Del editorial de Lucha Internacionalista 136 (estado Español)
El 25 de enero el pueblo trabajador dijo basta a la mal llamada política de austeridad, con el voto mayoritario a Syriza. La constitución del Gobierno con la entrada de la derechista Griegos Independientes y la propuesta como Presidente de la República de un dirigente de la derrotada Nueva Democracia ya sorprendieron. Pero inmediatamente se iniciaron las reuniones con los representantes de la troika. Para presionar las negociaciones, y sin que el Gobierno tomara medidas, se inició una fuga de capitales de 100.000 millones de euros semanales acelerada los últimos días antes del acuerdo a 150.000 diarios.
El 20 de febrero llegaban a un primer acuerdo. Tal y como afirma Stathis Kouvelakis, economista y miembro del Comité Central de Syriza: «el acuerdo del Eurogrupo al que se ha visto arrastrado el Gobierno griego el viernes equivale a un repliegue precipitado. Se prorroga el régimen del Memorándum (las condiciones de austeridad y aceptación de los demás dictados de la troika por el anterior Gobierno. NdR), se reconoce el acuerdo de préstamo y la totalidad de la deuda, se mantiene la «supervisión», es decir, el control de la troika, aunque con otro nombre, y ahora quedan pocas posibilidades de que Syriza pueda aplicar su programa. Un fracaso tan estrepitoso no es ni puede ser una casualidad o el resultado de una maniobra táctica mal concebida. Representa la derrota de una línea política concreta que subyace al planteamiento actual del Gobierno.»
Syriza explicó que era posible acabar con el Memorándum y la miseria sin cuestionar el marco de la UE, con una negociación de la que saldría un acuerdo que podía beneficiar a todos, a los prestamistas y a los deudores. Y eso es lo que se ha demostrado imposible en poco menos de cuatro semanas. No hubo ni el apoyo esperado de los Renzi y Holande, simplemente porque también ellos prometieron políticas de crecimiento y han acabado aplicando duros recortes. Es decir, el capitalismo no deja espacio para políticas de reparto de migajas que es lo que ha venido haciendo tradicionalmente la socialdemocracia y lo que está en la base de su hundimiento actual. Cuando insistimos en la necesidad de una política de ruptura no es por una voluntad de radicalismo sino porque es el único camino de salir de la debacle a la que nos lleva el capital.
Reunido el Comité Central de Syriza para ratificar el acuerdo, la Plataforma de Izquierda, el principal grupo opositor liderado por el Ministro Panayotis Lafazanis, obtuvo 68 votos de los 199 miembros, 41% del total, para rechazar el acuerdo. Nunca la política de un gobierno estuvo cuestionada por un 41% de su Comité Central a un mes escaso de ganadas unas elecciones.
Se abre un periodo de 4 meses decisivos para determinar el rumbo del Gobierno de Syriza, puesto que tras esos meses fijados en el acuerdo vienen los pagos determinantes de este año. Esto es, o estamos ante un nuevo rescate o ante la decisión del Gobierno de romper con el memorándum. Los trabajadores y las trabajadoras griegas lucharon como nadie contra los planes de ajuste con 30 huelgas generales, ¿van a exigir respeto al mandato popular de romper con el Memorándum y la troika para empezar a sacar a Grecia de la miseria? Este va a ser el elemento decisivo. Y también el del resto de trabajadores europeos que han puesto en Grecia la esperanza para derrotar al capitalismo que les impone duramente los costes de la crisis. Pero esas expectativas tienen que traducirse en movilización y exigencia a sindicatos y partidos de izquierda: «todos con los y las trabajadoras griegas, basta de planes de austeridad, no a la deuda». El resultado de esa batalla es decisivo para la reorganización en curso de la izquierda.