13/04/2012
¿Había que apoyar la guerra a pesar de la dictadura? ¿Se podía ganar o ya estaba perdida de antemano? A 30 años, estos y otros interrogantes surgen entre trabajadores y jóvenes. Damos aquí nuestra visión, entonces llevada a cabo por nuestro partido antecesor, el PST (Partido Socialista de los Trabajadores) orientado por Nahuel Moreno. Y denunciamos la política de «desmalvinización» que aún persiste con el gobierno de Cristina.
Arriba: «Los pibes murieron, los jefes los vendieron» se gritó en Plaza de Mayo el 15/6 repudiando la traicion en la conducción de la guerra. abajo: Movilización reclamando ¡Fuera la reina y los piratas ingleses! Buenos Aires, 1982
Las justas dudas surgen porque la ocupación de Malvinas fue llevada a cabo por la misma dictadura que protagonizó el golpe sanguinario del 76 al servicio del imperialismo. Las torturas a los soldados por parte de sus jefes, el robo de las donaciones y la rendición vergonzante, como Astiz (quien capituló en las Georgias sin tirar un tiro), abonan en ese sentido.
La ocupación del 2 de abril obedeció a que la dictadura estaba acorralada por la crisis económica y las luchas, como parte de una política aventurera para salvarse y canalizar el odio de amplios sectores hacia los ingleses. El PST la denunció. Nunca la apoyó. Pero señaló que ante un choque armado, estamos con Argentina y en contra de los ingleses. Más allá de la dictadura. Nos pusimos incondicionalmente en el campo militar de Argentina, sin ninguna confianza ni apoyo político al gobierno militar, a quien seguíamos denunciando por sus crímenes.
¿Por qué lo hacíamos si el PST estaba ilegalizado, ya tenía 100 desaparecidos y meses antes había sido asesinada nuestra compañera Ana María Martínez? ¿Por qué se inscribieron como voluntarios dirigentes como el Petiso Páez o el Pelado Matosas salidos recientemente de las cárceles de la dictadura? Porque más allá de las intenciones de Galtieri, desatada la guerra y las movilizaciones antimperialistas, en Argentina y Latinoamérica, se puso a la orden del día la lucha abierta contra el imperialismo. Aceptar que Argentina recuperase las islas significaría un golpe a los ingleses y yanquis. Una derrota inglesa ayudaría a que la clase obrera de ese país vaya contra su propio gobierno y elevaría la conciencia antiimperialista mundial (como lo fue el repudio a los yanquis por la invasión a Irak o la simpatía que generó la intifada Palestina contra el sionismo).
No toda guerra es justa. Por ejemplo, nunca apoyamos el intento de guerra argentinachilena por el Beagle, entre dos naciones oprimidas. Tampoco a la primera guerra mundial, donde las potencias imperialistas llevaron a los trabajadores a una carnicería para pelearse por el reparto del mundo. Malvinas fue una gesta entre un país oprimido (el nuestro) contra uno opresor-imperialista (el inglés). Está claro en qué lugar teníamos que estar. Por eso la solidaridad se extendió a varios países. Muchos ofrecieron ayuda militar, que la dictadura nunca aceptó. En Perú se movilizaron 150.000 personas en apoyo a Argentina. El movimiento de masas transformó la decisión de la dictadura de intentar perpetuarse,en una movilización revolucionaria. Galtieri creyó que la guerra iba a salvar a su régimen, pero lo terminó enterrando.
La guerra se podía ganar. Lo dijeron los propios ingle ses. Antes, y ahora. «Si los argentinos hubieran aguantado dos semanas más, los británicos podríamos haber perdido la guerra. Nuestra maquinaria estaba destrozada, sin mantenimiento y el invierno se acercaba», dijo en estos días el almirante inglés Sir John Woodward, quien comandó la flota británica en el Atlántico Sur (Clarín, 3/4/2012). Decir que la guerra estaba perdida de antemano, además de ser una mentira, encubre una política capituladora ante el colonialismo.
Para ganar, el PST proponía hacer la guerra en todos los terrenos, aceptando el apoyo militar de otros países; expropiar los intereses británicos (bancos, empresas, tierras); levantar las restricciones a los partidos e intervenciones a los gremios y liberar a todos los presos políticos, apostando a la movilización y unidad latinoamericana. Llamando a la CGT a unificar la «unidad de acción antiimperialista», cosa que nunca hizo.
Desatada la guerra, había que ir hasta el final. Fue lo que no hizo Galtieri, apoyado por el peronismo-PJ, la UCR, la Iglesia (el Papa vino para bendecir la rendición) y la CGT. El PC contribuyó, llamando a entablar «negociaciones pacíficas» a través de la ONU. Una máscara oportunista al servicio de la opresión.
Por eso, a 30 años, reivindicamos la gesta malvinera, repudiamos la traición de la dictadura y denunciamos la política de desmalvinización pro-imperialista por parte de los partidos patronales que Cristina sigue llevando a cabo, denostando la guerra, argumentando que nunca se debió ni debe enfrentar a los ingleses y llamando a «negociar» sin tocar ningún interés británico en el país. Reivindicamos, en definitiva, para la Argentina, antes y ahora, su legítimo derecho por terminar con la usurpación imperialista recuperando los territorios que le son propios.
El PST y la guerra
Portada de Palabra Socialista, semanario del PST, 1/5/1982
Juan Salvucci, veterano de Malvinas, cuenta una historia muy particular. Ahora arquitecto, Salvucci llegó a las Islas en 1982 habiendo sido detenido-desaparecido. «Era militante del PST, me secuestraron durante el gobierno de Isabel, la triple A. Me despertaron en casa con una Itaka en la cabeza. Se me cortó el habla». Salvucci estuvo preso dos semanas como detenido ilegal (Clarín, 1/5). Pidió prórroga en la conscripción y -luego de casarse y recibirse- le llegó la orden de ir a combatir en Malvinas. «Vinimos a combatir con chicos de 18 años que recién salían de su casa y no sabían manejar un arma, sin experiencia de vida; con militares que estaban acostumbrados a que la hipótesis de conflicto era su propio pueblo, no fronteras afuera…»
Un día, estando preso, se lo encontró a Mario Benjamín Menéndez -gobernador militar en Malvinas durante la invasión. Al hacerle una crítica por la conducción militar durante el conflicto, Menéndez le dijo «Soldado, usted necesita apoyo psicológico, usted está mal…». A lo que Salvucci le contestó: «Y cómo no voy a estar mal si estuve combatiendo, vi la realidad. Usted estuvo en una casa, yo estuve en la guerra… y la guerra no fue su realidad.» (Idem.)
Cristina y los incidentes: ¿Quiénes son los «vándalos»?
Cristina tildó de «vandalismo» a los incidentes protagonizados al final de la marcha unitaria frente a la embajada inglesa en Capital. Lo hizo después que la embajada pirata le reclamara el repudio. Pero la presidenta fue más allá. Dijo: «Muchas veces se está buscando un palazo o un tiro de un policía para que digan ´vieron, no es un gobierno popular, reprime las protestas sociales´…» (desconociendo a los miles que marchamos a 30 años de la gesta reclamando que se vayan los ingleses y reivindicando a nuestros héroes que dieron su vida por una causa justa); «hay que aplicarles el Código Penal» y que los promotores «sirven a intereses contrarios a la Argentina». «Queremos decirle al mundo entero que repudiamos lo que se hizo contra una embajada», agregó. ¿Qué se hizo contra la embajada? Una marcha de repudio. La cual, si es parte del «colonialismo» -como denuncia el gobierno-, ya debería haber sido expulsada y roto relaciones con Inglaterra, en momentos que los ingleses están enviando un sofisticado destructor a las islas para «proteger los intereses británicos», es decir, la base militar y el robo de nuestro suelo que siguen protagonizando sus multinacionales.
Nuestro partido -que participó de la marcha y no comparte este tipo de incidentes, porque dan pie a esta campaña tendiente a desviar el eje antimperialista de la convocatoria- repudia profundamente los dichos de Cristina, quien se puso de esta manera claramente del lado de los intereses británicos.
J.C.G.
Miguel SoransEscribe:
Miguel Sorans
Dirigente de Izquierda Socialista y de la UIT-CI
Otra calumnia del Partido Obrero (2)
Rafael Santos, dirigente del Partido Obrero, en su artículo de Prensa Obrera del 29 de marzo, lamentablemente reitera el método de la calumnia de la dirección del PO contra nuestra corriente.
Bajo el título «Una polémica singular», en respuesta a nuestro artículo de El Socialista N° 217, Santos pretende negar su calumnia argumentando que se «trata de posiciones (políticas) en disputa» sobre la guerra de Malvinas y que el PO no ha «practicado nunca la calumnia», llamando «a tratar con respeto» y «no caer en la descalificación».
Para sorpresa de los lectores que tengan la paciencia de seguir este tipo de debates, el llamado de Santos, si no fuera lamentable, daría risa. En éste, su segundo artículo, reitera aquel método deleznable entre revolucionarios.
Izquierda Socialista no confunde diferencias políticas con calumnias. Con el PO tenemos claras diferencias políticas sobre el balance de Malvinas, entre ellas, la de su capitulación ante los actos del Papa. Pero lo que le señalamos a Santos como calumnia no son esas diferencias, sino la mentira de que Nahuel Moreno, el fundador de nuestra corriente, había intentado «conversaciones con la jefatura del II° Cuerpo de Ejército» (Prensa Obrera N° 214), sin pruebas, sin explicar por qué y cuál era su fuente. Por esta vía, buscan crear confusión y desacreditar a nuestra corriente. Este es el método estalinista de las falsificaciones para descalificar los debates políticos reales.
Al caérseles esa mentira, ya que Moreno vivía entonces exiliado en Bogotá, Colombia, ahora Santos, sin siquiera retractarse, dice que la entrevista con la jefatura del II de Ejército fue «pedida por el rosarino Rubén Visconti». Con esto instala otra vez la calumnia hacia Moreno y nuestra corriente. Porque Santos lo dice otra vez al pasar, sin aclarar a los lectores quién es Visconti, insinuando que Moreno podría haber pedido «conversaciones» con el II Cuerpo por esta vía. Nada se aclara para que la duda quede sentada en miles de compañeros honestos que simpatizan con el FIT y el mismo PO.
Es importante aclarar que Rubén Visconti (*) es un dirigente de dilatada trayectoria del viejo Partido Socialista Argentino, fundado en 1961 por Alicia Moreau de Justo, Alfredo Palacios y él mismo, entre otros. Santos redobla su calumnia, adjudicándole un pedido de entrevista a los militares de la dictadura, sin fundamento. Doble calumnia: a Moreno-PST y al dirigente socialista Rubén Visconti. Y agrega otra mentira al decir que Visconti era «un recién venido» al PST, cuando nunca se definió como trotskista, ni integraba las filas del PST en 1982.
Por otro lado, Santos ratificó en este segundo artículo las dos diferencias políticas de fondo que tenemos sobre la guerra de Malvinas. En primer lugar, ratificó la visión equivocada y fuera de la realidad de la dirección del PO, de que «la caída de Galtieri y la convocatoria a elecciones bajo otro gobierno militar fueron impulsados por el imperialismo y la burguesía». Para nosotros, como para miles y miles, la caída de ese régimen genocida y la conquista de las libertades democráticas fueron fruto de la resistencia contra la dictadura y la movilización antiimperialista de los trabajadores y el pueblo argentino por Malvinas. Esto fue así, más allá que a esto lo llamemos revolución democrática o no.
En segundo lugar, Santos ratificó el llamado de Altamira, el suyo y el de la dirección de Política Obrera (antecesor del actual PO) a concurrir a los actos del Papa en 1982, junto con la Iglesia, los partidos patronales, la burocracia sindical y el PC, con el objetivo de cambiarle el «contenido». La capitulación del PO a los actos derrotistas del Papa llega al punto de lo insólito. Pretender «cambiar el contenido» de los actos-misas convocados explícitamente para favorecer al imperialismo inglés, impulsado por uno de sus máximos representantes, tiene pocos antecedentes en la izquierda mundial. Reiteramos nuestro llamado a repudiar el método de la calumnia de la dirección del PO, exigimos una rectificación y convocamos a defender al FIT con relaciones y debates políticos fraternales y leales.
* Rubén Visconti integra actualmente la Revista Socialista, publicación de los que «son parte de la tradición que se expresó en el Partido Socialista». En 1961, fue parte del PSA, más luego del sector «Secretaria Visconti» y en septiembre de 1982 se sumó como independiente al proyecto del MAS, del cual participó en su primer etapa.
2 de abril: ¿Por qué no hubo una movilización unitaria de la izquierda?
El acto unitario convocado por más de una docena de organizaciones sociales y políticas (CTACapital, Proyecto Sur, PCR, Libres del Sur, MST, PSA, PSTU, Convergencia Socialista, Nuevo MAS, MTR-CUBA, 9 de Mayo, Asambleas del Pueblo y nuestro partido, Izquierda Socialista, entre otras), lamentablemente, no contó con la presencia ni del Partido Obrero ni del PTS, quienes optaron por realizar un acto paralelo y minoritario, utilizando en forma divisionista la bandera del Frente de Izquierda (FIT), siendo que existe un acuerdo entre las tres organizaciones que componemos el Frente en no impulsar como FIT acciones que no cuenten con el consenso de los tres partidos.
En diferentes misivas les planteamos a nuestros compañeros en el FIT, que una causa antiimperialista de suma importancia como la de Malvinas requería los mayores esfuerzos de nuestra parte para impulsar una movilización unitaria que supere nuestros márgenes. Más urgente resultaba impulsar una convocatoria de este tipo ante el intento del gobierno de arrogarse para sí la causa, mediante su habitual doble discurso. En ese contexto se planteaba la necesidad de que la izquierda de conjunto junto a otras organizaciones pueda realizar una acción contundente que ponga sobre el tapete planteos consecuentemente antiimperialistas y de denuncia y exigencia hacia al gobierno nacional sobre el tema.
Los compañeros de PO y PTS lamentablemente ni siquiera concurrieron a las reuniones de organización de la convocatoria para plantear, en todo caso, sus eventuales diferencias con algunas de las consignas propuestas por las organizaciones que participábamos elaborando la declaración de convocatoria a la marcha, hecho por el que no se pudo siquiera explorar la posibilidad de confluir en una convocatoria y declaración unitaria de toda la izquierda. Pese a que la consigna central con las cuales fue convocada la movilización unitaria «Fuera Ingleses de Malvinas» está contemplada en el programa del FIT.
PO y PTS, por otro lado, sostienen que la convocatoria de la que participó nuestro partido carece de una visión internacionalista del conflicto. Es falso. En la declaración se apela a los pueblos de América Latina a apoyar esta causa, a la vez que se impulsa un petitorio dirigido a las organizaciones obreras inglesas para que se solidaricen con la causa de Malvinas (ver recuadro). Es igualmente falso el planteo que sostienen Guillo Pistonesi y el PTS (LVO nº469) acerca de que las consignas mediante las que fue convocada la movilización sean pro-patronales. En la declaración se plantea el no pago de la deuda externa, la inhabilitación de explotación de recursos naturales de las Malvinas a cualquier empresa extranjera y la expropiación de toda empresa y latifundio de capital inglés. Se trata de medidas de fondo que atacarían directamente al imperialismo inglés y en defensa de los intereses de la clase obrera, impulsando la lucha antiimperialista de los pueblos oprimidos y de la clase obrera latinoamericana. Dicho artículo, además, señala que la gran diferencia para no participar es que PO y PTS sostienen que solo «un gobierno de los trabajadores podrá llevar adelante una verdadera independencia nacional». Izquierda Socialista opina lo mismo. Pero eso no es motivo para no participar de una marcha unitaria antiimperialista. Con ese argumento dejaríamos de ir a marchas unitarias por derechos democráticos o sindicales. Porque no habrá solución de fondo a nada, sin un gobierno de los trabajadores. Además, IS les propuso hacer una columna común llevando nuestras propias banderas y propuestas.
Llamamos a los compañeros de PO y PTS a abandonar posiciones divisionistas y sectarias que nada aportan a la unidad en las calles, como así tampoco al desarrollo del Frente de Izquierda.
A las organizaciones obreras de Gran Bretaña
Las organizaciones sindicales y sociales argentinas que suscribimos esta declaración, nos dirigimos a las organizaciones de la clase obrera inglesa, para coordinar pronunciamientos y acciones de condena a la agresión del gobierno inglés sobre nuestro país. A 30 años de la Guerra de Malvinas, estamos viviendo una provocación de parte del gobierno conservador de Inglaterra. Hay un incremento de las fuerzas militares en el Atlántico Sur, que se suma a la amenazante presencia de la Base de la OTAN en el territorio usurpado de las Malvinas. Esta escalada es producto evidente de la necesidad del imperialismo inglés de reafirmarse como potencia económica, política y militar. Su objetivo es consolidar su dominación, intensificar el saqueo de nuestro petróleo y riquezas naturales, y sostener una posición geopolítica estratégica, con proyección sobre la Antártida y todo el Atlántico Sur.
Dirigimos un llamado a nuestros hermanos de clase, para rechazar juntos estas acciones y pronunciarnos por el respeto a la soberanía argentina sobre las Malvinas. Eso solo puede lograrse a través del inmediato retiro de las fuerzas militares inglesas y el reconocimiento de la pertenencia de las islas a nuestro país.
CTA-Capital; Proyecto Sur; Izquierda Socialista; MST; Libres del Sur; Nuevo MAS; PCR; PSA; PSTU; CCC; Asambleas del Pueblo, Barrios de Pie, Convergencia Socialista, entre otros.