La huelga de los policías de bajo rango conmovió al país, abarcó a todos los Departamentos y a la inmensa mayoría de los policías que ocuparon sus cuarteles. Un grupo de policías quemó las instalaciones de inteligencia adonde tienen expedientes para procesarlos. Realizaron actos públicos con sindicatos de izquierda, como el de los maestros urbanos en Cochabamba y La Paz que le dieron su apoyo.
El gobierno primero minimizó el hecho. Cuando comenzaba dijo que era sólo un grupo de mujeres. Después, cuando el movimiento se generalizó e incluyó manifestaciones armadas, se asustó y denunció un intento de golpe de Estado, en el que metió también a los marchistas del Tipnis que estaban llegando a La Paz.
No solamente no hubo intento de golpe sino que los policías de base, remarcamos que fue una organización de la base policial, que en muchos lugares expulsaron a sus jefes, a veces a patadas como se pudo ver en una foto de un diario, reaccionaron como trabajadores, reclamando un salario digno para poder vivir. Ganaban 1400 bolivianos, un tercio de lo que gana un militar, y eso, equivalente a 200 dólares, no alcanza para mantener a una familia.
El reclamo viene de meses atrás e incluso en el momento en que la Central Obrera Boliviana estaba haciendo huelga por salarios, un grupo de mujeres de policías reclamaba lo mismo. La COB lamentablemente dejó pasar la oportunidad de tomar como propio el reclamo de los policías que era similar al del resto de los trabajadores.
Finalmente la COB abandonó la lucha salarial aceptando el miserable 8% que dio el gobierno. Son los policías los que volvieron a poner de vuelta sobre la mesa la miseria salarial.
Después de 6 días de huelga el gobierno tuvo que tragarse sus denuncias de golpe y debió negociar con 33 delegados policiales de todo el país, dar el aumento salarial que llevó al salario a unos 2.000 bolivianos, y aceptar formar una comisión para revisar la ley 101 que reprime la organización de la base policial.
La Protesta apoyó la huelga de los policías, al igual que lo hicieron algunos sindicatos de izquierda y también el dirigente de la COB Jaime Solares, aunque el Comité Ejecutivo de la COB guardó un vergonzoso silencio. Pequeños sectores de izquierda cuestionaron el apoyo a la huelga de policías con el argumento de que es una institución represiva. Ciertamente la policía es una institución represiva del Estado capitalista, y también hay corrupción que perjudica al pueblo, pero precisamente una huelga salarial rompe con la lógica de la institución policial, para entrar en la lógica de un trabajadore estatal, y crea una situación adonde la base de la policía puede unirse a los trabajadores y al pueblo. Y esto, que es percibido por grandes sectores populares por las experiencias históricas, tiene una gran importancia porque puede llegar incluso a neutralizar a sectores enteros de la policía para que no repriman al pueblo, como ocurrió por ejemplo en el 2003 en El Alto.
La Protesta propone la lucha por el pleno derecho a sindicalización de la policía de base y que su sindicato se afilie a la COB.