Se requiere una candidatura para impulsar las reivindicaciones de la clase trabajadora y los pueblos originarios
El Quinto Congreso Nacional Indígena emitió un comunicado en el que se da a conocer: nos declaramos en asamblea permanente y consultaremos en cada una de nuestras geografías, territorios y rumbos el acuerdo de este Quinto CNI para nombrar un concejo indígena de gobierno cuya palabra sea materializada por una mujer indígena, delegada del CNI como candidata independiente que contienda a nombre del Congreso Nacional Indígena y el Ejército Zapatista de Liberación Nacional en el proceso electoral del año 2018 para la presidencia de este país.
La consulta está en curso y podría ser elegida una mujer indígena como candidata presidencial, lo cual ha generado una enorme sacudida del escenario político nacional y fuertes expectativas a nivel internacional.
Quienes militamos en el Movimiento al Socialismo (antes POS-MAS) consideramos que la postulación de una delegada del concejo indígena de gobierno nombrado por las comunidades del CNI, lo consideramos un paso positivo, ya que podría representar una importante oportunidad, no sólo para las comunidades indígenas del país, sino para la clase trabajadora en su conjunto y los sectores populares, para visibilizar sus luchas, para cohesionar los procesos de resistencia que protagonizan, para discutir una verdadera alternativa de país, que represente y se construya con base en los intereses de la clase trabajadora y el pueblo pobre y oprimido.
Sin duda, se trata de un hecho de gran trascendencia, que ya ha desatado un intenso debate, ha llamado la atención de medios de comunicación nacionales e internacionales, así como de activistas de muchas latitudes que ven con respeto al EZLN y el movimiento indígena mexicano o consideran que lo que suceda en la lucha de clases en México tiene trascendencia a nivel internacional, en particular en América latina.
En el comunicado conclusivo del V Congreso Nacional Indígena, llevado a cabo en Chiapas, en la segunda semana del mes de octubre del año en curso, se hace un recuento de 27 puntos en el que se describe la problemática que atraviesan los pueblos originarios representados en esa reunión. De ahí se concluye: reiteramos que el cuidado de la vida y de la dignidad, es decir la resistencia y la rebeldía desde abajo y a la izquierda, es nuestra obligación a la que sólo podemos responder de forma colectiva.
Estamos de acuerdo, pero concebimos que el cuidado de la vida y la dignidad es también tarea urgente de la clase trabajadora, de otros sectores del pueblo pobre y oprimido. Se destruye la perspectiva de vida de millones de mujeres y hombres que cobran salarios de miseria, a quienes se arrebatan los derechos y prestaciones más elementales. Se arrebata la vida de miles de mujeres por el hecho de serlo, la gran mayoría proviene de la clase trabajadora, se les violenta y asesina por ser mujeres y ser pobres, por ser trabajadoras. Pasa lo mismo con quienes deciden tener una preferencia diferente, el odio y la intolerancia les quita la vida y los derechos. Millones en las grandes ciudades y en el campo carecen de atención médica, no tienen una vivienda digna, pagan crecientes tarifas por los servicios que utilizan. Los agravios son muchos y victimizan a millones, a la mayoría de las mexicanas y mexicanos. Esta situación se agrava con la imposición de las contrarreformas por parte del gobierno peñista en alianza con todos los partidos firmantes del Pacto por México, que arrebatan los derechos y conquistas sociales, despojando al país de su patrimonio.
El comunicado advierte: llamaremos a los pueblos originarios y a la sociedad civil a organizarnos para detener esta destrucción, fortalecernos en nuestras resistencias y rebeldías, es decir en la defensa de la vida de cada persona, cada familia, colectivo, comunidad o barrio. De construir la paz y la justicia rehilándonos desde abajo, desde donde somos lo que somos.
Estamos de acuerdo, pero consideramos que para lograr este objetivo es necesario abrir un espacio democrático, incluyente, en el que se expresen las viejas y nuevas problemáticas; un espacio en el que confluyan las resistencias y rebeldías, desde el que se construyan las alternativas, que de conjunto conformen un proyecto de país de l@s de abajo, de l@s trabajador@s, l@s indígenas, del pueblo pobre.
Proponemos que el CNI y el EZLN convoquen a los activistas sindicales, a las organizaciones de mujeres, a las estudiantiles, a las populares, a las organizaciones de izquierda, a realizar una Convención Nacional para conformar una Plataforma de la Clase Trabajadora y los Pueblos Originarios y la Juventud, que discuta ese proyecto de país, que construya una gran campaña en todo México, para impulsar la candidatura de la delegada del Concejo de Gobierno Indígena a la presidencia, así como otras candidaturas locales, impulsadas también por el activismo sindical, las mujeres, el movimiento estudiantil, y por las organizaciones de izquierda.
Por supuesto, la reacción de Andrés Manuel López Obrador y sus seguidores ha sido furibunda. Con descalificaciones racistas y autoritarias, se ha condenado la iniciativa porque se dice que restará votos al candidato de MORENA, quien se ha presentado como el único de izquierda y representante de los intereses populares. Es una burda farsa.
López Obrador ni es de izquierda ni representa una verdadera alternativa para l@s trabajador@s y el pueblo. Eso lo demuestran fehacientemente, sus recientes declaraciones en defensa de Peña Nieto y de la institucionalidad que lo sostiene, a la que ahora cuida para gobernar con estabilidad a partir de 2018, cuando supone que ganará la elección presidencial.
En 2006 participamos de La otra Campaña, impulsada por el EZLN, y en su preparación sostuvimos una reunión con el subcomandante Marcos, en la que expresamos nuestro acuerdo con la iniciativa, pero también nuestra convicción de mantener una actitud crítica frente a aquellos aspectos de la política del zapatismo que no compartiéramos, como habíamos hecho años atrás, frente a distintas posiciones sostenidas por la comandancia zapatista, como su apoyo a la candidatura perredista de Cuauhtémoc Cárdenas en el 94 o la reducción de su programa a la defensa de las reivindicaciones indígenas, en el marco de la Marcha del Color de la Tierra, realizada en 2001.
Hoy saludamos la iniciativa del CNI y el EZLN de postular una candidatura indígena, femenina y anticapitalista, en el proceso electoral de 2018. Pero mantenemos nuestra misma conducta crítica.
Comprendemos el escepticismo de activistas, muchos de ellos jóvenes, que sin conocer la trayectoria de lucha de las comunidades indígenas del país, en especial de Chiapas, y del propio EZLN, dudan de una iniciativa política como esta. Luego de años en que prevaleció el silencio ante numerosos movimientos y procesos de resistencia que no merecieron el pronunciamiento o la acción solidaria de los zapatistas, como sí ocurrió más recientemente ante la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa y la lucha de sus madres y padres por encontrarlos y conseguir castigo para los responsables de esos hechos atroces o como sucedió con la lucha del magisterio oaxaqueño, brutalmente agredido en Nochixtlán, Oaxaca, o el chiapaneco, que pudo ser generosa y justamente atendido por la solidaridad de los indígenas agrupados en el EZ.
Las fuerzas militantes del Movimiento al Socialismo (antes POS-MAS) están comprometidas con la construcción del poder de la clase trabajadora y el pueblo pobre y oprimido, de los pueblos originarios que, sin duda, padecen las peores vejaciones, la peor explotación. Son tod@s ell@s quienes deben gobernar este país.
Hoy, cuando la absoluta mayoría de l@s mexicanos repudian al gobierno de Peña Nieto, su incapacidad para detener la violencia y la inseguridad, su tesón por favorecer a los capitalistas y las grandes oligarquías transnacionales, su cínica y escandalosa corrupción e impunidad, cuando el conjunto de los políticos –al servicio de los burgueses y los criminales– se empeña en defender al presidente y la institucionalidad que lo sostiene.
Cada mes, cada día que pasa siguen muriendo mujeres y hombres, siguen empobreciéndose familias mexicanas, siguen enriqueciéndose capitalistas explotadores y políticos corruptos, siempre cubiertos por ese manto de impunidad que todos defienden, incluyendo a los dirigentes del PRD y MORENA.
Más allá de que en las próximas elecciones presidenciales los pueblos originarios y el pueblo trabajador tengan una alternativa para votar, hoy es urgente salir a las calles y construir la organización que impida que este régimen criminal continúe un día más.
Llamamos al CNI y al EZLN a convocar conjuntamente con las centrales sindicales independientes, el sindicato minero y la CNTE a una Asamblea Nacional de la Clase Trabajadora y los Pueblos Originarios para discutir un plan de acción para tomar las calles y preparar una paralización del país que logre poner fin a este gobierno asesino.
Comité Ejecutivo del Movimiento al Socialismo (antes POS-MAS), sección mexicana de la UIT-CI
26 de octubre de 2016