Declaración de Mujeres de Izquierda Socialista, sección de la UIT-CI
Ni una menos: un grito que cruza fronteras por la vida y la libertad de las mujeres
Lucía Pérez. 16 años. Mar del Plata, Argentina. Empalamiento.
La mataron, al menos, dos hombres. Algunas noticias no tienen más que agregar para provocar la indignación solidaria de quien lee. Esto sucedió hace pocos días en un país que vive un femicidio cada 26hs y cuyo movimiento de mujeres viene protagonizando enormes movilizaciones desde hace más de dos años bajo la consigna «Ni una menos» y, agregada posteriormente por influencia mexicana: «Vivas nos queremos».
A Lucía la mataron mientras más de cien mil mujeres marchábamos en la ciudad de Rosario y éramos reprimidas por la policía local en el marco del XXXI Encuentro Nacional de Mujeres. En la semana posterior hubo 7 femicidios, batiendo todos los récords de esta terrible estadística. Indignadas por esta situación, mujeres de más de 50 organizaciones se reunieron para convocar lo que se está difundiendo con la consigna «Nosotras paramos» y que será una jornada de lucha contra los femicidios y todas las formas de la violencia machista. Algunos sindicatos harán un cese de actividades de 1 hora, en otros sitios se harán cortes de calle, ruidazos y todo tipo de manifestaciones. Durante la tarde, miles de mujeres marcharemos hacia la Casa Rosada en Buenos Aires para denunciar que el presidente Macri y la cúpula de la Iglesia Católica, con el Papa Bergoglio a la cabeza, son responsables de la situación de las mujeres. Lo mismo sucederá en decenas de ciudades de todo el país. Los reclamos centrales serán el rechazo al insuficiente plan contra la violencia de género que anunció el gobierno recién para el año que viene y por la promulgación de la Ley de Emergencia en Violencia de Género para destinar partidas presupuestarias que permitan brindar asistencia legal y psicológica a las mujeres maltratadas, la construcción de refugios para que puedan protegerse provisoriamente y un plan de viviendas y trabajo genuino para que puedan reconstruir su vida lejos del violento. También se pedirá justicia y castigo a los femicidas y violadores y el fin de la impunidad que otorga la justicia patriarcal que revictimiza a las mujeres. Y, con mucha fuerza, se exigirá la ley de aborto seguro y gratuito entre muchas otras reivindicaciones.
A pocas semanas de la huelga de mujeres polacas que logró revertir la prohibición del aborto en ese país, el efecto contagio llegó a América Latina. Muchas de las mujeres marcharán vestidas de negro con la única excepción del pañuelo verde de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito que cosecha la adhesión masiva de las concurrentes y activistas.
La violencia machista es mundial, nuestra lucha también
Los truculentos casos de violencia cometidos contra las mujeres de los países árabes como las lapidaciones, mutilaciones y violaciones legales, entre otros, son mundialmente conocidos y repudiados. Y, en ocasiones, utilizados por los gobiernos imperialistas para fomentar el odio racial. Pero «Occidente» no se queda atrás. La trata de mujeres y niñas constituye el tercer negocio ilegal más grande del mundo y las fronteras latinoamericanas, asiáticas y de Europa del este son coladores por los que pasan los proxenetas con las chicas secuestradas bajo el amparo de gobiernos y fuerzas policiales. Mayoritariamente, las llevan a Estados Unidos y Europa, que son las regiones que comandan el negocio. Además, países como el Estado Español registra una de las tasas más altas de femicidio en el mundo y, en Reino Unido, un estudio de la ONU (2015) que señala que al menos el 75 por ciento de las mujeres sufrió o sufrirá violencia por parte de sus parejas a lo largo de la vida, mientras que la media mundial es del 50 por ciento. En América Latina la situación también es muy grave. En Brasil, por ejemplo, hay una violación cada 11 minutos. En Guatemala, un femicidio cada 4 horas. La existencia de algunas presidentas mujeres, como Cristina o Dilma, pese al doble discurso, no trajo ninguna solución a los problemas que vivimos millones de mujeres trabajadoras y pobres. Lo mismo sucede en países como Venezuela, Bolivia o Ecuador, donde presidentes pretendidamente progresistas, mantienen en la más brutal opresión, discriminación y violencia a las mujeres y personas de la diversidad sexual.
La violencia contra las mujeres es un fenómeno mundial, consecuencia del sistema patriarcal y capitalista que sobreexplota a las mujeres trabajadoras. Las violaciones, golpizas y asesinatos que cobran masividad en todos los países, son parte de una política de disciplinamiento constante y cada hecho pareciera una advertencia para el conjunto de las mujeres: «No salgas con la pollera corta», «No hables con desconocidos», «No contradigas a tu esposo», «No camines sola por la calle» porque «podés terminar así».
La degradación social, por su parte, es caldo de cultivo de situaciones que precarizan doblemente la vida de las mujeres, quienes, durante la crisis capitalista, somos arrastradas más rápidamente a la pobreza, los peores empleos, y la marginalidad.
Estas situaciones que están cobrando relevancia entre las luchas de las y los trabajadores no son nuevas. Lo nuevo, precisamente, es la creciente movilización de las mujeres que existe en varios rincones del mundo y que son la razón por la cual estos hechos comienzan a visibilizarse. En Argentina, México y Perú, hubo jornadas históricas contra los femicidios cuyas postales recorrieron los diarios internacionales y contagiaron la solidaridad en todos los países.
El 19 de octubre de 2016 contra la violencia femicida, se prepara en la Argentina, pero también solidariamente en México, Chile, Perú, Guatemala, Paraguay, Uruguay, Bolivia y ciudades europeas como París y Barcelona. Un reclamo profundo, desde lo más hondo de las voces de las trabajadoras se empieza a hacer oír y, así como el patriarcado capitalista, atraviesa las fronteras, los colores, los idiomas.
Las mujeres de Izquierda Socialista, de la Unidad Internacional de las y los Trabajadores (Cuarta Internacional), luchamos como socialistas revolucionarias contra la explotación capitalista y como feministas contra la opresión patriarcal en todo el mundo, sabiendo que ambas son luchas entrecruzadas y que nuestra emancipación la podremos construir solamente sobre nuevas bases sociales en las que se socialicen los medios de producción y de reproducción de la vida.
En todo el mundo gritamos bien fuerte:
¡Basta de matar mujeres! ¡Ni una menos! ¡Vivas nos queremos!
Contra toda forma de opresión y explotación seguiremos hasta que todas seamos libres.
Mujeres de Izquierda Socialista, sección de la UIT-CI
19 de octubre de 2016