Por Mariana Núñez – Octubre 15, 2012
En unos días estará ingresando en aguas gazatíes el barco de bandera finlandesa Estelle, tercer intento de la Flotilla de la Libertad de romper el bloqueo marítimo a la Franja de Gaza, acercar a su población una considerable carga de ayuda humanitaria y denunciar la injusta e inhumana ocupación israelí de los territorios palestinos. «Es una acción del pueblo para el pueblo», explicaba una activista, «de mí, como ser humano, como madre, como abuela, para otras madres y otras abuelas que tienen hijos y nietos, y creo que tienen el mismo derecho a tener una vida normal como la que yo tengo».
La Franja de Gaza: más de 60 años de ocupación y limpieza étnica
La Franja de Gaza es un territorio de 360 Km2, donde viven actualmente 1,5 millones de palestinos. Gaza acogió a gran parte de los refugiados palestinos expulsados de sus tierras desde noviembre de 1947 y por esta razón es actualmente uno de los territorios más altamente poblados del mundo.
Tras décadas de ocupación israelí y expulsión de la población palestina, combinadas con períodos de asentamiento de colonos, robo de tierras, agua y recursos, la economía de la Franja de Gaza depende exclusivamente de Israel y del apoyo de la comunidad internacional. Israel impuso en los territorios ocupados un sistema capitalista de libre mercado que le permitió obtener mano de obra barata y comercializar bienes de consumo sin realizar ningún tipo de inversión ni crear infraestructuras que mejoraran las condiciones de vida de la población palestina en materia de educación, salud y servicios sociales. Hacia 1970, el 50% de los trabajadores de Gaza debía cruzar diariamente los controles militares de Israel y superar el llamado «mercado de esclavos» para poder trabajar una jornada en Israel con sueldos miserables y sin derechos laborales. A esta realidad se sumaban la política represiva con violentos mecanismos de control y la fuerte discriminación social impuestos por la ocupación. Hacia 1996, sin embargo, Israel dependía cada vez menos de los trabajadores palestinos y comenzó a aislar el territorio de Gaza con el pretexto de controlar la resistencia armada, al mismo tiempo que levantaba un muro de alambre electrificado y torres de vigilancia que convirtieron a Gaza en el mayor campo abierto de prisioneros del mundo. A partir del año 2000, la política de represión en los territorios ocupados se acentuó y, particularmente en la Franja de Gaza, la dificultad de mantener los asentamientos ante la hostilidad de los palestinos en un territorio tan densamente poblado, explicaron el plan de «desconexión» impulsado por Ariel Sharon, que ejecutó la evacuación de unos 9000 colonos de la franja en 2005. Entre diciembre de 2008 y enero de 2009, Israel atacó la Franja de Gaza en una operación militar donde murieron 1400 palestinos, la gran mayoría civiles, y numerosas viviendas, edificios públicos e infraestructuras básicas quedaron destruidas. El cierre total de las fronteras de Gaza impide la reconstrucción y el desarrollo del territorio gazatí.
Gaza continúa hoy bajo ocupación ya que todas sus fronteras por tierra, mar y aire siguen controladas directa o indirectamente por Israel, incluido el paso de Rafah controlado por Egipto donde Israel tiene amplios poderes de observador. Al mismo tiempo ha impuesto una dura restricción al acceso al mar reduciendo cada vez más el espacio donde los pescadores de la Franja pueden desarrollar su actividad -el límite permitido desde la costa es tan solo de tres millas náuticas-, causando el aumento de la desocupación, una crisis de grandes dimensiones en este sector y cortando importantes suministros alimentarios a la población.
Al respecto no deja de ser alarmante el reciente informe de Save the Children-Suecia, «Los niños de Gaza: los olvidados», que detalla con precisión los devastadores efectos del bloqueo en todos los aspectos de la vida de los 819 mil chicos de la Franja de Gaza. Estos son los puntos destacados del informe:
– La décima parte de la población por debajo de los cinco años sufre de malnutrición crónica.
– La mayoría de los niños y niñas en Gaza sufren anemia, causada por deficiencia de hierro, la cual provoca un crecimiento deficiente y falta de desarrollo durante el embarazo.
– Las enfermedades causadas por falta de salubridad, como la fiebre tifoidea y la diarrea, son causas comunes de muerte en niños hasta los tres años: más del 90% del agua de la franja está contaminada con fertilizantes y desechos orgánicos humanos, a raíz de la destrucción del sistema de alcantarillado y a que las plantas de tratamiento de aguas residuales están sobresaturadas o sin combustible.
– Ha aumentado la incidencia de enfermedades graves: los altos niveles de nitrato encontrados en el agua están relacionados con algunos tipos de cáncer y suponen un riesgo para las mujeres embarazadas.
Las autoridades del estado de Israel y sus políticas genocidas continúan impunes a pesar de su flagrante violación de los acuerdos internacionales, ciertamente ante la débil respuesta de la comunidad política internacional. Por esta razón han sido las iniciativas de la sociedad civil las únicas destinadas a aliviar el padecimiento del pueblo palestino así como a denunciar la tremenda injusticia de la ocupación y a presionar a los gobiernos y a las organizaciones internacionales para poner fin a más sesenta años de limpieza étnica en Palestina.
La solidaridad internacional con Gaza
En agosto de 2008, 44 personas provenientes de 13 países diferentes pertenecientes a la organización Free Gaza Movement, se embarcaron en dos barcos de pesca y rompieron por primera vez en 41 años el bloqueo naval de la Franja de Gaza. Este éxito inspiró otras misiones, como la caravana Viva Palestina, pero tras la invasión israelí a la Franja de Gaza en diciembre del 2008, las misiones del FGM fueron repelidas por ataques militares de las fuerzas israelíes. En diciembre de 2009, por ejemplo, y con la colaboración israelí, las autoridades egipcias impidieron el ingreso a 1.400 participantes de la Marcha por la Libertad de Gaza (Gaza Freedom March) que pretendían entrar a través de la frontera de Rafah y quebrar el bloqueo.
Las Flotillas de la Libertad surgieron en 2009 gracias a la inmensa voluntad de cientos de activistas comprometidos con la causa palestina, y al pequeño pero valioso aporte de miles de personas que permitieron la compra de barcos y cargas de ayuda humanitaria. Ese año se formó la Coalición Internacional de la Flotilla de la Libertad cuyo principal objetivo es romper el bloqueo marítimo de la Franja de Gaza.
La I Flotilla de la Libertad se hizo a la mar en mayo de 2010, cuando cerca de 750 personas de más de 40 países emprendieron viaje a Gaza en seis buques con diez mil toneladas de ayuda humanitaria. El barco principal era un gran buque turco, el Mavi Marmara y transportaba activistas de todo el mundo incluyendo políticos, periodistas, artistas y premios Nobel. Inconcebiblemente, en la madrugada del 31 de mayo la Flotilla fue atacada por un comando israelí que dejó un saldo de nueve muertos (ocho turcos y un estadounidense) y más de setenta civiles heridos.
La II Flotilla de la Libertad se compuso de una docena de barcos y dos cargueros que tenían previsto zarpar hacia Gaza desde Grecia en junio de 2011. Uno de estos barcos era el Gernika, adquirido gracias a donaciones recolectadas en el estado español. Sin embargo las autoridades griegas prohibieron la salida de todas las embarcaciones ancladas en sus puertos, sometiéndolos a una detención administrativa y a vigilancia por parte de barcos de la armada y autoridades portuarias. Esta situación puso en evidencia el poder político del gobierno israelí, que fue capaz de trasladar su imposición de bloqueo a todos los puertos del Mediterráneo. Solo el barco francés Dignité-Al Karama pudo zarpar del puerto de Marsella pero fue interceptado nuevamente por comandos israelíes. El resto de la flotilla fue trasladada a Ashdod, en Israel, donde los activistas fueron interrogados, despojados de sus pertenencias, y algunos de ellos sufrieron torturas.
Paralelamente, cientos de activistas fueron detenidos días más tarde en los aeropuertos de sus respectivos países cuando manifestaron su intención de viajar hacia los territorios ocupados a través del aeropuerto de Tel Aviv. Estas prohibiciones de vuelo se repitieron en abril de 2012 (en otra de las iniciativas llamada Flytilla), cuando a cientos de activistas se les volvió a denegar su derecho a volar, siguiendo instrucciones y listas negras proporcionadas por el gobierno israelí a los diferentes aeropuertos.
Y así llegamos al lanzamiento de la III Flotilla de la Libertad, decidido pese al fracaso de las anteriores y a la agudización de la crisis económica mundial, gracias al impulso inicial de los países escandinavos, especialmente con la campaña sueca Ship to Gaza, que concentró multitud de iniciativas europeas como la española Rumbo a Gaza. El Estelle es un barco con una trayectoria de noventa años navegando, en las últimas décadas a África con el propósito del comercio justo. En Suecia este velero tiene una enorme carga simbólica, ya que además de su pasado por el comercio justo su nombre es el de la hija de la princesa heredera y también el de la mujer del diplomático Folke Bernadotte, asesinado por soldados israelíes en las calles de Jerusalén en 1948, cuando mediaba para lograr una solución a la guerra desatada tras la partición de la Palestina histórica.
Este año la Flotilla decidió la estrategia de promover una gran campaña mediática de información y denuncia por todos los países en los que fuera recalando. Inclusive a mediados de agosto, dos representantes de la III Flotilla estuvieron en Chile con el fin de motivar y comenzar a organizar la participación de América Latina en la próxima Flotilla. El Estelle se hizo a la mar el último 13 de abril en Umeå, Suecia, recalando en su camino en Nyköping y Visby, para arribar al puerto de Estocolmo el 9 de julio, y de allí ha navegado desde el Báltico bordeando el Mar del Norte, la península ibérica y el Mediterráneo, haciendo puerto en Donosti-San Sebastián, Bermeo, Santa Pola-Alicante, Barcelona, Córcega, La Spezia, Nápoles y de allí navega actualmente a Gaza. En cada puerto el Estelle ha sido saludado por una multitud y recibido la solidaridad de sus «pasajeros en tierra», como el músico Manu Chao en Barcelona: «Soy Manu Chao, pasajero en tierra del Estelle. Quiero desear buen viaje a la tripulación y deseo que se rompa este loco bloqueo a Palestina. Quiero enviar un mensaje a los y las palestinas de que no los olvidamos. Hay mucha gente en este barco y fuera de él que los apoya. Yo voy a viajar con ellos para ir a Gaza. Mucha suerte para el barco y su viaje. ¡Viva Palestina!». Esta semana el barco llegará al punto crítico donde ocurrieron los desenlaces de las anteriores flotillas, y espera entregar su cargamento en Gaza entre el 20 y el 23 de octubre.
Teniendo en cuenta los recientes acontecimientos en el Sinaí -detrás de los cuales indudablemente están los servicios israelíes-, y que han resultado en el cierre del cruce de Rafah y, peor aún, en el anuncio de la clausura de los túneles construidos por los palestinos para transportar desde Egipto alimentos, medicinas, materiales de construcción, combustible y todo lo que permite la sobrevivencia del millón y medio de habitantes de la Franja; así como en una evidente escalada de violencia sobre la población gazatí (con 20 personas asesinadas o heridas en los últimos meses por disparos efectuados por Israel), denunciada por el Observador Permanente de la Autoridad Palestina ante Naciones Unidas, Riyad Mansour, la iniciativa de la Flotilla para romper el bloqueo a Gaza cobra más trascendencia que nunca. Lamentablemente el gobierno de Israel se acaba de pronunciar de manera oficial hace unos días sobre su postura frente a esta nueva iniciativa civil: en un comunicado enviado al Ministerio de Asuntos Exteriores de Finlandia ha advertido que «si el barco (de bandera finlandesa) sigue su intento de romper el bloqueo marítimo de Gaza, Israel intervendrá usando la fuerza y en tal caso la vida de los pasajeros y pasajeras corre peligro». El Estelle no se ha amedrentado: no puede prolongarse por más tiempo la vulneración de los derechos humanos del pueblo palestino, y la total impunidad de un gobierno que practica la política de apartheid, colonización, limpieza étnica y bloqueo feroz con total consentimiento de la comunidad política internacional.
Pasajeros en el Estelle
El Estelle es tripulado por experimentados marinos noruegos, suecos y finlandeses, y en él viajan 17 activistas internacionales. El finlandés Mika es su capitán, y en sus bodegas el barco lleva material sanitario (medicinas, muletas, sillas de ruedas), material de fontanería para riego y varias toneladas de cemento. Pero además hay materiales educativos, juguetes, e instrumentos de música.
«El viento que empuja las velas es el de la solidaridad de miles de personas que no entienden y condenan a la comunidad internacional por su pasividad», asegura Manuel Espinar, uno de los promotores de la iniciativa.
Otros, como Ali Hamad, de origen gazatí, no necesitan explicar mucho más: «Un millón y medio de personas sin poder salir, comerciar, recibir comida, atención médica. Es una situación insostenible».
Más allá, Sahma Yarbna, una eminente figura de la defensa de los derechos del pueblo saharaui, agrega: «Los pueblos palestino y saharaui sufren de la misma opresión y abandono por parte del resto del mundo, y a la vez nos une el mismo espíritu de libertad».
Otro de los pasajeros es el israelí Elik Elhanan, de 35 años y residente en Jerusalén, cuyo abuelo materno es Matti Peled, general y primer militar de alto rango del ejército israelí que se opuso a la ocupación en 1972. El 4 de septiembre de 1997 su hermana Smadar Elhanan, de 16, murió a causa de un atentado con bombas suicidas en la Avenida Ben Yehuda de Jerusalén; su madre, Noret Pelled declaró que la responsabilidad por la muerte de su hija era del gobierno israelí y de su política de ocupación, y se integró a «We lost a child» («Hemos perdido un hijo»), una organización para padres palestinos e israelíes que han perdido un hijo en el conflicto. Hace dos años su padre, Rami, viajó a Gaza en un barco tripulado solo por judíos, incluyendo algunos sobrevivientes del Holocausto, con el objetivo de romper el bloqueo pero fue interceptado por Israel. Actualmente Elik integra la organización «Combatientes por la Paz» junto a palestinos que estuvieron en cárceles israelíes. Piensa que el bloqueo es criminal y que Europa podría presionar fácilmente a Israel para ponerle fin, debido a que concentra el 40% del comercio exterior israelí. Sin embargo hace unos meses la Unión Europea, flamante Premio Nobel de la Paz, renovó y amplió el acuerdo de comercio preferencial con Israel; según Elik, «ese acuerdo reconoce que a Europa se le otorga el perdón por el holocausto si no protesta por la ocupación y la represión hacia los palestinos por parte de Israel».
Bajo el sol implacable del Mediterráneo, el Estelle continúa navegando sin pausa en esta última etapa de su largo recorrido. Lo empujan una veintena de tenaces voluntades, y el soplo de viento de miles y miles de solidaridades esparcidas por el mundo, con la única prisa de llevar su carga humanitaria a quienes tanto la necesitan, y de multiplicar su denuncia y su reclamo de libertad para el pueblo palestino. Desde la Unión Internacional de Trabajadores-Cuarta Internacional nos solidarizamos con su esfuerzo y deseamos que su iniciativa llegue a buen puerto en los próximos días.
Fuentes:
«Rumbo a Gaza», http://www.rumboagaza.org/ y https://www.facebook.com/rumboagazaoficial
«A bordo de la Flotilla», Diego Represa, 14/09/2012, http://hemisferiozero.com
«Un velero ‘humanitario’ intentará romper el bloqueo israelí a Gaza», euronews, 07/10/2012
«Más del 90% del agua en Gaza está contaminada con graves consecuencias en la salud de los niños», 14/06/2012, http://www.savethechildren.es