La batalla de Aleppo ha dado muestra del heroísmo del pueblo. Pese a la superioridad militar de la dictadura, los milicianos siguen dando pelea. Han derribado un caza ruso. Lo que comenzó hace algunos meses como una resistencia armada en la ciudad de Homs, con represalias violentas de la dictadura, hoy se ha transformado en una guerra civil abierta en donde el régimen de Bashar Al Asad, queda a la defensiva, pierde terreno y muestra signos de disgregación de su alto mando militar y político. Reproducimos un articulo de A. Pardales, de la revista Correspondencia Internacional N° 32.
La lucha de los grupos rebeldes se acelera y masifica, al atentado el 17 de julio realizado en la sede Nacional de Seguridad de Damasco donde mueren el ministro sirio de Defensa, el general Daud Abdelá Rayiha, el ministro del interior, Mohamed Ibrahim al Shaar, y el cuñado del presidente, se suman al control de los puestos fronterizos de Abu Kamal, Rabiya y Al Walid con Irak y del puesto Bab Al Hawa en la frontera turca. Otro avance significativo fue la batalla en Damasco llamada por el Ejército de Liberación Sirio (ELS) operación «volcán sobre Damasco». Como consecuencia de esto, Al Assad desató más bombardeos y matanzas contra la población civil de todo el país. Comenzó a utilizar aviones de combate, que son más difíciles de derribar que los helicópteros. La semana del 23 de julio es la que produjo más muertos que en los 18 meses que lleva la insurrección y que alcanza la pavorosa cifra de 19.000 muertos. La indignación y odio llega a límites extremos «Sueño con matar a Bashar Al Asad, que acabe como Kadafi. Debemos hacerlo, ojalá pueda ir a Damasco y matarlo con mis propias manos» afirma Muaffar, miembro de las muchas nuevas brigadas con que cuenta el ELS.
El 20 de julio comenzó una ofensiva rebelde en Aleppo, una ciudad del norte, la segunda en importancia y la capital económica del país. Los rebeldes ya controlan el 50% de la ciudad y se acercan al centro desde toda la periferia. Hay videos impactantes de las acciones heroicas del ESL que demuestran la alta moral revolucionaria de los combatientes. El pueblo sale a la calle a abrazarlos cada vez que liberan un barrio. En los barrios liberados hay manifestaciones nocturnas de apoyo a la revolución.
También del exterior llegan noticias de la disgregación de la dictadura: desertó la embajadora de Siria en Chipre y también el de Emiratos Árabes. La ONU retiró a 150 de los 300 observadores civiles que tiene en Siria, porque no puede garantizarles la seguridad. En el periódico Los Ángeles Times salió un reportaje a un jefe de la CIA donde este se «lamenta» de no tener ningún agente en Siria para influir sobre los grupos opositores al régimen, lo que demuestra, de primera mano, que aún no hay ninguna intervención imperialista, ni oficial, ni encubierta.
Mientras tanto las deserciones continúan, según France Press, dos generales cruzaron la frontera con Turquía lo que eleva a 27 el número de oficiales de alto rango que han cambiado de bando. Pero las principales deserciones son la de cientos de soldados que se pasan del lado de la revolución con armas y equipos como repulsa a la represión de su propio pueblo. El remordimiento se hace sentir y un soldado lo expresa del siguiente modo «He tenido noticias de que un tanque en Hama, mi ciudad, ha matado a mi familia ¿Cómo quieres que dispare aquí, en Al Qusayr, que haga lo mismo?
Pero ¿Quién arma a las milicias? Mucho se especula que son Arabia Saudita y Qatar los que proveen el armamento a través de la frontera Turca. Es una versión dudosa puesto que si así fuera los rebeldes combatirían en mejores condiciones. Sin embargo, si estos dos países suministran armas, lo hacen con cuenta gotas pues no quieren un triunfo rápido de la insurrección popular que eche por la borda las complicadas y trabajosas negociaciones para un recambio burgués. Lo que no cabe duda es que el grueso del armamento proviene del propio ejército sirio fracturado y desmoralizado por un pueblo que crecientemente entra a la lucha contra una dictadura sangrienta que le ha quitado el pan y la libertad por más de 40 años. Estas son las fuerzas motrices de la revolución y no un pretendido conflicto tribal y religioso. Estas fuerzas son las que están provocando las deserciones cada vez más frecuentes que son su vez las fuentes más genuinas del armamento del pueblo. Casi seguro que hay otras personas o grupos que con medios económicos se han incorporado a la resistencia y aportan armamento conseguido de muchas maneras, entre ellas el mercado negro.
Todos contra la revolución siria.
Hay que decirlo con todas las letras, salvo el pueblo sirio, ni EEUU, la Unión Europea, China, Rusia, la Liga Árabe, Irán, Israel, Castro, Chávez, ni siquiera la oposición burguesa interior y exterior a la dictadura de Bashar Al Asad quieren el triunfo de la revolución siria, por el contrario buscan desesperadamente una negociación pactada con el régimen para evitar que sean las masas que terminen con él.
Todas estas fuerzas contrarrevolucionarias se pusieron de acuerdo en cuatro objetivos: el primero que no haya un vacío institucional, es decir, evitar que a la caída de la dictadura sean los rebeldes quienes tomen del poder; en segundo lugar que haya una sola autoridad militar para que no proliferen milicias o grupos armados como sucedió tras la caída de Kadafi; en tercer lugar evitar las matanzas religiosas, especialmente del 10% de la comunidad Alauí a la que pertenece el presidente y finalmente evitar el intento de partición del país.
¿Cómo se proponen llevar a cabo estos propósitos? Mediante la solución yemení que es básicamente la que se llevó a cabo en Yemen el año pasado y que consistió en asegurar al dictador Saleh, su familia y colaboradores inmunidad por los crímenes cometidos a cambio de su renuncia y la formación de un gobierno de transición de unidad nacional. El Consejo Nacional Sirio (CNS) una agrupación de oposición burguesa islámica de exiliados dominada por la Hermandad Musulmana, que promueve la intervención imperialista, propicia la misma solución yemení para Siria. George Sabra, portavoz del CNS declaró el 24 de julio a France Press que «estaba de acuerdo que una personalidad del régimen de Asad», pero no el propio presidente, dirija el gobierno de transición, pero por la tarde Bassma Kodmani, otro dirigente del Consejo, rechazó tajantemente esta propuesta. Estas diferencias dentro de la oposición burguesa reflejan la dureza de Bashar Al Asad para entrar en cualquier negociación puesto que al elegir el camino del genocidio no deja margen para una negociación pactada que lo incluya y cancelar de esta manera toda posibilidad de salida negociada aún con un sucesor.
El Consejo Nacional por el Cambio Democrático es otra organización de centro izquierda que dicen estar en contra de la intervención militar extranjera y plantean una negociación política.
Ninguna de estas organizaciones dirige o tienen hegemonía en las organizaciones de la resistencia que fueron aumentando en número y basadas en las Coordinadoras Locales, que son una especie de organización barrial que intervienen organizando la desobediencia civil, como cerrar colegios no llevar los niños a clase y otras formas de lucha. El ELS se ha constituido teniendo como base estas Coordinadoras locales que con su engrosamiento a partir de las deserciones de las FFAA regulares se han extendido a 10 de las 14 provincias que componen Siria. No cabe duda que este ejército rebelde ha unificado todos los grupos armados contra la dictadura. Lo que no está claro, por la poca información disponible, es su composición y dirección.
Terminemos con la dictadura Siria
Las pocas posibilidades de intervención imperialista directa combinada con la dureza del régimen a cualquier cambio mantienen y refuerzan las condiciones para su caída revolucionaria. Su superioridad militar es una ventaja que puede perder rápidamente si la insurrección mantiene su voluntad inquebrantable en el triunfo y la determinación de morir por ello si fuera necesario.
Ahora más que nunca la solidaridad internacional debe hacerse presente para colaborar con el derrocamiento del dictador que sigue resistiendo y llevando a cabo genocidas ataques aéreos como en la ciudad de Alepo y Damasco. El régimen se sabe herido de muerte y apela a los bombardeos como último recurso por salvarse puesto que ya en las calles ha perdido la batalla. Pero no está muerto aún.
Estamos contra cualquier intervención imperialista, sea directa o a través de la OTAN o la ONU. Del mismo modo repudiamos las amenazas del genocida estado de Israel de bombardear los depósitos sirios de armas químicas. Llamamos a los pueblos árabes de Túnez, Egipto y especialmente a las milicias libias que envíen armas a la resistencia Siria encabezada por el ELS. Llamamos a los gobiernos a romper con la dictadura de Al Asad.
Fraternalmente le decimos al heroico pueblo sirio que sólo un gobierno basado en sus propias organizaciones insurgentes de base como los Comités de Coordinación Locales, las organizaciones obreras y populares y ahora el Ejército de Liberación Sirio, puede llevar a conquistar sus objetivos democráticos y sociales de fondo.