Declaración del Comité Coordinador UIT-CI/CEI (English version // Versão em Português)
En Egipto se ha producido una masacre a manos de los militares y la policía de la nueva dictadura, instalada en julio. El violento desalojo de los dos campamentos de manifestantes egipcios que apoyaban al depuesto presidente islamista Mohamed Mursi dejó más de 600 muertos y miles de heridos. Estas son las primeras cifras, pero pueden ser superiores.
Esta es la jornada más sangrienta que vive el país en su historia. La salvaje represión ordenada y ejecutada por el gobierno cívico-militar tuvo lugar no sólo en la capital, El Cairo, sino también en varias ciudades del interior.
Desde del golpe del 3 de julio, los adherentes al ex presidente Mursi, convocados por la Hermandad Musulmana se movilizaron masivamente en forma permanente y terminaron instalando diversos campamentos reclamando por la libertad de Mursi y su reposición en el gobierno. El Ejército reprimió varias veces a sus movilizaciones y finalmente el miércoles 14 lanzo una salvaje represión sobre los campamentos en ciudades y diversos barrios de El Cairo. En especial en la plaza de Rabaa al Adaweya donde se ubicaba uno de sus campamentos.
Muchos de los cuerpos tenían disparos en la cabeza o el pecho, mostrando claramente el accionar de francotiradores del Ejército.»Las balas caen sobre los manifestantes de Rabaa al Adaweya desde todas direcciones», expresó el portavoz de los Hermanos Musulmanes, Mohammed el Beltagui, quien más tarde fue detenido por la policía en las inmediaciones de dicha plaza. Entre los asesinados por la represión se encuentran una periodista del Gulf News y un camarógrafo del canal Sky News.
Luego de la masacre el gobierno declaró el estado de emergencia durante un mes y anunció el toque de queda en El Cairo y en 10 provincias (Giza, Alejandría, Beni Sueif, Menya, Asiut, Sohag, Beheira, Sinaí del Norte y del Sur y Suez), en un intento de controlar la situación e impedir nuevas movilizaciones.
Los pueblos del mundo deben repudiar esta masacre
Cínicamente el gobierno de Obama «condenó» la violencia, mientras nunca repudio el golpe y sigue enviando una millonaria «ayuda» militar de 1550 millones de dólares al ejercito egipcio. Todo esto para seguir «pagando» su apoyo a la «paz» con Israel contra el pueblo palestino Por eso luego del golpe de julio, el gobierno y el ejército egipcio cerró la frontera con Gaza.
Son los pueblos árabes y del mundo los que deben salir a la calle a reclamar que pare esta masacre y que se termine esta nueva dictadura instalada en Egipto.
Los militares que realmente ejercen el poder en Egipto, encabezados por el sanguinario represor el general Abdel Fatah al Sisi, ex Ministro de Defensa del gobierno de Mursi, utilizaron en julio, la genuina rebelión popular contra el gobierno de Mursi y la Hermandad Musulmana (HM), con millones movilizados en la emblemática Plaza Tahrir, para hacerse del poder con un golpe de estado
En julio, equivocadamente el pueblo y la juventud movilizada, saludó la intervención militar y que se produjera un golpe. Incluso los militares y su nuevo gobierno recibieron el apoyo de sectores de la izquierda egipcia, que están en el Frente de Salvación Nacional, entre ellos la organización juvenil Tamarud, que impulsó la insurrección contra Mursi, y la Federación Sindical Independiente, que puso al Ministro de Trabajo. Solo el Movimiento juvenil 6 de Abril tomó distancia del gobierno militar.
Rechazamos la política de colaboración de clases de un sector de las fuerzas de izquierda que hoy participa en el Frente de Salvación Nacional, junto a los fulul (restos del antiguo régimen) y las fuerzas liberales. El aval de una mayoría de la izquierda al golpe militar -que lo legitima ante las masas- tendrá un precio muy caro. Sólo el pueblo, sus trabajadores, mujeres y la juventud revolucionaria movilizados y en el poder, pueden lograr los cambios de fondo que han estado planteados desde la revolución que se inició en 2011.
Los socialistas revolucionarios dijimos en ese momento que era un grave error avalar el golpe y abrir una confianza en los militares y en su nuevo gobierno integrado por fuerzas políticas y dirigentes políticos patronales y proimperialistas opuestos a la HM. Como el premio Nobel de la Paz Mohamed El Baradei, como que ahora renunció, después de haber avalado represiones anteriores. El verdadero poder son los militares que viene reprimiendo y deteniendo a miles de simpatizantes de la HM. Se trata de una nueva dictadura que masacra al pueblo y que pone en peligro los logros democráticos de la revolución árabe.
Basta de represión! Abajo la nueva dictadura! Libertad a los presos políticos!
Rechazamos la represión contra los Hermanos Musulmanes (HM). Los sectores populares que hoy son masacrados son imprescindibles para profundizar la revolución. Deben romper con la dirección islamista neoliberal, pero esto sólo será posible si la izquierda asume una política de independencia de clase. Además, los ataques de los militares hoy contra los partidarios de Mursi, sólo preparan la represión contra las fuerzas de la izquierda mañana.
En primer lugar, deben ser los trabajadores, la juventud y el pueblo egipcio los que salgan a la calle a parar estas masacres y reclamando el fin de la dictadura. Lo deben hacer los mismos que se movilizaron en su momento contra Mursi. Empezando por el movimiento Tamarud y la Federación Sindical Independiente, que deben romper ya con los militares y salir a la calle para reclamar que cese la represión a la HM y que se libere a todos sus dirigentes y militantes presos.
Los socialistas revolucionarios apoyamos la movilización popular contra el gobierno de Mursi y la HM, porque Mursi junto con los militares siguió reprimiendo al pueblo y gobernando para los de arriba. No damos ningún aval político a la HM porque se trata de una fuerza social y política patronal, ligada a importantes sectores empresarios egipcios. Mursi se cavó su propia tumba porque no quiso una ruptura con el viejo régimen sino una transición pactada para contener la revolución. Para este objetivo encontró el apoyo del Ejército y de los Estados Unidos.
Pero no avalaremos nunca a un gobierno militar y a su represión. Y menos que sean ellos los que juzguen a Mursi y a los dirigentes de los Hermanos Musulmanes. Será el pueblo trabajador y sus organizaciones quien lo haga. Este ha sido un gran error de sectores de la juventud y la izquierda egipcia. No hay ni militares ni golpes progresivos. Solo los trabajadores, la juventud revolucionaria y el pueblo en el poder traerán el cambio de fondo que impulsó la revolución árabe. Por eso reclamamos que se cese toda represión, que se levante el estado de emergencia, se libere al ex presidente Mursi y a todos los dirigentes y militantes de la HM, que se vayan los militares y se constituya un gobierno de las organizaciones sindicales, juveniles y populares que derribaron a Mubarak en el 2011 e imponer un plan económico de emergencia obrero y popular.
En una dinámica de revolución permanente, las masas avanzan en la experiencia de la movilización y van derrotando obstáculos, como el islamismo político, que aparecía como la principal fuerza política con capacidad para desviar la revolución de sus objetivos. Pero las necesidades de las masas y sus reivindicaciones democráticas y sociales no tienen salida sin un proyecto que avance hacia el socialismo y rompa con cualquier resto del antiguo régimen. La caída de Mursi constata que este proceso no se puede dar por etapas, consolidando primero una democracia parlamentaria burguesa y después avanzando en medidas sociales, porque toda política que no avance hacia la ruptura con el capitalismo, dará a las fuerzas reaccionarias una oportunidad para recomponerse. Y porque si la democracia no supone pan y trabajo ¿qué sentido tendrá para los millones que salieron el 30 de junio? El dilema no es islamismo o dictadura, sino dictadura o revolución.
Desde el Comité Coordinador UIT-CI/CEI llamamos a los trabajadores y a los pueblos del mundo y a todas las organizaciones que se reclaman democráticas y de izquierda a pronunciarse contra esta represión criminal y por el fin de esta nueva dictadura militar.
- Repudiemos la masacre perpetrada por los militares en Egipto!
- Basta de represión!!! Fuera el estado de Emergencia!
- Libertad a Mursi y a todos los presos políticos de la Hermandad Musulmana!
- Fuera el gobierno cívico-militar!!
- Por un gobierno de las organizaciones sindicales, juveniles y populares que derribaron a Mubarak!!!
Comité Coordinador UIT-CI-CEI
Unidad Internacional de los Trabajadores-Cuarta Internacional (UIT-CI)/ Comité de Enlace Internacional (Frente Obrero de Turquía-Lucha Internacionalista del Estado Español)
15 de agosto de 2013
Repudiation of the repressive slaughter in Egypt!
Down with the civilian-military government!
Statement by the IWU– FI / ILC Coordinating Committee
In Egypt there has been a slaughter at the hands of the military and police of the new dictatorship, installed in July. The violent eviction of the two camps of Egyptian protesters supporting the deposed Islamist President Mohamed Morsi left more than 600 dead and thousands injured. These are the first figures, but may be higher.
This is the bloodiest day in the history of the country. The savage repression ordered and executed by the military-civilian government took place not only in the capital, Cairo, but also in several towns in the interior.
Since the coup of July 3, supporters of the former president Morsi, summoned by the Muslim Brotherhood, mobilized massively permanently and ended up installing various camps claiming for freedom of Morsi and his reinstatement in the government. The army suppressed their protests several times and finally on Wednesday 14 launched a savage repression on the camps in cities and different neighbourhoods of Cairo. Especially in the Cairo’s Rabaa al-Adaweya Square where one of their camps was located.
Many of the bodies had been shot in the head or chest, clearly showing the action of Army snipers. «Bullets fall on the Rabaa al-Adaweya protesters from all directions,» said the spokesman of the Muslim Brotherhood, Mohammed el Beltagui, who was later arrested by the police in the vicinity of such square. Among those killed by the repression are a journalist from Gulf News and a Sky News cameraman.
After the slaughter, the government declared a state of emergency for a month and announced a curfew in Cairo and in 10 provinces (Giza, Alexandria, Beni Suef, Minya, Asyut, Sohag, Beheira, North Sinai and South Suez), in an attempt to control the situation and prevent further demonstrations.
The peoples of the world must condemn this slaughter
Cynically the Obama Government «condemned» the violence, while never repudiated the coup and continues to send military «aid» of US$1.55 billion to the Egyptian army. All this to keep «paying» their support for the «peace» with Israel against the Palestinian people. This is why after the July coup, the government and the Egyptian army closed the border with Gaza.
It is the Arab and the world peoples who must take to the streets to seek to stop this slaughter and put an end to this new dictatorship installed in Egypt.
The military who actually wield power in Egypt, led by the bloodthirsty repressor General Abdel Fattah el-Sisi, former Minister of Defence in the Morsi government, used in July the genuine popular uprising against the government of Morsi and the Muslim Brotherhood (MB ), with millions mobilized in the iconic Tahrir Square, to seize power in a coup.
In July, mistakenly, the mobilized people and youth welcomed the military intervention and the occurrence of a coup. Even the military and their new government received support from sectors of the Egyptian left, which are in the National Salvation Front, including the youth organization Tamarud, which prompted the uprising against Morsi, and the Federation of Independent Trade Unions, which placed the Minister of Labour. Only the April 6 Youth Movement distanced itself from the military government.
We reject the policy of class collaboration of a sector of the left forces now participating in the National Salvation Front, alongside the «fulul» (remnants of the former regime) and the liberal forces. The endorsement of a majority of the left to the military coup – that legitimized it to the masses – will have a heavy price. Only the people, the workers, women and the revolutionary youth mobilized and in power can achieve the fundamental changes that have been raised since the revolution that began in 2011.
The revolutionary socialists we said at the time that it was a serious mistake to endorse the coup and to open a trust in the military and in their new government composed of political forces and political leaders of the bosses and pro-imperialist opposed to the Muslin Brotherhood. Such as the Nobel Peace Prize Mohamed ElBaradei, now resigned, after he had supported previous repressions. The true power is a military that is suppressing and arresting thousands of supporters of MB. This is a new dictatorship that slaughters the people and threatens the democratic achievements of the Arab revolution.
No more repression! Down with the new dictatorship! Freedom to political prisoners!
We reject the repression of the Muslim Brotherhood (MB). The popular sectors that are slaughtered today are essential to deepen the revolution. They must break with the neoliberal Islamist leadership, but this will only be possible if the left assumes an independent class policy. In addition, today the military attacks against supporters of Morsi, only prepare the repression against leftist forces tomorrow.
First of all, it must be the workers, youth and the Egyptian people who take to the streets to stop these massacres and demanding an end to the dictatorship. The same ones that were mobilized at the time against Morsi must do so. Starting with the Tamarud movement and Federation of Independent Trade Unions’ which must now break with the military and take to the streets to demand an end to the repression of the MB and the release of all its leaders and members in prison.
The revolutionary socialists we supported the popular mobilization against the government of Morsi and MB, because Morsi along with the military continued to repress the people and rule for those at the top. We do not give any political endorsement to the MB because it is a social and political force of the bosses, linked to major Egyptian business sectors. Morsi dug his own grave because he did not want a break with the old regime but a negotiated transition to contain the revolution. For this purpose he found support of the Army and the United States.
But we will never endorse a military government and its repression. And even less that they be the ones to judge Morsi and the leaders of the Muslim Brotherhood. It will be the working people and their organizations who will judge him. This has been a big mistake of the youth sectors and the Egyptian left. There is neither progressive military nor coups. Only workers, the revolutionary youth and the people in power will bring the fundamental change prompted by the Arab revolution. Therefore we call for an end to all repression, the lifting of emergency, the release of former President Morsi and all the leaders and activists of the MB, for all the military to leave and for government of trade unions, the youth and popular organizations that toppled Mubarak in 2011 and to impose a workers’ and people emergency economic plan.
In a dynamic of permanent revolution, the masses advance into the experience of mobilization and will defeat obstacles like political Islamism, which appeared as the main political force capable to divert the revolution of its objectives. But the needs of the masses and social democratic demands have no way out without a project that advances towards socialism and breaks with any remnants of the old regime. The fall of Morsi confirms that this process cannot be taken in stages, first consolidating bourgeois parliamentary democracy and then advancing in social measures, because any policy that does not progress toward breaking with capitalism will give the reactionary forces a chance to regroup. And because if democracy does not mean bread and work, what sense will it have for the millions who came out on June 30? The dilemma is not Islamism or dictatorship, but dictatorship or revolution.
From the IWU– FI / ILC Coordinating Committee we call to the workers and peoples of the world and all the organizations that claim to be democratic and of the left to speak out against this criminal repression and for the end of this new military dictatorship.
Repudiate the slaughter perpetrated by the military in Egypt!
No more repression! Out with the State of Emergency!
Freedom to Morsi and all political prisoners of the Muslim Brotherhood!
Out with the civilian-military government!
For a government of the unions, youth and popular organizations that toppled Mubarak!
IWU– FI / ILC Coordinating Committee
International Workers Union – Fourth International (IWU-FI)
International Liaison Committee (ILC, Internationalist Fight Spanish state – Workers Front, Turkey).
August 15, 2013
Repudiamos a brutal repressão no Egito!!
Abaixo o governo civil-militar!!
Declaração do Comitê de Coordenação UIT-QI/CEI
Fonte: Tradução Eduardo Rodrigues
No Egito se produziu um massacre pelas mãos dos militares e da polícia da nova ditadura instalada em julho. O violento despejo dos dois acampamentos de manifestantes egípcios que apoiavam ao deposto presidente islâmico, Mohamed Mursi deixou mais de 600 mortos e milhares de feridos. Estes são os primeiros cálculos, mas pode ser maior.
Esta é a jornada mais sangrenta que o país vive em sua história. A selvagem repressão ordenada e executada pelo governo civil-militar ocorreu não só na capital, Cairo, mas também em várias cidades do interior.
Desde o golpe de Estado de 3 de julho, os partidários do ex-presidente Mursi, convocados pela Irmandade Muçulmana se mobilizaram massivamente de forma permanente e terminaram instalando vários acampamentos reivindicando a liberdade de Mursi e sua reintegração no governo. O exército reprimiu várias vezes seus protestos e, finalmente, na quarta-feira 14 lançou uma selvagem repressão sobre os acampamentos em várias cidades e em diferentes bairros do Cairo. Especialmente na praça de Rabaa al Adaweya onde ficava um dos acampamentos.
Muitos dos corpos tinham sido baleados na cabeça ou no peito, mostrando claramente a ação de atiradores de elite do Exército. «As balas caem sobre os manifestantes de Rabaa al Adaweya de todas as direções», disse o porta-voz da Irmandade Muçulmana, Mohammed el Beltagui, quem mais tarde foi detido pela polícia nas imediações da praça. Entre os assassinados pela repressão se encontram um jornalista do Gulf News e um cinegrafista do canal Sky News.
Após o massacre, o governo declarou o estado de emergência por um mês e anunciou um toque de recolher no Cairo e em 10 províncias (Gizé, Alexandria, Beni Sueif, Menya, Assiut, Sohag, Beheira, Sinai do Norte e do Sul e Suez), em uma tentativa de controlar a situação e evitar novas mobilizações.
Os povos do mundo devem repudiar este massacre
Cinicamente o governo de Obama «condenou» a violência, embora nunca tenha repudiado o golpe e siga enviando uma milionária «ajuda» militar de 1550 milhões de dólares para o exército egípcio. Tudo isso para continuar «pagando» seu apoio para a «paz» com Israel, contra o povo palestino. É por isso que logo após o golpe de julho, o governo e o exército egípcio fechou a fronteira com Gaza.
São os povos árabes e do mundo os que devem sair às ruas exigindo que pare este massacre e que se dê um fim a esta nova ditadura instalada no Egito.
São os militares que realmente exercem o poder no Egito, liderados pelo sanguinário e repressor general Abdel Fatah al Sisi, o ex-Ministro da Defesa do Governo Mursi, utilizado em Julho, na genuína rebelião popular contra o governo de Mursi e a Irmandade Muçulmana, com milhões mobilizados na emblemática Praça Tahrir, para tomar o poder com um golpe de Estado.
Em julho, equivocadamente o povo e os jovens mobilizados, saudaram a intervenção militar e a ocorrência de um golpe. Inclusive, os militares e seu novo governo receberam o apoio de setores da esquerda egípcia, que impulsionam a Frente de Salvação Nacional, entre eles a organização juvenil Tamarud, que impulsionou a revolta contra Mursi, e a Federação Sindical Independente, que colocou o Ministro do Trabalho. Somente o movimento juvenil 6 de abril tomou distância do governo militar.
Rejeitamos a política de colaboração de classes de um setor das forças de esquerda que hoje participa da Frente de Salvação Nacional, junto aos fulul (setores remanescentes do antigo regime) e as forças liberais. O apoio de uma maioria da esquerda ao golpe militar – que o legitima perante as massas – terá um preço muito alto. Somente o povo, seus trabalhadores, as mulheres e a juventude revolucionária mobilizados e no poder podem alcançar as mudanças fundamentais que têm sido levantadas desde a revolução iniciada em 2011.
Os socialistas revolucionários dissemos naquele momento que era um grave erro aprovar o golpe e abrir uma confiança nos militares e em seu novo governo integrado por forças políticas e lideranças políticas patronais e pró-imperialistas que se opunham à Irmandade Muçulmana. Como o Prêmio Nobel da Paz Mohamed ElBaradei, que agora renunciou, depois de ter apoiado repressões anteriores. O verdadeiro poder são os militares que vem reprimindo e prendendo milhares de partidários da Irmandade Muçulmana. Se trata de uma nova ditadura que massacra o povo e que ameaça as conquistas democráticas da revolução árabe.
Basta de repressão! Abaixo a nova ditadura! Liberdade para os presos políticos!
Rejeitamos a repressão contra a Irmandade Muçulmana. Os setores populares que hoje são massacrados são imprescindíveis para aprofundar a revolução. Eles devem romper com a direção islâmica neoliberal, mas isso só é possível se a esquerda assumir uma política de independência de classe. Além disso, os ataques dos militares contra partidários de Mursi, só preparam a repressão contra as forças da esquerda amanhã.
Em primeiro lugar, devem ser os trabalhadores, a juventude e o povo do Egito que tomem as ruas para acabar com estes massacres e exigindo o fim da ditadura. Os mesmos que se mobilizaram contra Mursi devem fazê-lo agora. Começando pelo movimento Tamarud e a Federação Sindical Independente, que devem romper já com os militares e ir às ruas para exigir o fim da repressão à Irmandade Muçulmana e a libertação de todos os seus dirigentes e militantes presos.
Nós, socialistas revolucionários, apoiamos a mobilização popular contra o governo de Mursi e da Irmandade Muçulmana, porque Mursi junto com os militares seguiu reprimindo o povo e governando para os de acima. Nós não demos nenhum apoio político para a Irmandade Muçulmana porque se trata de uma força social e política patronal, ligada a grandes sectores empresariais egípcios. Mursi foi cavando sua própria cova porque não quis romper com o antigo regime, mas sim uma transição pactuada para conter a revolução. Para este objetivo encontrou o apoio do Exército e dos Estados Unidos.
Mas nunca apoiaremos a um governo militar e sua repressão. E menos ainda que sejam eles os que julguem a Mursi e aos líderes da Irmandade Muçulmana. Será o povo e as suas organizações que o farão. Este tem sido um grande erro de setores da juventude e da esquerda egípcia. Não há nem militares nem golpes progressivos. Apenas os trabalhadores, a juventude revolucionária e o povo no poder trarão a mudança fundamental que impulsionou a revolução árabe. Por isso exigimos que pare toda a repressão, que se retire o estado de emergência, se liberte o ex-presidente Mursi e a todos os dirigentes e militantes da Irmandade Muçulmana, que saiam todos os militares e se constitua um governo das organizações sindicais, juvenis e populares que derrubaram Mubarak em 2011 e imponha-se um plano econômico operário e popular de emergência.
Em uma dinâmica de revolução permanente, as massas avançam na experiência da mobilização e estão derrotando obstáculos, como o islamismo político, que aparecia como a principal força política com capacidade para desviar a revolução de seus objetivos. Mas as necessidades das massas e suas reivindicações democráticas e sociais não têm saída sem um projeto que avance em direção ao socialismo e rompa com qualquer resto do antigo regime. A derrubada de Mursi comprova que este processo não pode se dar por etapas, consolidando primeiro uma democracia parlamentar burguesa e, em seguida, avançando em medidas sociais, porque toda política que não progrida em direção a ruptura com o capitalismo, dará às forças reacionárias uma chance de se reagrupar. E porque, se a democracia não significa pão e trabalho, que sentido terá para os milhões de que saíram à ruas em 30 de junho? O dilema não é islamismo ou ditadura, mas sim ditadura ou revolução.
Desde o Comitê de Coordenação UIT-CI/CEI chamamos aos trabalhadores e os povos do mundo e todas as organizações que se declaram democráticas e de esquerda a pronunciar-se contra esta repressão criminosa e pelo fim desta nova ditadura militar.
– Repudiamos o massacre perpetrado por militares no Egito!
– Basta de repressão! Fora o estado de Emergência!
– Liberdade a Mursi e a todos os presos políticos da Irmandade Muçulmana!
– Fora o governo civil-militar!
– Por um governo das organizações sindicais, juvenis e populares que derrubaram Mubarak!
Comitê de Coordenação UIT-QI/CEI
Unidade Internacional dos Trabalhadores – Quarta Internacional (UIT-QI) / Comitê de Enlace Internacional (Frente Operária da Turquia – Luta Internacionalista do Estado Espanhol)