Por Miguel Lamas, de revista Correspondencia Internacional, de la UIT-CI
Con la caída y huida del país del presidente Viktor Yanukovich ha triunfado una gran movilización revolucionaria de masas. La movilización popular, junto con la crisis política, comenzó en noviembre. La gente nunca abandonó la plaza y las calles, en pleno invierno con 20 grados bajo cero, pese a sangrientos ataques represivos que causaron centenares de muertos y heridos. Ahora se abre otro momento político. Rusia interviene militarmente en Crimea.
Las movilizaciones comenzaron repudiando la decisión del gobierno de Yanukovich de anular el acuerdo de asociación con la Unión Europea (UE) y pactando con Rusia otro acuerdo económico. La oposición patronal al gobierno de Yanukovik, encabezada por la ex primer ministra pro europea Julia Timoshenko (que estaba presa), exigió la entrada a la UE. Sectores populares apoyaron porque tienen ilusiones de que esto podría mejorar la catastrófica situación económica y también esperan facilidades para migrar a Europa.
Triunfó una revolución
La movilización superó rápidamente las consignas iniciales y desbordó a sus dirigentes neoliberales pro Unión Europea, para levantar reivindicaciones democráticas y económicas: trabajo y salarios dignos, salud, educación, contra los oligarcas y finalmente que se vaya Yanukovich.
Triunfa una revolución emparentada con los levantamientos revolucionarios del Norte de África y Medio Oriente que hicieron inmensas revoluciones para echar a sus gobiernos opresores. En Ucrania también triunfa una revolución democrática que logra la caída del reaccionario y pro ruso Yanukovich.
Es importante, como parte de la gran movilización, la participación activa organizada de sectores obreros, como La Confederación de Sindicatos Libres de Ucrania (KSPU), encabezada por el poderoso Sindicato Independiente de Mineros, el NPGOU (el sindicato que encabezó las grandes huelgas mineras de 1989-1990). Desde las ciudades mineras, fueron llegado autobuses con miles de mineros al Maidán.
Si por ahora no va más allá, es porque no hay una dirección socialista revolucionaria. Pero ha sido tan poderosa la fuerza de la movilización que la gente desbordó a su dirigencia burguesa pro UE. El 21 de febrero el presidente Yanukovic y la oposición, bajo el patrocinio de la UE con la presencia de los ministros de relaciones exteriores alemán, francés y polaco, firmaron un acuerdo para que siguiera Yanukovich y se llamaron a elecciones en diciembre. El pacto fue aplaudido por Estados Unidos y Rusia. Los dirigentes de la oposición fueron a anunciarlo a la plaza. Pero 200.000 personas le gritaron «¡traidores! ¡traidores!». Al día siguiente la policía desapareció de las calles de Kiev y Yanukovich huyó. Cien policías pidieron perdón de rodillas a los manifestantes en Plaza Maidán. El Parlamento destituyó por «unanimidad» a Yanukovich (una cuarta parte de los diputados ya habían huído) y designó a un nuevo gobierno, un día después de que la lista de ministros fuera sometida al veredicto de los manifestantes en la Plaza Maidán (que incluso rechazaron algunos nombres).
El nuevo gobierno y la postura de los socialistas revolucionarios
Como hicieron con la revolución árabe o siria, muchos «izquierdistas» y en especial los castro-chavistas dicen que en Ucrania todo es un complot del imperialismo europeo y yanqui, y defendieron al régimen de Yanukovich.
Se apoyan en el hecho cierto de que la dirección del movimiento están sectores burgueses que ya gobernaron, como el partido de la Timoshenko y hasta sectores nacionalistas pro fascistas. Pero centenares de miles salieron a la calle porque odiaban al gobierno anterior, como odian a Putin y su apoyo a los planes de ajuste. Salieron a repudiar los bajos salarios, la desocupación y los manejos antidemocráticos de Yanukovich. Lamentablemente la derecha opositora logró estar a la cabeza por la extrema debilidad de la izquierda revolucionaria. Pero como lo hicimos en la revolución árabe, apoyamos la movilización revolucionaria de las masas, sin dejar de denunciar a los dirigentes pro capitalistas que la encabezan y sin dejar de decir que no es salida ni pactar con Rusia ni con la Unión Europea.
El neoliberal pro europeo Arseni Yatseniuk, del partido de Timoshenko, es el flamante primer ministro y miembros del partido fascista Svóboda forman parte del gobierno. Se convocó a elecciones generales para el 25 de mayo y fue disuelta la policía antidisturbios. No se puede esperar ninguna solución para el pueblo de este nuevo gobierno ni del que surgirá de las elecciones, que encabezarán los partidos de la oligarquía pro europea. Ya anunciaron que están negociando los planes de ajuste con el FMI.
¡Fuera la intervención militar rusa! ¡Seguir la lucha por un programa obrero y popular!
En Ucrania se ha abierto un proceso revolucionario. La crisis seguirá abierta, los problemas sociales sin solución a la vista, y las propias conquistas democráticas y libertades públicas correrán riesgo si la revolución no avanza a quebrar el poder de la oligarquía capitalista. Por eso es urgente la unidad de las organizaciones de izquierda y de los trabajadores, para levantar una alternativa obrera y popular en la perspectiva de continuar la lucha por un gobierno de los trabajadores y el pueblo, que imponga soluciones de fondo.
Mientras tanto, es fundamental llamar a votar en las plazas de la rebelión un programa capaz de sacar a Ucrania de la crisis. Por otro lado, Rusia ha intervenido militarmente en la provincia autónoma de Crimea, con el fin de meter una cuña para buscar revertir el triunfo de las masas. Obama y la ONU solo harán declaraciones buscando no molestar a su aliado Putin. Es el pueblo ucraniano organizado el que echará a las tropas rusas.
La agrupación Oposición de Izquierda difundió un manifiesto en la Plaza Maidán en el que llama a luchar «por el no pago de la deuda y ruptura con el FMI, nacionalizar la metalurgia, la minería, las industrias químicas, energía, transporte y comunicaciones que, controladas por los trabajadores, deben de contribuir al bien común». También a que los millonarios paguen impuestos y no puedan ocupar cargos públicos; educación y salud públicas gratuitas, disolución de las fuerzas represivas y a luchar por «autoridades electas por comités regionales representativos que puedan ser cesadas si no cumplen su cometido». Junto con esto, es urgente la necesidad de luchar por la estabilidad laboral y aumentos salariales. Los socialistas revolucionarios y los trabajadores del mundo debemos apoyar la lucha de los trabajadores y el pueblo ucraniano, pero sin ningún apoyo al gobierno neoliberal de Kiev.