significó un cambio sustancial en el nivel de vida de la población negra que es la mayoría del país, y donde se concentra el mayor número de pobres. Si bien desaparecieron los aspectos más aberrantes de la segregación racial, no se produjo un cambio de fondo y estructural. El país siguió sumergido en las calamidades y diferencias sociales propias del capitalismo.
La realidad es que los blancos y un sector de la población negra que se constituyó en una élite ligada al partido de gobierno y a los negocios asociados, tiene hoy los trabajos mejor pagados, y no ha dejado de enriquecerse a pesar de la eliminación de los aspectos más brutales del apartheid. Mientras que un 25% de la población negra vive con un euro y medio al día, sin acceso al agua, electricidad y educación; hacinados en los mismos guetos heredados del apartheid; conviviendo con bandas criminales y tráfico de drogas. Se calcula que casi 6 millones de personas tienen el VIH, según un informe de Amnistía Internacional. (https://www.nuevatribuna.es/opinion/author/-que-esta-pasando-en-sudafrica/20121104114044083552.html)
El país ya registraba en 2019 un desempleo de 29% que se ha agravado con los efectos de la pandemia, llegando en el primer trimestre de 2021 al 32,6 %, lo que equivale a 7, 2 millones de desempleados, de acuerdo a datos del instituto oficial de estadísticas Stats SA, siendo la cifra más alta desde el 2008, año en el que se iniciaron las mediciones trimestrales. ( https://es-us.finanzas.yahoo.com/noticias/desempleo-sud%C3%A1frica-aumenta-ligeramente-32-123055172.html). El desempleo es aún más alto entre los trabajadores negros, llegando a más del 40%.
De acuerdo a a información suministrada por el gobierno sudafricano a finales del 2020, el producto interior bruto (PIB) se contrajo ese año al menos un 7,2 %. Si bien la pandemia ha agravado la situación económica, ya el país se encontraba en recesión desde el 2019.
La pandemia agravó la crisis social y económica
La crisis económica y social que ya atravesaba el país, se agravó con las restricciones impuestas por la pandemia, profundizándose la crisis sanitaria, la recesión, que acarreó el incremento de los despidos, y el hambre entre importantes sectores.
En las últimas semanas, la ola de contagios de Covid-19 provocó que el gobierno estableciera nuevas restricciones a la actividad económica, afectando a los empleos precarios e informales con los que sobreviven los sectores más pobres.
Precisamente este fue el punto de quiebre que provocó el estallido social en un país que sigue arrastrando la desigualdad económica, social y étnica heredada de la época del apartheid La profunda desigualdad y la pobreza agravadas por la pandemia son las razones objetivas de la revuelta popular.
Por un plan obrero y popular
La crisis económica mundial ya existente, se agravó con los efectos sociales y económicos de la pandemia, poniendo al descubierto la faz de hambre, miseria y desigualdad del capitalismo-imperialista mundial.
La rebelión en Sudáfrica es expresión de la profundización de la crisis económica y social, y es parte del aluvión de rebeliones que se extiende por el mundo, desde América Latina a África. Tiene un hilo de continuidad con el reciente estallido social en Colombia, pero antes en Chile, Ecuador, Paraguay, en nuestro continente, pero también con las grandiosas huelgas generales de millones de trabajadoras y trabajadores en la India, con los chalecos amarillos de Francia, con la rebelión en el Líbano, con la cuarta ola feminista, entre otros levantamientos populares que se han registrado en el mundo en los dos últimos años.
Sin duda, la salida de fondo para Sudáfrica es lograr un gobierno de la clase obrera y los sectores populares, para ello es necesario avanzar en la construcción de una alternativa política para la clase trabajadora. Una nueva dirección revolucionaria que levante un programa obrero y popular de emergencia que tenga como punto de partida dejar de pagar la deuda externa, que rompa con los planes de ajuste del FMI, y coloque todo ese dinero para enfrentar la desigualdad y la pobreza que aún perduran en Sudáfrica a pesar de la desaparición del apartheid.