Por Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores – Cuarta Internacional
5/2/2022. El decrépito dictador nicaragüense ha relanzado desde el primero de febrero una serie de farsas judiciales para imponer largas sentencias contra más de una decena de disidentes, en base a acusaciones falsas violando todos los protocolos legales y el derecho a la defensa. Los juicios, realizados en la propia cárcel de El Chipote, duran pocas horas; los únicos testigos son policías y agentes gubernamentales, se presentan pruebas fraudulentas, como capturas de pantalla de publicaciones en redes sociales con ediciones, y se incomunica a los equipos de defensa legal para tratar de que no se divulguen a la prensa imágenes de la farsa judicial. Los procesos culminan con las condenas exigidas por el gobierno.
De esta forma han sido condenados los jóvenes izquierdistas Yader Parajón y Muhamar Vado, y las dirigentes del partido Unamos (ex Movimiento de Renovación Sandinista) Ana María Vijil y Dora María Téllez. También fue condenado el dirigente estudiantil Léster Alemán, quien adquirió notoriedad al emplazar cara a cara al dictador Ortega para que dejara de asesinar estudiantes y renunciara a su cargo, durante una de las sesiones del llamado “diálogo” promovido por el gobierno y la burguesía para debilitar la rebelión popular de 2018. La rebelión, que se inició con protestas contra el ajuste a la seguridad social pactado por el régimen con el Fondo Monetario Internacional, fue aplastada por una represión que dejó a más de 400 personas asesinadas y a miles de heridos y detenidos.
Los fiscales orteguistas piden sentencias de hasta quince años de cárcel. El Ministerio Público emitió un comunicado el primero de febrero donde acusa de manera general a las personas enjuiciadas de conspirar al servicio de EEUU, recibir dinero, atentar contra la soberanía, haber promovido un golpe de Estado en 2018 y hasta “dirigir actos terroristas”, aunque en concreto las acusaciones suelen reducirse a la vaga acusación de conspirar para menoscabar la soberanía o cargos como propagar noticias falsas. Las autoridades han restringido la entrada a los juicios a familiares de las víctimas de la persecución política orteguista, pese a que según la ley nicaragüense deben ser juicios orales y públicos.
Tal y como vienen denunciando las personas bajo prisión política, son sistemáticos los encierros con aislamiento y desatención médica durante largos meses, lo cual constituye una forma de tortura. Organizaciones de derechos humanos, feministas y de izquierda denuncian que actualmente hay más de 170 personas bajo prisión política en las cárceles de la dictadura, algunas desde 2018.
En junio del año pasado, la campaña por la reelección de Ortega se inició con la detención de todas las personas que podían llegar a postularse para abanderar una candidatura opositora. En total siete precandidatos fueron encarcelados. La represión también se concentró en la disidencia sandinista de Unamos, con la detención de Dora María Téllez, Hugo Torres, Víctor Hugo Tinoco, Ana Margarita Vijil y Suyen Barahona, entre otros. Téllez y Torres fueron destacados comandantes guerrilleros durante la lucha contra la dictadura de Somoza. Ahora están encarcelados por el “Somoza del siglo XXI”. Daniel Ortega no tiene ya nada de antiimperialista ni de socialista. Gobierna desde 2007 luego de volver al poder de la mano de connotados derechistas y ex dirigentes de la Contra. En enero se juramentó para un nuevo período, luego de la elección fraudulenta de noviembre del año pasado.
Desde la UIT-CI exigimos la inmediata liberación de todas las personas encarceladas por razones políticas. Oponerse a la violación de las libertades democráticas por parte de la dictadura burguesa de Ortega y Murillo no es un crimen, es el deber de todo el pueblo trabajador nicaragüense. Llamamos a toda la militancia de izquierda, socialista, democrática, de Latinoamérica y el mundo a rechazar las farsas judiciales ante las embajadas y consulados de la dictadura orteguista. Exijamos la ruptura de relaciones diplomáticas con la dictadura y organicemos la solidaridad con la clase trabajadora nicaragüense, cuya liberación depende de su propia movilización y organización políticamente independiente.
¡Libertad ya para Dora María Téllez, Ana Margarita Vijil, Yader Parajón, Léster Alemán, Muhamar Vado y todas las personas encarceladas y sometidas a torturas por disentir de la dictadura!