Por Prensa UIT-CI
El 12 de marzo falleció, a sus 80 años, el histórico dirigente trotskista francés Alain Krivine. El inclaudicable compromiso de Krivine con la lucha anticapitalista hace que los revolucionarios de todo el mundo lo despidamos con el puño en alto. Más allá de las diferencias que nuestra corriente morenista ha mantenido a lo largo de décadas con las distintas posiciones políticas que asumió. Fue uno de los principales dirigentes, junto a Daniel Bensaïd, de la Liga Comunista Revolucionaria francesa, luego Nuevo Partido Anticapitalista, y del Secretariado Unificado de la Cuarta Internacional, de orientación mandelista.
Su acercamiento a la militancia política comenzó en su juventud, en los agrupamientos juveniles del Partido Comunista Francés al que se incorporó junto a sus hermanos. La política del aparato estalinista contra la independencia de Argelia lo empujó a la ruptura. Luego se vinculó con el Partido Comunista Internacionalista, dirigido por el trotskista Pierre Frank, aunque manteniéndose dentro de los marcos de las juventudes comunistas hasta ser expulsado en 1966. Allí fundó junto a Bensaïd la Juventud Comunista Revolucionaria (JCR), embrión de la posterior Liga Comunista Revolucionaria (LCR) y que tuvo un rol muy importante en las barricadas del Mayo Francés. Transformado en uno de los referentes de ese proceso, tuvo que afrontar su encarcelamiento al decretar De Gaulle la disolución de la JCR. Luego, en 1969, logró sortear las trabas proscriptivas del régimen electoral y ser candidato a presidente, repitiendo también luego ese rol en 1974. También fue electo eurodiputado en 1999 en un frente junto a Lutte Ouvrière.
Su vida política siguió ligada al curso de la LCR, y luego del Nuevo Partido Anticapitalista (NPA), hasta que en 2006 decidió dar un paso al costado de su dirección. Su autobiografía llamada «Ça te passera avec l’âge», jugaba desde el título contra esa expectativa del sentido común burgués de que la convicción militante revolucionaria juvenil va desapareciendo con la edad. Sus camaradas, amigos y familiares, a quienes enviamos nuestro saludo, dan cuenta de que hasta el final de sus días mantuvo su convicción militante y revolucionaria.