MARIKANA (SUDÁFRICA), 10 Sep.
Alrededor de 10.000 mineros de la compañía Lonmin han decidido mantener la huelga indefinida para conseguir mejoras salariales con la celebración de una marcha entre dos explotaciones que ostenta la compañía en Sudáfrica, mientras se extienden las protestas a otras explotaciones, como las de Gold Fields, el cuarto productor de oro del mundo.
Las compañías están intentando detener la ola de huelgas que se mantienen desde hace un mes en la mina de Marikana, un mina de platino propiedad de Lonmin.
El pasado 16 de agosto, unos 34 mineros murieron por los disparos de la Policía tras una pelea entre afiliados de la Asociación de Mineros y Sindicato de la Construcción (AMCU) y del Sindicato Nacional de Mineros (NUM). Las autoridades detuvieron a 270 personas por su supuesta responsabilidad en la violencia que se desató en torno a la mina, en el marco de una huelga que ha costado la vida de 44 personas.
La marcha de este lunes ha estado fuertemente custodiada por las fuerzas de seguridad sudafricanas. Varios de los trabajadores portaban palos y machetes y han asegurado que matarían a los trabajadores que no secundasen la huelga.
Durante la protesta, los trabajadores han gritado «El hombre blanco está temblando» y «La Policía que nos disparó está temblando». Los mineros demandan una subida del salario hasta los 12.500 rands (unos 1.200 euros).
Actualmente, cobran la mitad de ese salario. Pero la Comisión de Conciliación, Mediación y Arbitraje (CCMA) ha indicado que lso mineros deben volver a trabajar como condición para negociar sobre el sueldo.
El portavoz de Gold Fields, Sven Lunsche, ha señalado que la semana pasada, la empresa negoció para acabar con una huelga que afectaba a una de sus explotaciones, en la que trabajan 12.000 personas. Pero este lunes, unos 15.000 mineros han comenzado una huelga en una mina cercana.
Lunsche ha asegurado que los trabajadores han dejado el empleo por las «intimidaciones» que sufren de los mineros que sí que apoyan la huelga. El conflicto surgió en Lonmin tras las acusaciones de miembros de AMCU contra los sindicalistas de NUM por servir al Gobierno sudafricano.