Cuba y la visita del Papa – por Mercedes Petit
Joseph Ratzinger, conocido por sus posiciones archireaccionarias, fue agasajado durante tres días por el gobierno cubano. Se fortaleció la alianza entre la Iglesia Católica y los hermanos Castro para consolidar el retorno al capitalismo y la falta de libertades.
Desde México, como para quedar bien “con Dios y con el Diablo”, el Papa deslizó que “el comunismo no funciona”.
De ahí en más, todas fueron flores hacia el régimen castrista. Se negó a reunirse con las Damas de Blanco o cualquier otro disidente y su consigna fue “Cuba y el mundo tienen que cambiar”. No despertó el mismo entusiasmo que su antecesor, Juan Pablo II en 1998. En la misa la gente colmó la Plaza de la Revolución, pero sin fervor y mayormente llevada por presión del gobierno. Además de las reuniones con Raúl, tuvo 30 minutos distendidos con Fidel. Obviamente, Ratzinger condenó públicamente el bloqueo contra Cuba por parte de Estados Unidos.
Ahora piden educación religiosa
Desde la visita de Juan Pablo II se restableció el feriado de Navidad. Y ahora se sumó el viernes Santo. Pero por los trascendidos el Papa pidió algo mucho más importante y concreto: que los curas puedan impartir enseñanza básica y universitaria. Este sería un nuevo paso en el creciente papel político y social que desde hace tiempo viene desempeñando dentro de Cuba la Iglesia Católica. El Episcopado tuvo un papel protagónico hace dos años para negociar con el gobierno de Raúl Castro la liberación de varias decenas de disidentes detenidos por razones políticas. Y tanto como institución como a través de las numerosas páginas web y publicaciones que influencia, la Iglesia viene apoyando y alentando las reformas capitalistas del gobierno. El eterno doble discurso del cristianismo confluye con las mentiras del gobierno cubano sobre la “actualización del socialismo”, fortaleciéndose mutuamente.
Un artículo reciente de Juventud Rebelde (“Patria y Fe”, 17/3/2012) recordó que en el informe central del VI Congreso del año pasado, Raúl alentó “la unidad entre la doctrina y el pensamiento revolucionario con relación a la fe y a los creyentes”. Y oficialmente se viene impulsando la devoción hacia la Virgen de la Caridad del Cobre, la “virgen mambisa”, en una campaña encabezada por el poderoso “historiador de La Habana”, Eusebio Leal.
Ya se lo dijo en 1985 Fidel Castro a Frei Betto: “Con la Iglesia Católica tuvimos dificultades hace años, que fueron superadas, todos aquellos problemas que en un momento existieron, desaparecieron.” (Fidel y la religión). Por eso, el editorial oficial de Granma que daba la bienvenida a Ratzinger destacó “las excelentes e ininterrumpidas relaciones entre la Santa Sede y Cuba”.
La conferencia de Carlos Saladrigas
Entre los “peregrinos” que viajaron a ver al Papa estuvo Carlos Saladrigas, cubano exiliado desde niño en Miami. Este importante empresario encabeza el Vincam Group, estimada en 1998 como la más grande empresa hispana de los Estados Unidos. Según él, tiempo atrás e influenciado por sacerdotes católicos de Miami, abandonó su cerrado anticastrismo. Al calor de los grandes cambios en curso en la isla en los últimos 20 años, viene impulsando el rechazo al bloqueo y que se abran las condiciones para que el empresariado cubano de “la diáspora” -exiliada en el exterior- pueda sumarse a las reformas capitalistas. El 30 de marzo hizo por primera vez una conferencia abierta en La Habana, en el Centro Cultural Padre Félix Varela, convocada por la revista del episcopado Espacio Laical. Lo escucharon cerca de un centenar de personas tan diversas como el vicario de la Iglesia católica y ensayista Carlos Manuel de Céspedes, el académico del PC Esteban Morales, el conocido crítico del boletín Socialismo Democrático y Participativo, Pedro Campos, otros miembros del Partido Comunista, el economista opositor Oscar Espinosa Chepe, y la bloguera Yohanni Sánchez, entre otros.
El eje de su exposición fue el llamado -al exilio en primer lugar- a dejar de lado la confrontación con el gobierno castrista y a apoyar con recursos financieros y humanos al sector privado que viene creciendo por las reformas en curso. En abril del año pasado visitó La Habana, y entrevistado por la revista católica Palabra Nueva dijo con satisfacción que desde su Grupo de Estudios Cubanos habían propuesto reformas hacía el cuentapropismo y la pequeña propiedad tales como las encaradas por Raúl Castro. Y reclamaba el accionar libre y legal del “capital cubano, criollo” del exterior, que “al igual que el capital extranjero, fluirá hacia Cuba en grandes cantidades en busca de un rédito competitivo” (Palabra Nueva).
El gobierno del PC cubano niega libertades políticas y sindicales al pueblo, mientras sigue abriendo espacios a su socia en la restauración capitalista, la Iglesia Católica, quién trae de la mano a los ricos empresarios cubanos de Miami.