La Breche/A l´encontre – http://alencontre.org/
Traducción de Faustino Eguberri – Viento Sur http://www.vientosur.info/
Publicamos a continuación un artículo de un escritor y médico sirio que vive, actualmente, en la clandestinidad en Damasco. Este artículo era escrito en el momento en que la calificada de «batalla de Damasco» se estaba llevando a cabo. Luego, mientras movilizaciones de masas tienen lugar en múltiples ciudades del país, el régimen dictatorial de Bachar el-Assad concentra sus fuerzas a fin de intentar controlar, frente a los insurrectos, la ciudad de Alepo. Las pocas intervenciones de militares de graduación en la televisión controlada por el régimen hablan de una ofensiva de «terroristas extranjeros» de un número impresionante de nacionalidades. Es bastante llamativo que «algunos miles de terroristas extranjeros» puedan estar presentes y ser acogidos en barrios enteros del pulmón económico de Siria. Y es aún más extraño que para combatir a esos «extranjeros infiltrados» haya que bombardear barrios enteros, con su población.
Pero algunos autoproclamados»antiimperialistas» no se extrañan por nada. Ni siquiera, por ejemplo, por un sencillo hecho histórico reciente: ¿No enviaban los Estados Unidos de Bush a presos «terroristas musulmanes» a Damasco para que los torturadores del régimen Assad les interrogaran con sus métodos más inhumanos? Lo que recuerda Robert Fisk en The Independent, el 29 de julio de 2012.
Las últimas informaciones de las redes sociales en árabe indican que en la noche del 30 al 31 de julio las fuerzas insurgentes que se reclaman del Ejército Sirio Libre han atacado la base de los Mujabarat del Ejército del Aire en Alepo. Es decir el centro de los servicios de información conocido por ser uno de los lugares principales de las peores torturas en esa ciudad. El enfrentamiento ha durado toda la noche.
Igualmente, la sede del Baas en Alepo ha sido tomada por los insurrectos, así como el hospital militar. El 31 de julio por la mañana, dirigentes locales del ESL afirman controlar aún el 60% del territorio de la ciudad de Alepo. Esto en el momento en que los bombardeos por el ejército de Assad de los barrios situados en el este de la ciudad se intensifican. En fin, la toma por el ESL del pueblo estratégico de Anadan debería permitir el control de la carretera que une Alepo a Turquía.
En las próximas semanas, nos esforzaremos por dar a los lectores y lectoras de A l´encontre traducciones de artículos escritos en árabe por sirios y sirias. Deberían permitir comprender mejor la situación interna del país, evitar los análisis aparentemente profundos que se inspiran en una vaga geopolítica y, también, proporcionar informaciones sobre lo que hacen y demandan los Comités de Coordinación Locales así como los diversos grupos que forman ese conjunto aún mal definido que es el Ejército Sirio Libre; por ejemplo la reivindicación de fuerzas resistentes interiores de constituir una dirección política y militar que no sea «prisionera» de las «influencias externas». (Redacción de A l´encontre).
El sentimiento general que prevalece en Damasco es que el 18 de julio de 2012, día de la «caída» de los generales responsables de la seguridad /1, representa el giro decisivo en la trayectoria de la revolución siria. Esto debido a la pérdida por el régimen de algunos de sus grandes planificadores de matanzas, sobrevenida tras cuatro días durante los cuales la ciudad de Damasco se ha convertido en el principal frente de combate armado.
El régimen va sin duda a proseguir las masacres que le dicta su instinto profundo, y extenderlas. Esta ha sido por otra parte su reacción inmediata a la muerte de los generales: 350 personas habrían caído ese día, la mayor parte en Damasco, de ellas 137 al menos en el bombardeo del funeral de un mártir en el que participaban en Saida Zainab [barriada sur]. El día siguiente, habría habido alrededor de 200 muertos, la mayor parte también en Damasco y sus alrededores; mientras que la media era de 100 por día en todo el país estas últimas semanas.
Simultáneamente, los signos de agotamiento y hundimiento se hacen más claros, las deserciones en el ejército se multiplican, la moral de los hombres del poder está en declive (si se añade a ello que según ciertas fuentes Bachar el-Assad habría huido a Lattaquié [información no confirmada]) y todo esto inquieta a los apoyos del régimen.
Regiones enteras al norte de Alepo (informaciones indican desde el jueves 19 de julio que los puestos fronterizos entre Siria y Turquía están ahora controlados por batallones del ESL), la región de Idleb, el este de Deir Ezzor (toma del puesto fronterizo de Abu Kamal por los revolucionarios armados), el sur de Hauran están ahora fuera del control del régimen.
Anteriormente la resistencia armada había tomado ya muchas de esas regiones, pero no había sido capaz de guardarlas. Hoy, siendo Damasco el campo de batalla principal, las fuerzas del régimen no podrán ya recuperar esas zonas. Cualquiera que sea la veracidad de las informaciones según las cuales unidades del ejército estarían en ruta para Damasco provenientes de Deraa o del «frente del Golán» [el Golán está ocupado por Israel desde 1967], la capital será el objetivo principal de los movimientos de las fuerzas del régimen, liberando así la periferia.
La situación siria presenta desde el comienzo de la revolución dos características contradictorias: la imposibilidad de prever el curso inmediato de los acontecimientos, de una parte, y la inevitable caída de la «Siria de Assad» [eslogan utilizado por el régimen desde hace decenios], por otra.
La muerte de los generales (Maher el Assad [hermano del presidente y jefe de la 4ª división del Ejército] estaría entre las víctimas) ha provocado un salto en la aceleración del «tiempo sirio»: se cuenta actualmente en horas y en días, tras haberlo sido desde el comienzo de la revolución en semanas y en meses. Fue incluso contado en años y en decenios a lo largo de los 40 años del reinado de los Assad.
Es posible que el régimen se sobrepase aún en su locura y cometa masacres de mayor amplitud aún. No está excluido tampoco que oponga menos resistencia de la que tememos. Pero la realidad se situará probablemente entre estas dos opciones.
He deambulado por las principales calles del centro de Damasco la tarde de este jueves [19 de julio]. Las calles estaban desiertas, los barrios comerciantes de Salhié, Hamra, Chaalan, Calle del 29 de mayo, Bahsa, Marjeh, Halbuni estaban cerrados. Los cafés que no he tomado el trabajo de evitar esta vez estaban con muy poca gente. La gente que iba a pie o en coche no superaba el 10% de lo normal.
La ciudad hace huelga en una mezcla de voluntad y de terror, de protesta y de miedo. Al mismo tiempo, 20.000 personas de las ricas de la ciudad han huido a Líbano, el jueves…
Los combatientes del ESL no se ocultan ya en varias zonas del sur y el este de la ciudad. Según jóvenes activistas, el paseante tendría dificultades de distinguir el límite del despliegue de las fuerzas del régimen del de los grupos de resistencia armada. Pero como regla general las fuerzas del orden controlan las calles principales, mientras que el interior de los barrios y barriadas se les escapa. Estos datos observados indican un comienzo de cambio radical, aunque permanezcan en constante evolución.
Hace ahora cinco días que la batalla de Damasco ha comenzado y cada hora lleva su lote de noticias a veces difíciles de verificar. Lo que es cierto es que el régimen está en el camino de su hundimiento.
En resumen, estimamos que ocurre en Damasco lo ocurrido en Homs, Idleb, Deir Ezzor, Deraa: las fuerzas del régimen atacan a las regiones levantadas, las destruyen en gran parte, ganando así posiciones. En el fondo fracasan sin embargo en hacer retroceder a la revolución.
Cuando parece imposible hacer previsiones a corto plazo, podemos por el contrario afirmar que Damasco no será una nueva Homs, ni siquiera una nueva Deir Ezzor. Incluso si el régimen contempla ciertamente destruir barrios de Damasco (Midan, Barzeh o también Qabun…) será sometido a la «regla de hierro» pero esta vez a una cadencia acelerada. Lanza al ejército a la batalla, sus hombres aprovechan para desertar, luego, la mayor parte de ellos se enrolan en la resistencia armada. Destruye sistemáticamente la zona que apunta, pero provoca simultáneamente la vocación de nuevos resistentes. Cada vez que el régimen intensifica su violencia frente a la resistencia, genera resistentes en mayor número, extremadamente motivados y cada vez más convencidos de la justeza de su causa. Es este proceso el que se ha desarrollado a lo largo de los 16 meses de la revolución y se confirma en Damasco a un ritmo acentuado. El régimen encarnado por Bachar el-Assad y sus generales es incapaz de analizar o deducir nada de todo ello. No ha logrado ni siquiera convencer a nadie de que tenga ningún tipo de principio, ni siquiera algún tipo de planteamiento político. Ha apostado por la destrucción de la revolución y la masacre de quienes se han rebelado, generando un baño de sangre en el que se ahogará.
Al comienzo del mes de Ramadán del año pasado, cuatro meses y medio después del comienzo de la revolución, el régimen intensificó la represión contra los manifestantes pacíficos provocando poco tiempo después un salto hacia la resistencia armada. En este comienzo del presente mes de Ramadán, es probable que haya 100.000 combatientes armados, persuadidos de la justeza de su causa, y con una convicción cierta de ganar. El régimen es impotente ante este desarrollo. Los hechos hablan por si mismos. El gran cambio puede producirse de un momento a otro.
* Artículo publicado en el periódico Al Hayat el 22 de julio de 2012, traducido del árabe para A l´Encontre por Jihane Al Ali. Yassin Al Haj Saleh (nacido en 1961) es escritor, médico y antiguo preso político sirio. Publica regularmente artículos sobre cuestiones importantes ligadas a la revolución siria y a su futuro. Ha pasado 16 años en prisión (de 1980 a 1996) por pertenencia al Partido Comunista (Buró Político) una parte de ellos en la tristemente célebre prisión de Tadmor. Vive desde marzo de 2011 en la clandestinidad en Damasco.
Nota
1/ El 18 de julio de 2012, una operación espectacular reivindicada por el ESL habría matado al menos a 5 de los altos responsables de la Seguridad Interior. La explosión habría tenido lugar en el interior de la sala de reunión de la célula central de gestión de las crisis, en el edificio del Buró de la Seguridad Nacional, en una zona ultrasegura del centro de la capital. Se ignora a día de hoy si el hermano del presidente (y jefe de la 4ª División del Ejército) Maher el-Assad se encuentra entre las víctimas, herido o muerto.