Por THE ASSOCIATED PRESS
EL CAIRO — Un tribunal egipcio condenó el lunes a tres periodistas del servicio en inglés de Al-Jazeera, imponiéndoles una pena de siete años de prisión a cada uno por cargos relacionados con el terrorismo, en un caso que ha provocado la indignación de grupos defensores de los derechos civiles.
Las sentencias afectan al corresponsal australiano Peter Greste, el canadiense-egipcio Mohamed Fahmy, que era jefe en funciones de la oficina de El Cairo, y el productor egipcio Baher Mohamed, que también recibió otros tres años de pena de prisión por otros cargos.
«Juro que pagarán por esto», exclamó enfadado Fahmy desde la celda de los acusados, después de que se anunciaran las condenas. Greste alzó el puño.
«Acaban de arruinar a una familia», dijo el hermano de Fahmy, Adel, que asistió a la sesión, señalando que apelarán el veredicto pero tiene poca fe en el sistema. «Todo está corrupto», dijo.
El juez también impuso penas de 10 años de cárcel a dos periodistas británicos y otro holandés que no estaban en Egipto y fueron juzgados en rebeldía. Dos acusados entre los 14 del caso fueron absueltos, entre ellos el hijo de Mohamed el Beltagy, un alto cargo de la Hermandad Musulmana.
Greste, Fahmy y Mohamed fueron detenidos en diciembre en una redada en la habitación de hotel de El Cairo que utilizaban de oficina, dentro de una operación contra partidarios islamistas del derrocado presidente Mohammed Morsi.
Los reporteros fueron acusados de apoyar a la Hermandad Musulmana, a la que pertenecía Morsi y que las autoridades han declarado organización terrorista. También fueron acusados de trucar imagines para socavar la seguridad nacional egipcia y hacer que pareciera que el país se enfrentaba a una guerra civil. La fiscalía ha presentado escasas pruebas para sostener los cargos en su contra.
Los tres reporteros y sus defensores han dicho que sólo estaban haciendo su trabajo como periodistas, cubriendo la oleada de protestas liderada por la Hermandad contra el gobierno de respaldo militar que se instaló en el poder después de que Morsi fuera derrocado por el entonces jefe del ejército, Abdul Fatá el Sisi, actual presidente del país. Cientos de personas han muerto y miles han ido a prisión en la represión policial de las protestas.
El embajador británico James Watt, que también asistió al juicio, dijo estar «muy decepcionado» por el veredicto. «La libertad de expresión es fundamental en cualquier democracia», señaló.
Los demás acusados eran en su mayoría estudiantes, arrestados por separado y a los que se acusaba de entregar material audiovisual a los periodistas de Al-Jazeera, entre otros cargos, incluyendo la pertenencia a la Hermandad Musulmana.